La mayoría de los pastores en Estados Unidos admiten que cada vez es “más difícil” encontrar relevo. Es la conclusión que publica el Grupo Barna a partir de los últimos datos recabados (2022) en sus encuestas sobre el estado de la pastoral en el país.

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En concreto, un 75% de los pastores de iglesias protestantes estadounidenses consideran que cada vez hay más dificultades para dar con la persona que les sustituya. En 2015, la cifra era del 69%. Por el contrario, la cantidad de los que ven menos dificultades o prácticamente ninguna ha pasado del 31% al 19%.

A este dato se añade un cierto grado de preocupación por “la calidad de los futuros líderes cristianos”. El 27% de los pastores actuales se muestran preocupados por ello, a los que se suman un 44% que también lo observa como un problema en cierta manera. Es decir, un 73% en total. Solo el 27% de los líderes de iglesias no sienten que el de la sucesión sea un tema por el que preocuparse cuando observan a quienes ahora se están preparando para ello. 

¿Una prioridad para las iglesias?

La cifras se acompañan de lo que podría interpretarse como una pérdida de la visión por parte de las iglesias, según los datos de Barna. Mientras que en 2015, el 69% de los pastores aseguraban que sus iglesias “dan prioridad a la formación y el desarrollo de la próxima generación de líderes”, en 2022 solo lo hacía el 45%. 

Es más, según los últimos datos recabados, el 54% de los pastores en Estados Unidos no ven que la formación del liderazgo del futuro sea una prioridad para sus comunidades.

“La evidencia de una buena comunicación, especialmente entre los líderes de una iglesia y la congregación, es el factor más importante en una transición de liderazgo sin problemas”, recuerda David Kinnaman, presidente de Barna. “Vemos una y otra vez que las mejores emociones, decisiones y resultados de una transición de liderazgo están asociados con las iglesias que se comunican bien durante todo el proceso”, agrega Kinnaman.

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Según los datos de Barna, el 38% de los pastores entrevistados priorizan en su trabajo desarrollar una línea de liderazgo junto a sus congregaciones, mientras que el 14% lo delega en otros líderes y responsables de la iglesia. Sin embargo, el 40% admite que piensa en ello pero no le puede dedicar tiempo porque tiene “otras preocupaciones ministeriales”, y un 7% no lo considera ni siquiera una prioridad.