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Las iglesias que se reúnen en casas en Irán ya no son ilegales. Esto es lo que se entiende de una sentencia del Tribunal Supremo emitida el pasado mes de noviembre sobre el caso de nueve conversos de una iglesia no trinitaria que todavía permanecen en prisión. 

Según la institución judicial, “predicar simplemente el cristianismo […] a través de reuniones familiares [las iglesias domésticas] no es una manifestación de reunión ni una colusión para perturbar la seguridad del país, ya sea interna o externamente”. Y añade que la “formación de esas sociedades y grupos, no es [una infracción de] los artículos 498 y 499 del Código Penal Islámico ni de otras leyes criminales”. Por todo ello, el Tribunal Supremo de Irán considera que “la promoción del cristianismo y la formación de iglesias en casas no se criminaliza en la ley”.

El fallo de la institución judicial ha sido bien acogido por agentes sociales que trabajan en defensa de la libertad religiosa en Irán, como la organización británica Article 18. “El argumento principal del juez es lo que hemos estado diciendo durante años”, ha explicado uno de los responsables de la entidad, Mansour Borji. “Pero nos ha asombrado escucharlo a tan alto nivel”, ha remarcado.

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Una decisión histórica para un caso delicado

La decisión del Tribunal Supremo, ya histórica de por sí, cobra todavía más relevancia por el caso en el que se ha dado. Hace dos años, nueve conversos pertenecientes a la Iglesia No Trinitaria de Irán en la ciudad de Rasht, cerca del Mar Caspio, fueron detenidas y condenadas a 5 años de prisión. 

La organización Article 18 puso en marcha una campaña para dar a conocer el caso a nivel internacional y reclamar una normalización del hecho religioso diverso en el país pérsico. El caso ganó fuerza en el ámbito global y diferentes entidades y plataformas se manifestaron sobre ello, como Middle East Concern, que subrayó que el caso “no tiene precedentes”, aunque también apuntaba a que era necesario esperar a la reacción de los tribunales. 

Aunque los nueve acusados permanecen en prisión la el fallo de noviembre ha supuesto un giro que puede sentar un precedente para otros casos porque, según Middle East Concern, el tribunal ha considerado que, si bien la apostasía es un crimen contra la ley sharía, no lo es contras las leyes de Irán, estableciendo una diferenciación entre el código legal religioso y el estatal.

“El fiscal simplemente no estaba convencido con los cargos inventados por los agentes de inteligencia sin la más mínima evidencia”, dijo. “Pero su razonamiento es muy importante”, ha manifestado Borji.

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Una segundo caso relevante

Además del caso de los nueve miembros de la Iglesia No Trinitaria de Irán, un fiscal del tribunal revolucionario de la ciudad de Dezful también ha rechazado presentar cargos contra ocho iraníes conversos al cristianismo. 

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Cuatro de ellos habían sido arrestados en abril de este año, y más tarde se agregaron otras cuatro personas al expediente del caso. Ahora, y coincidiendo en poco espacio de tiempo con el pronunciamiento del Tribunal Supremo, parece que tampoco podrán ser condenados por apostasía.

Según la organización Article 18, en Irán hay cerca de 20 cristianos encarcelados porque su fe se ha considerado como una amenaza para la seguridad nacional. Desde 2012, más de 100 creyentes han afrontado cargos y acusaciones de este tipo. Según la entidad de Puertas Abiertas, que se dedica a monitorear los casos de persecución contra cristianos en el mundo, Irán es el octavo país más hostil con su minoría cristiana. 

Hasta ahora se hablaba de una población cristiana iraní que rondaba las 800.000 personas, aunque una encuesta de un grupo de investigación secular de Países Bajos publicada en septiembre de 2020 reveló que podrían ser más de un millón.