Israel volverá a las urnas por tercera vez en menos de un año

De poco ha servido hasta ahora la insistencia de Avigdor Lieberman, el líder de Israel Beitenu, para formar un gobierno de unidad nacional en el país. La formación política de talante laico y derechista parecía insignificante en la composición del Knéset, el parlamento israelí, con tan solo ocho diputados. Pero tenía en sus manos la posibilidad de apoyar a uno de los dos bloques claramente diferenciados en la cámara, el que formarían el Likud, del primer ministro Benjamin Netanyahu, con las formaciones ortodoxas, frente a la coalición de centroizquierda Azul y Blanco, apoyada por los laboristas y la lista conjunta de partidos árabes. 

La apuesta de Lieberman, a quien Netanyahu calificó de “humillador nacional” en junio, sin embargo, era un pacto de unidad nacional entre el Likud y Azul y Blanco, los dos partidos con más escaños. El líder de la coalición opositora, Benny Gantz, se mostró abierto a la idea pero le exigió a Netanyahu que renunciase a la inmunidad parlamentaria y que acatase ser el segundo en un posible escenario de rotación por turno como jefe de gobierno. “Como prometió antes de las elecciones, anuncie que no se esconderá de la inmunidad parlamentaria e irá a defender su inocencia ante el tribunal. Tiene pleno derecho a protegerse pero no debe hacer de la Knéset un refugio. Tiene que hacer esto para que podamos encontrar una solución y formar gobierno”, pedía Gantz. 

Debilitado por la imputación por parte de la fiscalía israelí por cargos de soborno y fraude, Netanyahu no ha accedido a las peticiones de Gantz y ha descartado la formación del gobierno de coalición, lo que se ha acabado traduciendo en la tercera convocatoria de elecciones. “Estamos siendo testigos de un intento de golpe de Estado contra un primer ministro basado en una investigación parcial y contaminada. Seguiré liderando al país con responsabilidad, devoción y preocupación por la seguridad”, ha remarcado el primer ministro en funciones.

UNA SITUACIÓN DE ESTANCAMIENTO

Desde Jerusalén, el profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Hebrea de Jerusalén, Arie Kacowicz, explica a Protestante Digital la escasa previsión de cambios en una situación que, según considera, está muy ligada a los personalismos del liderazgo. “No se ha llegado a un acuerdo de un gobierno de unidad nacional porque Netanyahu ha perdido su credibilidad, y también porque ha sido imputado legalmente, acusado de corrupción y otros cargos graves, lo cual hace que el partido más grande Israel ahora mismo (en referencia a Azul y Blanco) sea reacio a compartir el gobierno en rotación con él”, explica Kacowicz, que recuerda que este jueves Netanyahu se medirá a unas primarias dentro de su partido y que “si gana, la situación no cambiará”. 

ELECCIONES COMO REFERÉNDUM

De hecho, Kacowicz plantea la próximas elecciones “como un referéndum a favor o en contra de Netanyahu”. “Se trata de si Israel seguirá siendo una democracia liberal y un Estado de derecho, o si Netanyahu logrará una mayoría con sus socios de coalición y si podría mantener la inmunidad parlamentaria afectando gravemente al Estado de derecho”, añade. “Estos son los únicos en base a los que poder votar. Todo lo demás está completamente estancado”, ha remarcado.

Tras perder Netanyahu las últimas elecciones contra Gantz por un escaño menos, y con el efecto negativo que la imputación puede generar en el electorado, no hay dudas de que los próximos comicios no serán en absoluto convencionales. La sensación de vivir constantemente en campaña electoral ha hecho que los partidos no pongan freno a una consignas que se esfuerzan por repetir a todas horas. “No podemos aceptar que la agenda política de este país sea dictada por los problemas legales de un solo hombre”, manifestaba hace unos días Lieberman. 

“En una democracia normal, Netanyahu ya debería haber renunciado para hacerse cargo de sus labores legales como ciudadano individual, pero la ley israelí no obliga al primer ministro a dimitir. Queda en un limbo legal si Netanyahu, acusado de crímenes graves, puede volver a intenta formar gobierno como diputado electo”, apunta Kacowicz.