Francisco suprime el secreto pontificio en los casos de abuso sexual

Diez meses después de que finalizase la cumbre sobre abusos sexuales en el Vaticano, el Papa ha anunciado este martes la decisión de eliminar el secreto pontificio en los casos de violencia sexual. A través de un rescripto firmado por el secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolin, Francisco asegura que “no están sujetas al secreto pontifico las denuncias, los procesos y las decisiones concernientes a delitos” como “obligar a alguien a realizar o sufrir actos sexuales, realizar actos sexuales con un menor o con una persona vulnerable, y producir, exhibir, poseer o distribuir material pornográfico infantil”. 

La medida ha sido calificada de “histórica” por el secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe y arzobispo de Malta, Charles Scicluna. “Con la nueva ley Vos estis lux mundi el Santo Padre también comenzó a aplicar la decisiones tomadas en febrero (en referencia a la cumbre sobre los abusos sexuales). Esta es otra pieza muy importante porque recuerdo que en la discusión se habló repetidamente del secreto pontificio casi como un impedimento para la debida información dada a la víctima y a las comunidades”, ha añadido. 

MAYOR COLABORACIÓN CON LAS INSTITUCIONES CIVILES

En el texto en el que Francisco detalla su decisión también puede leerse que “no puede ningún vínculo de silencio con respecto a los hechos encausado ni al denunciante”, y que “el secreto de oficio no obsta para el cumplimiento de las obligaciones establecidas en cada lugar por la legislación estatal”. 

Según escribe el director editorial del Departamento de Prensa del Vaticano, Andrea Tornielli, “el rescripto no afecta en modo alguno al sello sacramental, es decir, al secreto de confesión, pero ahora la documentación deberá ponerse a disposición de las autoridades civiles para la investigación de los casos ya implicados en los procedimientos canónicos”. “Es un signo de apertura, disponibilidad, transparencia y colaboración con las autoridades civiles”, remarca Tornielli.

“UNA DECISIÓN QUE LLEGA AÑOS, DÉCADA Y SIGLOS DESPUÉS”

Desde Roma, el pastor, vicepresidente de la Alianza Evangélica Italiana y director de Reformanda Initiative, Leonardo de Chirico, se manifiesta optimista en el sentido de que “los sacerdotes y la gente que trabajan para la Iglesia Romana, ahora saben que ya no tienen la protección ni del escudo legal del Vaticano ni tampoco del muro de silencio con el que el que la Iglesia Católica ha envuelto estos casos”. Sin embargo, De Chirico recuerda, en declaraciones a Protestante Digital, que “se trata de una decisión atrasada que llega después de años, décadas y siglos de escándalos que se han ocultado bajo el interés superior de la Iglesia Católica de no exponerlos”. 

De hecho, en julio de 2014, un año después de su toma de posesión como Obispo de Roma, Francisco aseguraba en una homilía ante víctimas de abusos sexuales que el Vaticano seguiría “vigilante ante la preparación para el sacerdocio”. “Pido esta ayuda para que me ayuden a asegurar que disponemos de las mejores políticas y procedimientos en la Iglesia para la protección de menores y para la capacitación del personal de la Iglesia en la implementación de dichas políticas y procedimientos”, señalaba entonces el Papa. 

Cinco años ha tardado el Papa, después de aquellas palabras, en aprobar la abolición del secreto pontificio en los casos de violencia sexual, y tras una sucesión de noticias que han puesto en evidencia la capacidad del Vaticano para controlar estos casos en su seno, tal y como reflejan los episodios en Chile, Australia y Estados Unidos. “La decisión llega después de una serie de cumbres y reuniones preparatorias. Parece que Francisco estaba sintiendo que la curia vaticana no actuaría de acuerdo a las políticas internas de transparencia si el derecho canónica no se hubiese cambiado también”, remarca De Chirico, que considera que “si bien todas las medidas para llamar la atención respecto a los escándalos recientes son bienvenidas, hay siglos de actitudes de defensa institucional profundamente arraigadas y que deben ser cuestionadas, además de una profunda autocomprensión teológica del sacerdocio que necesita ser reformada bíblicamente”.