El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
“Vivimos una situación de salud crítica”, dice la coordinadora del proyecto de alimentación de Alianza Solidaria en el país. La entidad hace un llamado a colaborar con el proyecto coincidiendo con el #GivingTuesday, un día para pensar en los demás.
Más de dos millones de personas han abandonado Venezuela, según datos de la ONU. La institución mundial considera que la situación de inestabilidad política que vive el país latinoamericano y la escasez de alimentos y medicinas son algunas de las causas detrás de los desplazamientos. “Junto a la represión, vivimos una situación de salud crítica. Los centros médicos no tienen medicamentos. Se hacen revisiones, pero no hay medicinas. Y lo que agrava más la situación es que no contamos con alimentos para poder llevar a nuestras casas. Los sueldos no alcanzan y la poca comida que se consigue es a un precio desorbitado que muchas familias no pueden comprar”, explica Luz Rivero, coordinadora del proyecto Alimentación Venezuela.
La iniciativa nace con el objetivo de establecer comedores sociales en zonas de población en riesgo de exclusión social, como los barrios de Integración Comunal y Nelson Mora, en Maracaibo. “Los sectores que están menos provistos son los de población con escasos recursos y en situación de pobreza, con quienes nosotros estamos trabajando. Un colectivo que está siendo muy castigado. La mayoría de los niños, si consiguen comer una vez al día es mucho. Lo que consiguen es yuca o pellejo de pollo. Muchos niños mueren por desnutrición y por la falta de medicamentos. Hay niños con cáncer que no reciben tratamiento de quimioterapia. Es muy difícil ver las secuelas de la desnutrición y del hambre en los cuerpos de los niños. También hay mujeres embarazadas que no están bien alimentadas y mueren en el parto”, añade Rivero.
UN AÑO DE COMPROMISO CON LA ALIMENTACIÓN
Desde hace un año la Alianza Solidaria colabora con el proyecto, que a través de los dos comedores sociales en Maracaibo ha atendido a un total de 586 personas. Además, se ha abierto un tercer comedor en la localidad de Riohacha, en Colombia y próxima a la frontera con Venezuela, donde medio centenar de niños y niñas de familias que han salido del país son atendidos a diario.
“Siguiendo los parámetros primarios del programa de alimentación, hemos visto, por ejemplo, cómo un niños había aumentado cuatro kilos. O también otro niño de quince años que parecía de diez y que ha aumentado seis kilos”, asegura la doctora Delia Balsa. “Los niños y los ancianos son la parte más afectada. Los niños no tienen una evolución física y cognitiva acorde a sus edades”, señala.
Aparte de la alimentación y la falta de medicamentos, otra de las necesidades que se ha agravado más es la de agua potable. Una necesidad que en los comedores de Maracaibo se puede suplir gracias a un sistema de filtración que han puesto en marcha desde el proyecto de Alimentación-Venezuela. “La mala calidad del agua ha provocado, entre otras cosas, dermatitis de todo tipo”, afirma la doctora Balsa.
ESPERANZA, PESE A TODO
Rivero y Balsa son dos ejemplos de quiénes han preferido permanecer en Venezuela a pesar de plantearse dejar el país. “Muchas personas que conocemos y familiares se han ido. No solamente puedo pensar en mí o en el bien de mis hijos, sino que aquí queda mucha gente que está desesperanzada. Eso me ha motivado a quedarme. No puedo darle la espalda a lo que está sucediendo en nuestro país. Pensando en la necesidad de tantos, espiritual y física, he decidido quedarme”, manifiesta la coordinadora del proyecto. La doctor Balsa también defiende que en ningún momento ha pensado en irse de su país. “Seguimos creyendo que veremos cambios favorables en Venezuela. Son muchos los niños que están siendo alcanzados por esta bendición y creemos que Dios va a seguir tocando los corazones para que esta ayuda continúe”, añade Rivero.
UN #GIVINGTUESDAY CON LA MENTE EN VENEZUELA
Este 27 de noviembre se celebra el #GivingTuesday. Una campaña solidaria a nivel internacional que consiste en dedicar una jornada para realizar donaciones a proyectos de cooperación y acción social, como el de Alimentación Venezuela. Desde la Alianza Solidaria hacen un llamado para tener en mente la iniciativa de los comedores sociales a la hora de decidir adónde destinar el donativo.
“Con sólo 9 euros, damos de comer a un niño durante una semana. Es menos de lo que cuesta un menú en cualquier bar en España. Pero la cantidad del compromiso es en función de lo que las personas quieran. Muchas pequeñas cantidades hacen mucho”, explica la presidenta de Alianza Solidaria, Francisca Capa. “También se puede ayudar a abrir otro comedor social. Esto implica adecuar un espacio, con una cocina, y con personas que se encarguen de preparar los alimentos. Pensamos que tiene un coste de entre 1.000 y 2.000 euros”, apunta.
Para más información sobre las diferentes maneras en las que se puede colaborar con el proyecto de Alimentación Venezuela se puede consultar la página web de Alianza Solidaria o llamar al teléfono 93 420 80 72.
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