El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
“Ahora tenemos oportunidad de jugar un papel clave en el proceso de terminar con una institución que, durante demasiado tiempo, no ha estado a la altura de los principios cristianos básicos”, piensa Heather Beaudoin.
¿Están cambiando de opinión los evangélicos en los EEUU acerca de la pena de muerte? ¿Existe una alternativa bíblica que pueda hacer más justo un sistema que parece no funcionar?
Evangelical Focus ha estado conversando con Heather Beaudoin, activista experimentada. Lidera Evangelical Outreach for Equal Justice (Programa Evangélico en pro de la Justicia Social); cree que “ahora es hora de abandonar la pena de muerte”.
“Ningún sistema humano es perfecto al cien por cien; sin embargo, la perfección es una exigencia de la pena capital”, arguye.
¿Existen argumentos teológicos para este cambio? “La Biblia, sin duda alguna, habla de la redención; la pena de muerte impide que el poder de Cristo pueda transformar las vidas de las personas que ejecutamos”, dice Beaudoin.
Líderes evangélicos influyentes como Samuel Rodríguez (NHCLC) ya han declarado que es necesario conseguir un sistema de justicia más justo. Incluso la National Association of Evangelicals (NAE, Asociación Nacional de Evangélicos) cambió recientemente de postura, anteriormente favorable a la pena de muerte.
Evangelical Focus ha entrevistado a Heather Beaudoin acerca de estos cambios que están ocurriendo en los EEUU. Reproducimos la entrevista traducida en Protestante Digital.
Pregunta. ¿Hay un número creciente de cristianos evangélicos que se oponen a la pena de muerte en los EEUU? ¿Qué evidencia de esto hallas en las iglesias?
Respuesta. Yo, sin ninguna duda, he sido testigo de un alejamiento de la pena de muerte en la comunidad evangélica. Muchos individuos dentro de esta comunidad han demostrado que conocen los detalles acerca de un sistema, la pena de muerte, que no funciona. Independientemente de que la apoyemos, o no, desde un punto de vista filosófico, vemos que no podemos apoyar un sistema que sentencia a muerte a gente inocente, muestra disparidades rampantes a causa de factores raciales y socioeconómicos, hace pasar a las familias de las víctimas de asesinato por años de incertidumbre, y representa una sangría de recursos.
Cuando viajo a encuentros de evangélicos por todo el país, encuentro a mucha gente que siente lo mismo -que la pena de muerte, simplemente, no merece la pena. Como evidencia, decir que cada vez hay más organizaciones evangélicas tratando este problema. Este mismo año, la Asociación Nacional de Evangélicos dejó de lado sus posiciones pro pena de muerte, después de cuarenta años, y adoptó una nueva postura dejando lugar a aquéllos que se oponen a ésta. De la misma manera, la National Latino Evangelical Coalition (Coalición Nacional de Evangélicos Latinos) tomó una postura unánime contraria a la pena de muerte. Se está dando un cambio de tendencia.
P. ¿Crees que la gente secular de los EEUU y la sociedad en general han ido un paso por delante de los evangélicos, en este tema?
R. Creo que los evangélicos y la sociedad tratan sobre el tema por diferentes razones. Los evangélicos tienen que tratar con el tema desde la Biblia. A veces, oigo a evangélicos diciendo que hay que apoyar la pena de muerte porque ésta es bíblica. En mi experiencia, esta es la razón principal que los evangélicos presentan para seguir apoyando la pena capital. Podemos encontrar puntos en común cuando miramos a la pena de muerte en la Biblia y la comparamos al sistema que tenemos en funcionamiento en América. No se parecen en nada. La pena de muerte en la Biblia comporta diversos mandatos -incluyendo que deben haber al menos dos testigos oculares para poder aplicar la pena de muerte, y que no se puede ejecutar a alguien basándose exclusivamente en evidencias circunstanciales. Existen más de cuarenta mandatos que la Biblia dispone y que el sistema de pena de muerte americano ignora. Es por esta razón que podemos discutir sobre cómo funciona actualmente el sistema -las maneras en que está estropeado, sin ninguna esperanza de poder ser reparado.
P. ¿Qué argumentos ves en la Biblia para apoyar la postura contraria a la pena de muerte?
R. La Biblia, sin duda alguna, habla de la redención; la pena de muerte impide que el poder de Cristo pueda transformar las vidas de las personas que ejecutamos. Ezequiel 33:11 dice: “Vivo yo —declara el Señor Dios— que no me complazco en la muerte del impío, sino en que el impío se aparte de su camino y viva”. A lo largo de la Biblia Dios redime a algunas de las peores personas, e incluso las llama a hacer grandes cosas. Por ejemplo, Caín, Moisés, David y Pablo.
La Biblia decididamente contiene muchas referencias al perdón, como en Romanos 12:17-19: “ Nunca paguéis a nadie mal por mal. Respetad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto de vosotros dependa, estad en paz con todos los hombres. Amados, nunca os venguéis vosotros mismos, sino dad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”.
La Biblia también prohíbe la ejecución de los inocentes, lo que supone un riesgo real en el sistema de pena capital hoy en día, dadas todas las condenas erróneas que han salido a la luz. Específicamente, Éxodo 23:7 dice: “Aléjate de acusación falsa, y no mates al inocente ni al justo, porque yo no absolveré al culpable”. Como cristianos tampoco podemos olvidar que en el centro de nuestra fe está la ejecución injusta de un hombre inocente.
P. ¿Hay líderes cristianos con convicciones teológicas claras sobre este asunto?
R. Hay diversos líderes evangélicos que han expresado su punto de vista contrario a la pena de muerte por razones teológicas. Por ejemplo, Jay Sekulow, Abogado en jefe del American Center for Law and Justice (Centro Americano para la Ley y la Justicia), dice: “estoy en contra de la pena de muerte, no porque crea que es anticonstitucional per se -aunque creo que se aplica de maneras que sí son anticonstitucionales- sino desde una perspectiva moral, desde la cual tomar una vida no es la manera de tratar ni tan siquiera con el crimen más perverso… ¿Quién no está más allá de toda redención? Creo que debemos tener cautela a la hora de ejecutar veredictos finales. Lo que mi fe me enseña es que no puedo jugar a ser Dios. Creo que, de esa manera, atajamos el proceso entero de la redención… No quiero ser la persona que evita que este proceso tenga lugar”.
En la misma línea, el reverendo Samuel Rodríguez, líder de la National Hispanic Christian Leadership Conference (Conferencia Nacional Hispana de Liderazgo Cristiano), dice: “a causa de mi fuerte e incondicional compromiso con la vida, mi compromiso con la vida dentro y fuera del vientre materno… Creo que debemos reconsiderar nuestro apoyo incondicional a la pena de muerte”.
P. Una abrumadora mayoría de cristianos en Europa ve la pena de muerte como una medida anticuada que choca con las enseñanzas bíblicas sobre la vida y la redención. ¿Por qué existen aún tantos creyentes en los EEUU que apoyan este sistema?
R. A menudo oigo decir a gente que apoya la pena de muerte que “simplemente hay alguna gente que merece morir”. El sentimiento aquí es que como hay gente malvada en el mundo que cometen actos terribles, debemos mantener la pena de muerte. El problema es que no podemos tener una pena de muerte que sólo afecte a “lo peor de lo peor” sin afectar a gente como mi amigo Randy Steidl, que fue exonerado de la pena de muerte en Illinois.
Simplemente, no podemos conseguir una pena de muerte que sea precisa al cien por cien. Ningún sistema humano lo es; sin embargo, la perfección es una exigencia de la pena capital. Afortunadamente podemos mantener la sociedad segura poniendo a aquellos que cometen crímenes violentos en prisión, sin tener que recurrir a un castigo irrevocable como la pena de muerte. Ahora es hora de abandonar la pena de muerte.
P. ¿Te gustaría añadir algo?
R. El apoyo creciente a acabar con la pena de muerte entre evangélicos y conservadores -que se puso de relieve especialmente en Nebraska, estado tradicionalmente republicano, cuando revocó la pena de muerte este mismo año- muestra hasta qué punto el movimiento contra la pena de muerte se está volviendo diverso y extenso.
Como evangélicos tenemos la oportunidad de jugar un papel clave en el proceso de terminar con una institución que, durante demasiado tiempo, no ha estado a la altura de los principios cristianos básicos: reconocer que nadie está más allá de la redención, valorar la vida y proteger a los inocentes.
ACERCA DE HEATHER BEAUDOIN
Heather Beaudoin es directora del Evangelical Outreach for Equal Justice USA (Programa Evangélico en pro de la Justicia Social), una organización de base a nivel nacional que “trabaja para construir un sistema penal que sea justo, efectivo y que dé respuestas a toda persona afectada por el crimen”.
También es uno de los coordinadores de Conservatives Concerned About the Death Penalty (Conservadores Preocupados por la Pena de Muerte), un grupo de conservadores a nivel político y social que cuestionan la alineación de los principios y valores conservadores con la pena capital.
Anteriormente, Heather ha trabajado con la Montana Abolition Coalition (Coalición por la Abolición en Montana) para acabar con la pena de muerte, en que se encargó de los esfuerzos por llegar a evangélicos, conservadores e instituciones de seguridad y justicia. También ha trabajado para Helena Pregnancy Resource Center, para el National Republican Congressional Committee en Washington DC, y para el senador republicano por Michigan y portavoz del grupo mayoritario en la cámara alta, Ken Sikkema.
Heather se licenció por el Calvin College en Grand Rapids, Michigan con una licenciatura en Ciencias Políticas, y actualmente reside en Three Rivers, Michigan con su esposo Matt y su hija Grace.
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