El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Israel Ortiz explica cuál es la situación del país ante unas elecciones en las que uno de los candidatos, Jimmy Morales, se define como evangélico, al igual que más del 40% de la población.
Guatemala vive un tiempo acelerado de cambio político. En los últimos meses, las protestas ciudadanas y la presión la sociedad derribó a un gobierno involucrado en escándalos de corrupción, desembocando en unas elecciones presidenciales que se definirán el próximo 25 de octubre en segunda vuelta.
Se trata de uno de los países latinoamericanos donde más ha crecido el protestantismo en los últimos años. Algo más de un 40% de la población se identifica como evangélico, lo que se ha hecho notar también en los cambios políticos que el país afronta.
Históricamente los evangélicos no han sido partícipes directos de la preocupación por el cambio social. Sin embargo, algo está cambiando en Guatemala. “El despertar de conciencia ciudadana de laicos y líderes emergentes, es un salto cualitativo para los evangélicos”, explica el investigador Israel Ortiz.
Ortiz es el director del Centro Esdras en Guatemala, un ministerio que impulsa la formación e implicación de los evangélicos, buscando un mayor impacto de la iglesia en la sociedad. En la entrevista concedida a Protestante Digital, explica cómo los evangélicos necesitan “replantear la teología de la misión de la iglesia”, sobre todo porque “la pobreza, la desigualdad y la injusticia, afligen la vida de la mayoría”.
El experto traza además un perfil del candidato a la presidencia que consiguió más votos en la primera vuelta, el actor y empresario Jimmy Morales, alguien con escasa experiencia política que sin embargo ha conseguido despertar la ilusión de un cambio en gran parte de la población guatemalteca.
Pregunta. El cambio político viene a causa de un escándalo de corrupción. ¿Se percibe en Guatemala una reacción genuina contra la corrupción política?
Respuesta. Creo que las protestas de la población contra la corrupción son una auténtica expresión de rechazo a políticos, funcionarios e instituciones del estado involucrados en actos corrupción. Surgen como resultado del desmantelamiento de la red de defraudación aduanera reconocida como la Línea. Las investigaciones de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI), el Ministerio Publico y la CICIG, provocaron la génesis del movimiento que empezó con un pequeño grupo de ciudadanos en las redes sociales y que luego se extendió a varios sectores de la población. Se generó así una protesta directa contra la ex presidenta Roxana Baldetti luego de conocerse que su secretario privado estaba vinculado a la estructura criminal de defraudación dentro de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT). El #RenunciaYa, se convirtió en consigna de las protestas que culminó con la renuncia de la ex presidenta; y que luego se enfocó contra el presidente Otto Pérez Molina después de los señalamientos de la CICIG y el Ministerio Público contra su presunta vinculación con el caso de la Línea. La presión de la población junto al rol que jugaron algunas entidades del estado y asociaciones como el CACIF, se hizo manifiesto en el paro nacional que reunió alrededor de cien mil personas y que fue clave para que los diputados aprobaran el antejuicio contra el presidente. Luego de perder su inmunidad, renunció a la presidencia, se ordenó su captura y fue puesto a la disposición de los tribunales para comparecer ante la justicia.
Las protestas de la ciudadanía que hizo oír su voz en las calles fue factor importante en la renuncia de ambos mandatarios. Fue un despertar de conciencia acallado por la cultura del silencio que predominó durante y después del conflicto armado que terminó en 1996. La convocatoria desencadenó el interés y participación ciudadana de millares de guatemaltecos que semana a semana se reunieron en la plaza central del palacio nacional, y parques de varias ciudades del interior. Los carteles, los cantos, y las marchas pusieron en evidencia el cansancio, indignación y rechazo de la población hacia la clase política, partidos y funcionarios corruptos. Las protestas se convirtieron en una real fiesta ciudadana que puso de manifiesto la creatividad e ingenio de los guatemaltecos expresando sus ideas contra políticos y funcionarios corruptos, y contra la injusticia y la impunidad que prevalecen en distintas esferas del estado y sus instituciones. Se puede afirmar que ha sido una reacción genuina porque varios sectores de la ciudadanía se volcaron de manera voluntaria, decidida y firme para expresar su inconformidad contra la corrupción.
Participaron distintos sectores sociales, familias, parejas de la tercera edad, indígenas, trabajadores y varios grupos que se organizaron en el camino. De manera especial se observó una mayor presencia de familias de clase media que en el pasado mostraron indiferencia hacia los procesos sociopolíticos del país. Algo interesante fue observar que ninguna persona o grupo se arrogó el derecho de liderar el movimiento social de protesta. Por supuesto, hay que subrayar que el grueso de la población todavía no participa en estas lides ciudadanas por diferentes razones; y mencionar la insinuación de algunos críticos del levantamiento social que señalan que este movimiento es más bien parte de una estrategia global orquestada para consolidar la hegemonía de los Estados Unidos.
Lo que no se puede dejar de apreciar es ese despertar de conciencia de la población; y advertir que el cambio de liderazgos políticos o un frente común contra la corrupción, no aseguran necesariamente el cambio del sistema político del país. Se necesitan transformaciones más profundas.
P. El candidato que más votos ha conseguido en la primera vuelta es Jimmy Morales. ¿Podría trazarnos un perfil sobre este líder?
R. Jimmy Morales Cabrera es un político de cuño reciente quien obtuvo el primer lugar de las elecciones generales con un 21.85% de los votos dejando en el segundo y tercer lugar a los partidos favoritos en la contienda electoral. Se dio a conocer al público como comediante en el programa televisivo “Moralejas” de su propia creación el cual lanzó con su hermano Samy hace más de quince años. Nació en 1969 en la ciudad capital en el seno de un hogar de escasos recursos y de corte evangélico bautista. Su madre enviudó cuando él tenía tres años de edad y tuvo que trabajar junto a su hermano para ayudar con la economía del hogar. Realizo sus estudios de primaria, secundaria y diversificado en un colegio evangélico, obtuvo una licenciatura en Administración de Empresas en la Universidad de San Carlos, y según su propio record cuenta con un profesorado en teología del Seminario Bautista de Guatemala, una Maestría en Políticas Publicas, y un doctorado no en el grado completo en Seguridad Estratégica.
Morales se considera a sí mismo un empresario dedicado a la mediana empresa en los campos de la publicidad, las comunicaciones, y el entretenimiento. La gente lo reconoce más como comediante, actor y productor de varias películas, que como político de carrera. De hecho la falta de formación y experiencia política son motivos de crítica de parte de sus adversarios políticos. Esas carencias se reflejan de algún modo en sus discursos en los mítines o entrevistas donde surge con fuerza rasgos de una propuesta política de corte populista y una arenga política que con frecuencia respalda con citas bíblicas para apoyar sus ideas. Según Morales, tiene conocimientos y experiencias del campo empresarial, capacidad de formar equipos, una fe cristiana que impulsa su compromiso de servir, gente con experiencia en el manejo de la cosa pública y administración del estado [por ejemplo su vice presidenciable Jafet Cabrera ex rector de la Universidad de San Carlos], y un compromiso contra la corrupción, que considera claves para lograr cambios en el país cuando asuma la primera magistratura de la nación.
P. En España se ha dicho que Morales es alguien ajeno a la política, que encarna “valores tradicionales”, y se le vincula al movimiento evangélico. ¿Hasta qué punto es así?
R. Morales era un profesional ajeno a la política hasta que se lanzó como candidato a la alcaldía del municipio de Mixco en el 2011 (es uno de los municipios más grandes del departamento de Guatemala). Participó con el partido Acción de Desarrollo Nacional (ADN) y cuya elección perdió ante Otto Pérez Molina Leal. Se alejó de la política para dedicarse al mundo del entretenimiento hasta que se vinculó con el Frente de Convergencia Nacional (FCN). Este partido fue fundado por militares retirados en el 2004 quienes pertenecen a la Asociación de veteranos militares de Guatemala (Avemilgua). Críticos del partido señalan que varios de sus fundadores participaron en la contrainsurgencia durante el conflicto armado del país, y expresan sus temores por el control que puedan ejercer en caso Morales ganara la presidencia. En el 2013 fue elegido secretario general del FCN y en junio del 2015 fue proclamado candidato presidencial del partido junto a su vice presidenciable el médico Jafet Cabrera.
Según Morales se involucró en la política por la defensa de su honor como guatemalteco porque subraya que Guatemala ha recibido una grave agresión de malos guatemaltecos (llámese políticos, servidores públicos civiles y militares o ciudadanos que se conforman a su situación actual). Su declaración deja entrever que el motor que lo impulsa en la política es un anhelo de contribuir con el bienestar del país, más que una formación y experiencia política. De hecho no ganó las elecciones por sus dotes o experiencias de político experimentado, sino como resultado del rechazo de un electorado que votó contra los políticos y partidos señalados de corrupción.
En su campaña política Morales planteó un plan de trabajo centrado en una lucha frontal contra la corrupción y en cuatro ejes de trabajo para mejorar la vida de la población: Salud, educación, desarrollo económico y la seguridad integral. Con todo su entusiasmo Morales no aborda los problemas estructurales del país, los cuales no vendrán sólo por el cambio de inquilinos en el gobierno. Implica una lucha contra lo establecido. De ahí que algunos analistas se preguntan, ¿Cómo va actuar con once diputados en un Congreso dominado por los lobos? El desafío para Morales es cuesta arriba, pues no sólo se requiere de la existencia de políticos honrados y competentes, sino de acciones y voluntad política para hacer cambios sustanciales en la sociedad guatemalteca donde los pobres, los marginados, y las comunidades indígenas llevan la peor parte.
En cuanto a los valores tradicionales, el pensamiento de Morales se podría identificar con el conservadurismo que caracteriza a ciertos partidos de derecha, y la postura ideológica conservadora de algunos círculos de evangélicos en asuntos de carácter político y moral. Por ejemplo, su vinculación al FCN compuesto por militares pone de manifiesto un conservadurismo político de corte anticomunista. En el plano ético, no comparte el matrimonio de personas del mismo sexo, desaprueba el aborto y aprueba la pena de muerte porque según él está en la ley. Por otro lado, aunque Morales se identifica como cristiano evangélico, no se le puede vincular a los evangélicos como movimiento. Es decir, no representa ni ideológica ni políticamente a los evangélicos. No ha tenido una relación cercana con el movimiento evangélico. En los últimos años según su testimonio, estuvo desligado de una iglesia local. De igual modo, el partido FCN no tiene vínculos con los evangélicos aunque evangélicos sean proclives al partido. Un dato importante aquí es señalar que el voto de los evangélicos no es granítico a favor de un partido. Es un voto disperso. Según una encuesta del periódico cristiano La Voz, Zury Ríos la candidata presidencial del partido VIVA, contaba con la preferencia del voto evangélico con un 41% por encima de Jimmy y demás candidatos. No se puede negar entonces que Morales tenga buena aceptación especialmente entre círculos evangélicos porque se declara evangélico, por su ideología conservadora o por su discurso plagado de un lenguaje religioso evangélico, pero no tiene vínculos formales. Esto no descarta que al ganar las elecciones estos vínculos se tornen en lazos muy estrechos como ha sucedido con otros candidatos como el caso del ex presidente Serrano Elías.
P. Los evangélicos han crecido de forma muy notable en el país en los últimos años. ¿Qué efectos ha tenido este crecimiento en la sociedad?
R. El crecimiento numérico evangélico en Guatemala es uno de los más altos de América Latina. Es visible dondequiera. Según datos de la Alianza Evangélica de Guatemala existen 40.000 iglesias en todo el país. Este crecimiento ha sido factor importante en varias direcciones: En primer lugar, ha influido en el cambio de mentalidad de muchos creyentes que han adoptado nuevas formas de vida. Por ejemplo, el cambio de conducta de padres que antes de su conversión eran alcohólicos, irresponsables en cuanto a su paternidad o violentos hacia su pareja; de igual modo, proveyeron educación a sus hijos que ellos no tuvieron; y en muchos casos emprendieron pequeños negocios que han ido más allá de una economía de subsistencia. En segundo lugar, el crecimiento numérico se observa por medio de la presencia de instituciones educativas, la existencia de algunos centros de salud, el emergimiento de entidades de servicio especialmente que llegan del exterior, ministerios dedicados a niños, jóvenes, mujeres, cárceles o familias; el surgimiento de agencias de misión transcultural; la existencia de medios comunicación como la radio o la televisión, y el levantamiento de proyectos de ayuda social desde la iglesia local, que aportan a favor de la comunidad y el país. Estudios del fenómeno evangélico en Guatemala como los de Virginia Garrard Burnett (1986), Amy Sherman (1997) o Henri Gooren (1999), analizan este aporte tanto de iglesias de trasfondo histórico como pentecostales. En tercer lugar, la presencia silenciosa de empleados y profesionales en diferentes puestos de trabajo, son un aporte a favor del desarrollo económico del país. No existen hasta el momento estudios que muestren este aporte.
Por otro lado, debemos señalar que los evangélicos tienen una deuda con la transformación integral del país. La mayoría de iglesias enfoca su misión al ámbito espiritual; a los creyentes les resulta difícil integrar su fe con la vida socio política del país (De ahí que pocos evangélicos se unieron a las protestas de la población contra la corrupción); los pastores predican contra el pecado individual, pero no siempre denuncian los problemas estructurales; y los proyectos de ayuda social son todavía escasos. Los laicos están más anuentes para participar en actividades ciudadanas, pero no reciben el estímulo de sus pastores. Replantear la teología de la misión de la iglesia se torna en un imperativo. Sobre todo porque la pobreza, la desigualdad y la injusticia, afligen la vida de la mayoría. No por algo se afirma que Guatemala es el segundo país con mayor desigualdad en América Latina. Por ello, creemos que hay que replantear la teología de la misión, a fin de lograr un impacto más holístico, y que contribuya con la transformación integral de la nación. El despertar de conciencia de una muestra del laicado en la actual coyuntura política, abre nuevos senderos para la participación ciudadana de los evangélicos. Se requerirá de una incidencia política intencionada en un país que tiene el más alto crecimiento evangélico, pero a la vez, tiene los más altos niveles de corrupción, pobreza, desigualdad y violencia, y a la vez, tiene los niveles más bajos de desarrollo humano, expectativa de vida y alfabetismo.
P. ¿Qué papel cree que podrían jugar los evangélicos en estas elecciones? ¿Hay alguna iniciativa llevada a cabo por los evangélicos en las últimas semanas que le parezca interesante desde el punto de vista de la participación en la vida pública?
R. Creo que los evangélicos podrían inclinar la balanza en la segunda vuelta a favor de Jimmy Morales. Su confesión evangélica y los temas de su discurso con tinte religioso, son de común interés para los evangélicos. El factor religioso puede jugar un papel clave para ganar las elecciones. El lema, “hermano vota hermano” podría resultar positivo en estos comicios. Por supuesto, como afirmamos con anterioridad los evangélicos no tienen un voto granítico y tienen diversas preferencias de partidos. Habrá que tener en mente que en los departamentos el partido Unidad de la Esperanza que lidera ex primera dama de la nación Sandra Torres, tiene mayor peso porque la conocen mucho más y por su identificación con este partido. El peso de los votos de los departamentos sobrepasa el número de votantes de las áreas urbanas que se inclinaron por Morales.
En los últimos meses surgieron en el mundo evangélico eventos que muestran una apertura para discutir problemas que afectan a la población. Se llevaron a cabo varios eventos donde se discutió la coyuntura política actual y las elecciones del país. Por ejemplo un grupo de ex estudiantes de Haggai Institute, iglesia menonita Horeb y Centro Bíblico el Camino, llevaron a cabo foros y talleres sobre la responsabilidad de la iglesia ante la coyuntura política del país. De igual modo, estudiantes del Grupo evangélico marcharon en las protestas sociales y produjeron un video para pronunciarse contra la corrupción. La Sociedad Bíblica de Guatemala produjo, imprimió y distribuyó el folleto El Gobierno que Dios espera, y Centro Esdras divulgó artículos relacionados a los cristianos y la política, la coyuntura política y las elecciones. El grupo de cristianos Guate Ora con el respaldo de la Alianza Evangélica se reunió varios sábados en la plaza central del palacio para orar por el país y orar contra la corrupción. Una semana antes de las elecciones, la Iglesia Vida Real llevó a cabo un foro presidencial, transmitido por radio y televisión para todo el país.
Se podría agregar la influencia de algunos líderes de iglesias o entidades de desarrollo que estimularon a su membresía para participar de las marchas de protesta contra la corrupción. El camino a recorrer es largo y complejo, pero el despertar de conciencia ciudadana de laicos y líderes emergentes, es un salto cualitativo para los evangélicos. El reto de la actual coyuntura política, es asumir un compromiso con el país, la justicia y el desarrollo de una real democracia que no se agota con las elecciones generales. Por otro lado, es importante evaluar a los políticos evangélicos que en el pasado dejaron un sabor amargo por su errática participación política. Han sido un desprestigio par el evangelio y la comunidad evangélica. Es importante subrayar que el movimiento social que se levantó no fue sólo resultado de la acción ciudadana, sino de la intervención de la gracia de Dios para evitar el deterioro de la sociedad. La manera en que se dieron las cosas para desaforar a la ex presidente y al presidente en tan poco tiempo y la manera en que se llevaron a cabo las protestas, muestran la buena mano de Dios en todo.
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