Tras la iniciativa realizada en Roma, un grupo de evangélicos de la ciudad de México decidió realizar una convocatoria semejante para reunirse, el 6 de septiembre, frente a la embajada egipcia, con la idea de orar por los cristianos de Egipto y Siria.
El evento surgió por la iniciativa personal de Martín López (*), un misionero con enfoque en el mundo islámico, que estos meses ha visitado varias iglesias de México explicando su sentir hacia esta zona del mundo, donde espera iniciar su misión en los próximos meses.
La
convocatoria, que se realizó principalmente por Facebook, llegó a decenas de personas que quisieron unirse para orar por la situación complicada que atraviesan los cristianos, tanto en Egipto como en Siria.
El lema de la jornada de oración fue un versículo en Isaías (19:20-25), donde se encuentran palabras de bendición hacia Egipto y Asiria.
“Inspirados en la nota informativa que publicó Protestante Digital respecto a que en Roma un grupo de creyentes se reunió frente a la Embajada de Egipto en esa ciudad para interceder ante el Señor. Decidimos en la Ciudad de México hacer lo mismo”, nos cuenta Martín.
Aunque “llovía a cántaros”
, la jornada de oración se desarrolló, bajo los paraguas de aquellos que consiguieron acercarse frente a la embajada, a pesar de que la tormenta dificultó el tráfico de la ciudad. “Aunque no todos pudieron llegar, nos comunicábamos unos con otros por facebook, mensajes de texto, llamadas... Se sentía la unidad desde horas antes de iniciar”, explica el misionero.
“Éramos un grupo pequeño”, dice López, que cuenta que el acto se desarrolló con naturalidad. “Sin siquiera presentarnos ni mencionar de qué iglesia provenía cada uno, comenzó el clamor bendiciendo esas tierras de Medio Oriente tan asoladas por la guerra. No pedíamos exclusivamente el cese de la guerra... sino la Paz de Cristo... esa que sólo es fruto de Su salvación”.
Mientras,
“los mensajes llegaban al móvil diciendo que ya no podían avanzar más por las vicisitudes del clima. Pero que desde donde estaban ya habían empezado a interceder. Era conmovedor experimentar la unidad y unanimidad”, explica López.
ORACIÓN Y TESTIMONIO
A pesar del clima, los presentes pudieron vivir algunas sorpresas. “Un hombre egipcio con una muleta salió al portón del edificio diplomático. Me acerqué y le dije que éramos cristianos evangélicos que habíamos venido a orar y bendecir a Egipto y Siria. Que el Dios de la Biblia ama a Egipto y Siria y quiere darles una paz que nunca han conocido. Su cara se llenó de una expresión de asombro y gusto. Una alegría que se podía tocar. Tardó unos segundos tratando de encontrar algo que decir... y solo emitió un “gracias” con la voz quebrada por la emoción. Salió y unos minutos después volvió a entrar”.
Dos agentes de seguridad se acercaron, y permitieron que se desarrollara todo con normalidad. “Les dije que veníamos de varias congregaciones y les expuse nuestro propósito. Tomaron nota y uno de ellos me dijo: 'esto hace mucha falta de que se haga', y se fueron”.
En el acto, se leyeron textos bíblicos, se oró por estas naciones, y finalmente se cantó una canción. Antes de terminar se produjo otra anécdota. “Un chico y una chica andaban tratando de vender boletos para una rifa y así ayudar a hacer una fiesta para una jovencita que sufre de cáncer y que pronto cumplirá sus primeros 15 años de vida. Se acercaron y empezaron a hacer preguntas. Algunos de nosotros se dedicaron a exponerles el amor de Cristo”, y poco después les preguntaron “donde ir para estar con gente como nosotros”, para acompañarlos durante el resto del tiempo de oración frente al portal de la embajada.
Allí, con las manos extendidas, los presentes oraron por última vez por Siria, Egipto y toda la región en una jornada que comenzó con frío y lluvia, pero terminó con calor y alegría en los corazones de los que participaron.
(*) El nombre ha sido cambiado por seguridad.
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