La situación de tensión en Medio Oriente parece un tópico de nuestros tiempos, pero
varios sucesos en las últimas semanas sirven para que la preocupación de la comunidad internacional haya aumentado considerablemente.
El
ataque aéreo efectuado por Israel en territorio sirio despertó críticas feroces en Irán, proclamado enemigo de los judíos que no teme subir el nivel de amenazas.
“Van a lamentar esta reciente agresión”, dijo Saeed Jalili, Secretario del Consejo Supremo iraní de Seguridad Nacional. Jalili comparó el ataque de Israel contra un complejo militar al noroeste de Damasco el miércoles a los conflictos anteriores, incluyendo su guerra de 34 días contra Hezbolá.
La contundencia de las declaraciones, sin embargo, no llamaron la atención en Israel, donde según algunos observadores internacionales
la población está más dispuesta a efectuar ataques disuasorios en territorio enemigo. Hasta llegar a atacar al mismo Irán, que juega con la hipótesis de conseguir la temida bomba nuclear.
ISRAEL, PREPARADO PARA RESPONDER
“Ya no es una cuestión de si lo hará o no, sino de cuándo”, dijo un analista israelí cuando se le preguntó si el primer ministro Benjamin Netanyahu respondería militarmente si Irán cruzara la “línea roja” y adquiriese una bomba nuclear.
Para el gobierno israelí parece claro que
las sanciones económicas a Irán no están teniendo el efecto adecuado para disuadirlo de sus investigaciones nucleares. Por otra parte, el fervor de la Primavera Árabe en varios países que rodean a Israel ha tenido el temido efecto de un mayor poder a opciones políticas de carácter islamista que, si bien no siempre coinciden en muchos aspectos, sí concuerdan en su oposición al país israelita.
En Israel, que acaba de celebrar elecciones y renovar el mando de Netanyahu, se espera una política de defensa más contundente para los próximos meses, sobre todo en las fronteras del norte. Algunos informes sugieren que
Irán está a sólo unos meses de conseguir la bomba nuclear, justo cuando Israel se ha mostrado contundente en el control de las amenazas contra su territorio realizando una incursión en Siria. Todo un aviso de que está dispuesto a tomar la justicia por su mano, sea con el apoyo internacional o no.
“Irán ha completado en los últimos dos años las investigaciones y la recolección de componentes para que pueda fabricar un arma nuclear tan pronto como se decida a hacerlo”, dijo Amos Yadlin, jefe del Instituto Israelí de Estudios de Seguridad Nacional, en una entrevista en The Times de Israel.
Yadlin abrió la puerta a que Israel podría actuar de forma “preventiva” contra las instalaciones nucleares en Teherán, lo que daría lugar a una respuesta contundente, pero impediría “la gran devastación” de las armas nucleares. “Nuestra evaluación es que Oriente Medio no se verá envuelto en una guerra, y los iraníes responderán de una manera calculada, limitada”, dijo Yadlin.
¿AMISTADES PELIGROSAS?
Mientras en Israel se especula sobre ello, Irán parece seguir trabajando en la construcción de una red de apoyo sin precedentes.
En un movimiento histórico, el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, ha llegado hoy a El Cairo, en el que supone el primer viaje de un jefe de Estado iraní a Egipto desde la revolución islámica de 1979 y después de más de treinta años de fuertes tensiones diplomáticas entre los dos países.
Mañana da comienzo una cumbre islámica en la que participarán los principales líderes del islam, en la prestigiosa mezquita de Al Azhar. Ahmadineyad se reunirá con el gran imán y rector de la Universidad de Al Azhar de El Cairo, Ahmed al Tayyeb, una de las principales autoridades religiosas e intelectuales del Islam suní.
“La política geográfica de la región cambiará si Irán y Egipto toman una posición unificada respecto al asunto de Palestina”, ha declarado Ahmadineyad a la televisión libanesa Al Mayadeen. A su vez, el mandatario expresó este lunes su deseo de visitar la Franja de Gaza esta semana, así como su voluntad de “orar en Jerusalén tras la liberación”.
Las autoridades egipcias se han mostrado preocupadas por el apoyo que Irán presta el régimen del presidente sirio, Bashar al Assad. En Egipto, la población es principalmente suní y apoyan el levantamiento contra la dictadura del Gobierno de Al Assad.
Sin embargo hay otros lazos que les unen: el apoyo a Hamás en Palestina, que se ha reforzado en los últimos meses de gobierno de Morsi, y cuya victoria en las elecciones fue elogiada por Irán, que la calificó como una “espléndida visión de la democracia” que
marca la fase final de “un despertar islámico”. Dentro de esa agenda quedan pocas dudas de que Israel es uno de los puntos pendientes.
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