Relegados tradicionalmente de los sectores influyentes de la sociedad, los evangélicos han extendido en los últimos años su peso social y político en Chile, donde se les reconoce su labor de ayuda en sectores marginales aunque también se les identifica con posturas conservadoras.
“En Chile hay dos instituciones que están en todas partes. Esté donde esté, siempre va a encontrar un retén de Carabineros y una iglesia evangélica”, comenta Jorge Muñoz, presidente de la Agrupación Intercomunal de Pastores de Chile (Agripach). En efecto, la Iglesia Evangélica florece en muchas áreas rurales aisladas de Chile y cada vez atrae a más fieles, mientras que la asistencia a los templos católicos disminuye.
CLAVES DEL CRECIMIENTO
Entre las claves del auge de la fe evangélica está la labor de los misioneros, pastores y predicadores, la gran mayoría autóctonos, habituales no solo en la Plaza de Armas de Santiago, sino en las polvorientas calles de zonas castigadas por la droga y la marginación.
Además, los evangélicos son emprendedores e imaginativos. Por ejemplo han proyectado su presencia en medios de comunicación propios, tienen convenios de descuentos con una cadena de farmacias y han montado una empresa de telefonía móvil.
Y realizan una inmensa obra social. “Somos la entidad en Chile que rehabilita a más alcohólicos y drogadictos. La Iglesia Evangélica es la luz que está alumbrado en estos momentos en las poblaciones (barrios pobres) periféricas”, asegura con orgullo el obispo Muñoz.
“Los evangélicos tienen una importante presencia en el mundo popular urbano. Llegan a grupos sociales a los que al Estado le cuesta mucho llegar y tienen la legitimidad social para que una familia con problemas acuda directamente al pastor”, concuerda Claudio Radonich jefe de la División de Relaciones Políticas e Institucionales, encargado de atender los asuntos relacionados con los distintos credos.
Y no sólo en las calles, sino también en las cárceles, donde los evangélicos son un elemento de pacificación y orden. Un reciente informe del Poder Judicial señalaba que, por ejemplo en el corredor de la Penitenciaría de Santiago, con unos 3.500 internos, en el que se concentran los presos evangélicos, las celdas “impresionan por su pulcritud”.
Un dato interesante que indica el peso que está alcanzando la Iglesia evangélica en la sociedad chilena.
Ayer mismo se dio a conocer que la Universidad del Mar cedió el 66% de sus acciones a la Iglesia Evangélica, buscando evitar el cierre de la casa de estudios.
DATOS ESTADÍSTICOS
Según el censo de 2002, el último cuyos datos están disponibles, ya el 16 % de la población chilena se declaraba cristiana evangélica, mientras que había descendido a un 69 % el número de chilenos católicos.
Este año se hizo otro censo cuyas cifras no se conocerán hacia marzo o abril de 2013, pero Muñoz está seguro de que en la última década el número de fieles ha crecido “de forma extraordinaria” y puede representar ya el 30 % de la población.
“Hay unas 4.000 (entidades religiosas) reconocidas por el Estado”, explica Claudio Radonich.
Muchas de ellas son pequeñas agrupaciones evangélicas que han construido sus templos en los barrios más olvidados del país.
EL GOBIERNO LES RESPETA Y CONSIDERA
El gobierno del presidente Sebastián Piñera, un católico que a veces menciona a Dios en sus discursos, ha aplicado desde 2010 una treintena de medidas para facilitar el trato justo a la labor y la presencia de la Iglesia Evangélica.
Su presencia numérica y su labor social han hecho que el Gobierno chileno vea con buenos ojos que las empresas puedan recaudar donativos destinados a las iglesias evangélicas y obtener así beneficios tributarios, ya que, aseguran, esas inversiones tienen un elevado retorno social.
En estas iniciativas que acercan a una igualdad de trato con respecto a la Iglesia Católica se incluyen la enseñanza de la religión en las escuelas, la facilitación de donaciones privadas para la Iglesia Evangélica y el impulso de la denominada “agenda de valores”, contraria al aborto y la legalización del matrimonio homosexual.
POSTURAS CONSERVADORAS
Los evangélicos también se han hecho conocidos por los discursos que algunos pastores han pronunciado bien en contra de la posibilidad de permitir el aborto legal, que está prohibido en todos sus supuestos, bien oponiéndose a que se regulen las uniones homosexuales; aunque lo cierto es que esas posturas son compartidas por gran parte de la población chilena
“Jamás en la vida nosotros hemos discriminado a ningún homosexual”, se defiende el obispo Muñoz, para a continuación añadir: “La Biblia nos enseña que Dios vino a los pecadores y no a los sanos. Lo que Dios aborrece es el pecado, no el pecador”.
También el Presidente Piñera es contrario a cualquier iniciativa que despenalice el aborto, incluso el terapéutico, y defiende que el matrimonio sólo es posible entre un hombre y una mujer, aunque sí está dispuesto a regular de alguna manera las uniones homosexuales con proyectos que están en trámite en el Congreso.
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