No es la primera vez (ni la primera voz) que apunta a la distinta tradición protestante o católica en los países europeos en relación a la crisis económica. En este caso,
la BBC publica un artículo en el que apunta a una posible ruptura de la eurozona hasta una agrupación en dos zonas que vincularía por una parte a los países latinos de tradición católica y por otra a los de tradición protestante, con algunas excepciones.
Defiende el periodista de BBC Radio 4 Chris Bowlby que el sentido de ahorro está moldeado en el inconsciente alemán a causa de su
concepto de la deuda, intricado con el lenguaje religioso: usan la misma palabra -schuld- para “deuda” que para “culpa” o “pecado”. El concepto podría significar algo muy diferente – y de hecho así es – en los países latinos, no acostumbrados a un discurso de ahorro.
Para
Angela Merkel, hija de un pastor protestante, es frecuente y usual hablar del ahorro como la única forma de conducirse en esta crisis tan profunda. El nuevo presidente de Alemania,
Joachim Gauck, que puede jugar un rol importante en los argumentos constitucionales sobre la moneda común, procede también del entorno protestante –es un expastor luterano.
LA ALEMANIA ACTUAL, "MÁS PROTESTANTE"
La ascendencia de Merkel y Gauck simboliza un gran cambio en Alemania desde la reunificación de 1990. Ambos vivieron en Alemania Oriental, un territorio históricamente protestante, mientras que la Alemania Occidental contaba con influyentes líderes políticos católicos quienes, en las décadas posbélicas, compartían un amplio entusiasmo católico por la integración europea.
El excanciller de Alemania Occidental,
Konrad Adenauer, un católico originario de Renania altamente receloso de las tradiciones prusianas protestantes de Alemania Oriental, lideró a su país hacia la firma del Tratado de Roma en 1957.
Esto creó la
Comunidad Económica Europea, precursora de la Unión Europea de hoy. Y h
abía una clara coincidencia geográfica entre los seis países que firmaron el tratado -Alemania Occidental, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y Holanda- y el territorio del Santo Imperio Romano de Carlomagno. Un Carlomagno, reivindicado por los europeístas modernos como una suerte de santo patrón, había creado una nueva moneda para sus territorios, la libra carolingia.
Helmut Kohl, que condujo a Alemania hacia la unión económica y monetaria en 1990, era otro católico procedente de Renania que visitaba catedrales constantemente y hablaba de las históricas raíces espirituales de una Europa unida.Pero la reunificación alemana en 1990 implicó el traslado de la capital a Berlín, lejos de las conexiones católicas que se sentían más cercanas en el oeste y sur del país. Y
la crisis de la eurozona ha intensificado un debate con profundas raíces sobre si los alemanes, con su influencia protestante, son fundamentalmente diferentes de los países católicos “latinos” y sus aliados.
HISTÓRICAMENTE PRUDENTES
Desde tiempos medievales, el
sistema bancario alemán ha sido más cauto que el de Italia y España. Y los alemanes escépticos, propensos a revisar la historia de anteriores problemas de uniones monetarias, señalan a la Unión Monetaria Latina del siglo XIX.
Alemania, que tenía su propio sistema aduanero bajo liderazgo prusiano, no se unió. La Unión Latina luchó para sobrevivir después de que un número de países, principalmente los estados papales, acuñaran e imprimieran más dinero del que debían.
¿HACIA UNA DIVISIÓN?
Algunos en Alemania sugieren que sería mejor dividir la eurozona actual, con una especie de Unión Latina por un lado, y en el otro, un grupo de países similares liderados por Alemania, que podría incluir a los holandeses (calvinistas) y los finlandeses (luteranos).
El exjefe de la Asociación de Industria en Alemania, Hans-Olaf Henkel, declaró que
“el euro está dividiendo a Europa”. Henkel considera que alemanes, holandeses y finlandeses deben “tomar la iniciativa y abandonar el euro”, creando un euro del norte.
No han faltado comparaciones con la separación que inició Lutero hace casi 500 años. Aprovechando las similitudes económicas (una protesta de Lutero al papado era por el cobro de indulgencias para el perdón de pecados) un comentarista alemán,
Stephan Richter, sugirió con cierta picardía que los problemas de la eurozona se habrían evitado si Lutero hubiera sido uno de los negociadores del Tratado de Maastricht (1991), decidiendo qué países podían unirse al euro. “'Lean mis labios: ningún país católico no reformado', habría declarado. El euro, como resultado, habría sido mucho más cohesivo”, dice Richter.
“DEMASIADO CATOLICISMO”
Richter es católico, pero admira las economías ahorrativas.
“Demasiado catolicismo”, indica, “va en detrimento de la salud fiscal de un país, incluso ahora en el siglo XXI”.Pero cree que algunos países históricamente católicos, como Austria y Polonia, podían caer más bajo la influencia alemana debido a su proximidad geográfica. “Quizá sean católicos, pero con una sana dosis de protestantismo fiscal”, sostiene.
Las celebraciones de 2017 del 500 aniversario de la Reforma sin duda intentarán subrayar que las divisiones surgidas con la Reforma entre los protestantes y otros reformistas y los católicos no eran tan grandes.Pero el generalmente ahorrativo gobierno de la canciller Merkel ya ha prometido una inversión de 35 millones de euros (US$43 millones) para conmemorar el nacimiento del Protestantismo. ¿Habrá una eurozona en 2017? ¿Todavía intacta? ¿O en proceso de asumir una nueva división histórica entre los latinos y los predicadores del ahorro protestante?
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