Una de las más notorias manifestaciones de fe vistas en un campo de fútbol se produjo en la final de la Copa Confederaciones en 2009, cuando
el equipo brasileño al completo se abrazaron para orar juntos. La anécdota -que no pasó desapercibida a la FIFA,
que ha prohibido este tipo de manifestaciones desde entonces- muestra cómo en Brasil son cada vez más comunes las muestras de fe en el terreno de juego.
Fútbol y religión, sin duda, son dos grandes pasiones en Brasil, pero para algunos la mezcla de ambas ha ido demasiado lejos en el máximo nivel profesional de ese deporte en el país.
Emerson Leão, ex portero de la selección brasileña y actual entrenador del Sao Paulo, ha sido una voz crítica al respecto.
El entrenador considera que hay líderes religiosos que pueden llegar a influir más en ciertos equipos que los propios técnicos.
“Ya dirigí un equipo que, de veinte jugadores, dieciséis eran de una comunidad cristiana evangélica. Uno hablaba aquí y el pastor cambiaba allá. Dije: 'Presidente, vamos a actuar'. Y él respondió: 'Pero Leão, entonces nos vamos a quedar sin jugadores'”. Es el relato del entrenador en una entrevista al diario Folha de Sao Paulo.
¿PROTAGONISMO EXCESIVO?
La presencia religiosa está lejos de ser algo nuevo en el fútbol en Brasil, el país que ha ganado la Copa del Mundo más veces (cinco) y es al mismo tiempo la nación con más católicos en el planeta y una comunidad pujante y creciente de evangélicos. Sin embargo, algunos como Leão creen que esa presencia ha adquirido un peso excesivo.
“No es nueva, pero recientemente ha llegado a un punto de exageración”, dijo Juca Kfouri, uno de los periodistas deportivos más reconocidos de Brasil. “Es un fenómeno más de este siglo”, agregó.
Kfouri recuerda la ola de críticas que recibió por haber denunciado en 2009 lo que a su juicio fue un “proselitismo religioso” de los jugadores de la selección nacional al ganar la Copa de Confederaciones en Sudáfrica. El mediocampista Kaká, que en esa ocasión se quitó la camiseta brasileña para mostrar otra que vestía debajo con la leyenda en inglés “Yo pertenezco a Jesús”, dijo tiempo después que Kfouri es ateo y lo perseguía por ser creyente.
El periodista cree que
el fenómeno de la influencia religiosa en el fútbol brasileño corresponde sobre todo a la fe evangélica y está presente “en la mayoría” de los clubes profesionales del país.
Según el periodista, “se reúnen para orar en la concentración y quien no participa es mal visto: quieren forzar a todo el mundo a tener la misma religión, a pagar el diezmo”, afirmó. A su juicio, este tema es un “tabú” en Brasil.
UNA EXPRESIÓN PÚBLICA DE LA FE
Eloísa Martín, una profesora de sociología en la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) que estudió la relación entre fútbol y religión, cree que en Brasil la polémica está vinculada al modo en que los evangélicos expresan su fe.
“Los evangélicos tienen una práctica pública (de la religión)”, dice Martín. En los sectores populares de donde provienen la mayoría de los futbolistas es común unir la vida cotidiana a lo sagrado y “es impensable para ellos entender el mundo de otra forma”.
“Entonces
es obvio que van a orar antes de salir a jugar y es obvio que van a decir: 'Erré el penalty porque Dios está poniendo a prueba mi orgullo'” o porque sea un 'castigo' por pecados cometidos”, indicó.
En sus declaraciones a Folha, Leão dijo estar “cansado” de escuchar a futbolistas que creen que fallan un penalty por mandato divino y que en el futuro Dios les va a reservar cosas mejores.
TESTIMONIO FIRME
El futbolista uruguayo Sebastián
“Loco” Abreu, que ha jugado en 17 clubes de América Latina, Europa e Israel y actualmente lo hace en el Botafogo carioca, cree que la religión ocupa un lugar especial en el deporte rey brasileño.
“La oración y el respeto a la palabra del Señor es fundamental y lo tratan de transmitir constantemente, tanto a compañeros del equipo como a hijos y amigos”,
dijo Abreu a BBC Mundo. Sin embargo el delantero, que también jugó en el Gremio de Porto Alegre, negó que en Brasil hayan intentado imponerle alguna creencia específica.
“Yo soy muy creyente, tengo un santuario”, dijo en alusión a un símbolo religioso personal que lleva siempre a los partidos que juega, ya sea a nivel de clubes o de la selección uruguaya. “Y en ningún momento me lo han hecho sentir como algo negativo sino que lo han respetado”, explicó el delantero, sabiendo que los evangélicos -de acuerdo a sus creencias- no llevan ninguna imaginería religiosa.
Antonio Jorge Gonçalves Soares, otro profesor de la UFRJ que investiga los vínculos entre deportes y ciencias sociales, observó de cerca la religiosidad de futbolistas brasileños durante un trabajo de campo sobre ellos en Portugal y ve a los evangélicos como una red de ayuda positiva.
“Varios atletas no evangélicos y no creyentes son invitados por otros atletas evangélicos que hacían cultos durante la semana en sus propias casas”, dijo a BBC Mundo. Eso también permitía a los futbolistas pertenecer a una red social donde unos se ayudan a otros, ser vistos por los clubes como profesionales más disciplinados e incluso canalizar tensiones.
“La religión”, según Gonçalves, “funciona como un espacio de seguridad en un mundo que es muy inseguro”. Y en este sentido, sí que no hay color si se compara el estilo de vida familar, profesional y familiar de unos y otros.
Si quieres comentar o