La casona pintada de azul, ubicada en el radio céntrico de la ciudad de Córdoba, Argentina, fue en otra época un templo evangélico, que se cerró por falta de miembros. Hoy en la fachada del edificio puede leerse: Luz Urbana Centro Cultural, un espacio donde se reivindica el arte en todas sus expresiones.
La idea general del proyecto nació hace más de dos años. “Desde el principio buscamos consolidar un espacio en el que pudiéramos compartir por medio del arte en general, la literatura, la cultura, la experiencia de una vida que se ha encontrado con Cristo, trasmitir los valores cristianos. Pero también soñábamos que en ese espacio cada contenido fuera excelente, con un alto grado de calidad artística, por eso pensamos en centro cultural. También hemos considerado el hecho de que en nuestra ciudad, los centros culturales gozan de gran aceptación, de respeto o prestigio social”, explica Nicolás Sarquis, un publicista que ha asumido la dirección general del centro.
A poco más de un año de su inauguración,
Luz Urbana se ha convertido en el sitio de reunión de muchos jóvenes, atraídos por una agenda de actividades bastante heterogénea. Talleres de teatro y de danza, ciclo de recitales acústicos, conferencias de arte (como “Joyas del Museo Nacional del Prado, celebrada en agosto último), ciclo de cine debate, conferencias de creatividad, presentaciones corales, exposiciones de pintura y fotografías, el club English Talk, el curso Alpha, son algunas de las actividades que se realizan.
Por una parte, Luz Urbana está orientado a satisfacer la necesidad espiritual de un amplio sector de la sociedad -estudiantes universitarios, jóvenes profesionales- que posee códigos y costumbres particulares. “El arte y la cultura son medios para conectarnos con ellos. Asimismo, el proyecto satisface la necesidad espiritual de muchos artistas cristianos que no encontraban la manera o el espacio para servir a Dios por medio de sus habilidades”, explica Sarquis.
Por otra parte, el proyecto busca satisfacer una necesidad cultural, pero desde una perspectiva diferente.“En Luz Urbana amamos el arte por su valor intrínseco, y creemos que cuando el arte y el artista logran una conexión profunda con el espectador, éste último puede beneficiarse de esa experiencia no sólo por los conceptos que la obra puede transmitir ideológicamente, sino también por la expresión artística en sí misma. Siempre buscamos transmitir un concepto, y también que los que nos visitan disfruten de una buena obra artística”, señala el director del centro.
DEL CINE A LA IGLESIA
Lucas Magnin y Paloma Salvatierra son los responsables del Ciclo de Cine “Rumores de otro mundo”, iniciado en setiembre. Magnin, un joven de 25 años, estuvo en la génesis de esta inquietud cultural desde el ámbito cristiano, habiendo fundado tiempo atrás el grupo “Arte +”, que podría ser considerado antecedente de Luz Urbana. “No creo en el concepto de ‘artista cristiano’; somos cristianos que producimos arte”, apunta. Músico, poeta, escritor, Lucas ha vivido un año en Italia y ha retornado para sumarse al equipo del centro cultural, así como a la iglesia que ya ha nacido a partir del mismo.
Una de las actividades del centro es el Curso Alpha. “La idea es que los que participan en las diferentes actividades culturales sean invitados a realizar el curso, y como resultado ya ha nacido una iglesia que de momento se reúne en el mismo local, pero es solo hasta que se consiga otro, puesto que se ha establecido que en el centro no se realizarán cultos”,explica Edgardo Kasselian, responsable de Comunicaciones de Operación Movilización (OM) Argentina, y miembro del equipo de Luz Urbana.
“El Centro Cultural Luz Urbana es un espacio creado para reivindicar las artes como parte de la vida. Por supuesto que queremos compartir valores, experiencias de vida y nuestro testimonio con los que se acercan, pero el arte aquí no es un ‘anzuelo’, sino que queremos volver a dar a las artes el valor que Dios le dio cuando entregó (o formó) habilidades a los seres humanos. Queremos que los cristianos comprometidos con amar a Dios, amar a las personas y transmitir valores a través del arte, tengan un lugar, un espacio para trabajar “, explica Kasselian.
TRABAJO DE EQUIPO
La dirección del proyecto tiene muchas aristas: coordinación de las actividades, recepción y análisis de propuestas nuevas, motivación y estímulo del equipo de trabajo, planteamiento de objetivos institucionales… Todo esto es parte de la cotidianeidad del rol desempeñado por Nicolás Sarquis, quien apunta que “obviamente es imposible que pueda responder a esas demandas sin un equipo. Existe una comisión directiva que está comprometida con esas implicancias. Luz Urbana posee una organización participativa y plural en la generación de ideas y el análisis de las propuestas. Como Director, estoy más interiorizado de la agenda cultural, pero esto es un trabajo en equipo”.
En cuanto al futuro, “Luz Urbana posee como meta fundamental convertirse en el lapso de los próximos 5 años en un espacio que genere huellas intensamente positivas en la vida de las personas y en la comunidad, con programas que desafíen constantemente paradigmas sobre la manera de realizar una misión espiritual en un contexto posmoderno, y que desafíen asimismo paradigmas institucionales sobre la manera en que un centro cultural puede resultar profundamente significativo en el desarrollo personal y de las comunidades”, explica el director.
Para lograr estos objetivos, en
Luz Urbana se levanta sobre tres pilares fundacionales que forman parte del ADN organizacional y ministerial del centro: pasión por Cristo, pasión por vincular a Cristo con las personas, y pasión por el arte.
Los proyectos para el futuro son muchos. “Creo que si los enumero, esta entrevista no terminaría más – dice Sartquis- .En estos momentos estamos trabajando en la creación de una sala de literatura con obras de grandes artistas, en la que podamos generar un espacio que promocione el ejercicio del pensamiento como un medio para honrar a Dios y descubrir más de él”.
Para cerrar este reportaje, hablamos de ser ‘luz’ en la ‘urbe’: “Más allá del centro cultural y de las actividades que en él se produzcan, la única manera de ser luz es sentir y vivir lo que mencioné antes: pasión por Cristo y pasión por vincular a Cristo con las personas. En Luz Urbana buscamos esa clase de personas, para formar parte de una obra en la que Dios nos está sorprendiendo y emocionando constantemente desde que se inició”, concluye Nicolás.
Si quieres comentar o