Con pan ázimo y sin nada de levadura en sus alimentos durante siete días (ocho fuera de Israel), los judíos celebran a partir de la noche del lunes 18 de abril la fiesta del Pesaj, la misma que Jesús conmemoró en la Ultima Cena con sus discípulos.
De gran trascendencia en la historia judía por el sentido tanto religioso como étnico que conlleva, se trata de una de las fiestas más antiguas conocidas, y está descrita en las escrituras sagradas en el libro del Éxodo.
"Ese libro narra cómo fuimos liberados por Dios del Faraón que nos tenía esclavizados y la orden de celebrar este episodio para la eternidad y como si nosotros mismos hubiéramos estado allí", explicó el rabino Yaacov Hamu.
De hecho,
la Última Cena que Jesús celebró con sus discípulos, antes de la crucifixión, no es otra que la Pascua judía, la misma que conmemoran millones de personas de esta confesión en Israel y en todo el mundo.
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TRANSMITIR HISTORIA E IDENTIDAD
Una de las claves de esta celebración es el relato que se transmite de padres a hijos, conocido como "Hagada" y en la que la familia va describiendo los hechos descritos en la Biblia e interpretaciones a la voluntad divina de parte de líderes espirituales posteriores.
"Lo más importante es comunicarle a los niños el mensaje de libertad que nos llega desde aquella noche, para que nuestro pueblo siga existiendo", agregó el rabino sobre esa mezcla anormal que confiere al judaísmo un carácter dual y simultáneo como pueblo y como religión.
"En otros pueblos se puede ser de cualquier religión, al nuestro se accede únicamente por la religión. Si eres judío de religión, automáticamente perteneces al pueblo judío", puntualizó.
Esa dualidad se origina precisamente en los hechos que se conmemoran en el Pesaj, la salida de un grupo de personas de la esclavitud guiados por Moisés para aceptar el monoteísmo en el Monte Sinaí, episodio que también forma parte del cristianismo y que fue ampliamente llevado a todas las artes.
Reunidos en familia, los judíos transmitirán el histórico legado a sus hijos alrededor de una gran mesa y antes de una copiosa cena en la que destacan como elementos simbólicos la lechuga, el huevo, el "jaroset" (mezcla de frutos trillados amasados en bolas ultracalóricas) y el vinagre.
LA COMIDA DE PASCUA
@MULT#IZQ#41983@"La mezcla de elementos dulces y amargos en la mesa no es más que el recuerdo de la amargura de la esclavitud y la dulzura de la libertad", declaró Hamú.
Conocida también como Fiesta de la Primavera, por la estación en la que se celebra, y también como Fiesta de la Libertad por lo que representa para la gestación étnica del pueblo judío, el Pesaj está claramente marcado por la "matzá", una fina galleta cuadrada de tamaño variable que es empleada durante la fiesta como pan.
Los libros de la Torah ordenan a los judíos que para recordar el éxodo deberán comer panes ázimos, porque así los hicieron sus padres durante siete días al salir de Egipto con premura y no disponer de levadura, un producto que sale estos días de cualquier vivienda judía y comercio.
La industria y la tecnología modernas han sabido suplir la ausencia de levadura con todo tipo de sustitutos, como la harina de manzana, para ofrecer alimentos alternativos a los fabricados con levadura, pero hasta hace unas décadas la situación era muy distinta.
"Ahora hay tortas, bizcochos y galletas casi tan buenos como los normales, pero antes nos contentábamos con fruta y frutos secos, quizás algún dulce de coco al horno, pero poco más", recordó Mazal Dahan, una mujer octogenaria criada en Marruecos y que emigró a Israel en la década de los años 50.
"Hasta hay pan sin levadura en las cafeterías y restaurantes", destacó sobre unos pequeños panecillos desinflados que comenzaron a aflorar hace unos pocos años y que, para los más conservadores, su mera semejanza con el pan supone ya una violación de la ley más estricta.
Para hacerse una idea de hasta dónde llega la observancia de eliminar cualquier resto de levadura o producto leudado, basta con ver la profunda limpieza que una buena parte de los judíos hacen de sus casas en las semanas que precede a esta fiesta.
JUDÍOS RELIGIOSOS Y LAICOS
Estadísticas muestran que entre un 60 y un 70 por ciento de la población judía de Israel se abstiene de comer pan leudado en la Pascua, un período en el que cientos de miles de personas salen de excursión por todo el país abarrotando carreteras y lugares de esparcimiento.
Otros más progresistas y laicos, cifrados en más del medio millón entre una población de 7.3 millones, prefieren este año celebrar el Pesaj en el sentido más metafórico de la fiesta, y aprovecharla para hacer un masivo éxodo al extranjero que les haga olvidar las dificultades que conlleva la fiesta.
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