Liberia ha sido uno de los países africanos más castigados por las continuas guerras por el poder. Tras pasar por dos guerras civiles que acabaron con la vida de 250.000 personas y dejaron miles de desplazados, el país intenta recuperarse. Hasta Monrovia, la capital, se desplazó el equipo de la Asociación Billy Graham para organizar el Festival de Vida.
“En 2007, al visitar Liberia, mi corazón se entristeció por la destrucción que vi”, dijo Graham, presidente de la Asociación Evangelística Billy Graham y de la organización humanitaria Samaritan’s Purse. “Sin embargo, al regresar
esta semana, he visto mucho cambio y esperanza: los servicios están mejorando, los negocios están regresando y noto que las sonrisas en los rostros de las personas también están regresando. La vida está regresando a Liberia – y la vida eterna es exactamente por lo que estoy aquí”.
Graham visitó el país por invitación de 1.100 iglesias locales para realizar el Festival de Vida en el estadio SKD de la capital, Monrovia. El evento de tres días atrajo a una multitud de 91.000 personas y 14.140 respondieron a la invitación de recibir a Jesucristo como su salvador.
Este fue el primer evento evangelístico de Graham en Liberia, pero su organización humanitaria,
Samaritan's Purse, ha estado activa en el país durante muchos años ayudando a la población más necesitada, proveyendo agua potable, educación en salud e higiene, agricultura y desarrollando proyectos de alfabetización.
En su visita, Graham aprovechó para conocer de cerca los esfuerzos humanitarios que realiza Samaritan’s Purse, enfocados en la construcción de una nueva capilla para la Universidad Bíblica Africana. Además entregó personalmente cajitas de regalo para niños necesitados mediante el programa Operación Niño de Navidad.
Graham también se reunió con la presidenta Ellen Johnson-Sirleaf y el vicepresidente de Liberia, quienes asistieron al festival.
ÁREA EN CONFLICTO POR AÑOS
A pesar de la conseguida estabilidad, la situación en Liberia es delicada teniendo en cuenta el conflicto que atraviesa Costa de Marfil. Muchos temen que la violencia al otro lado de la frontera se contagie a su territorio. Los pueblos fronterizos de Liberia ya están teniendo dificultades para dar acogida a los refugiados que han llegado hasta ahora. La semana pasada la caída de Toulepleu provocó que 2.000 marfileños cruzasen la frontera en tan sólo un día.
En respuesta a la presencia de las Fuerzas Nuevas cerca de su frontera, el gobierno de Liberia envió a 20 miembros de su Unidad de Respuesta a Emergencias, la única policía armada que tiene el país debido a la masiva campaña de desarme realizada tras la guerra. “Sabemos que en caso de cualquier actividad fronteriza nuestras fuerzas de seguridad no serán capaces de repeler la violencia”, admite Kamara Mohamed Marandos, jefe de la Organización Internacional para las Migraciones en Liberia.
Después de tres días de combates en su zona, Dennis Kula, de 44 años, y su familia decidieron huir a Liberia, caminando durante dos días entre matorrales y vadeando el río Cavalla. Su hijo de siete años, Nyoneo, se perdió durante la travesía, pero Kula dice que no volverá a su pueblo hasta que terminen los enfrentamientos. “Rezaré, pero no puedo regresar. Tengo demasiado miedo”, admite.
En África Occidental la paz es frágil.
Liberia, Guinea, Costa de Marfil y Sierra Leona han sufrido guerras civiles en la última década, y en todos los casos los combates se extendieron más allá de sus fronteras.
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