Encabezan la lista de países más restrictivos aquellos que aplican la ´Sharia´ islámica como norma judicial: Arabia Saudí, Pakistán o Libia. En otros países, las agresiones por motivos religiosos proceden de grupos sociales y no tanto del gobierno, como ocurre en Nigeria o Somalia. Países que caminan hacia la apertura, como Turquía o Egipto, todavía cuentan con severas limitaciones para una libertad religiosa efectiva y real.
El estudio presentado el 16 de diciembre por el Foro Pew no trae buenas noticias.
La libertad religiosa, uno de los principios contenidos en los Derechos Humanos de Naciones Unidas, no es respetado en aproximadamente la mitad de los países del mundo. Y aunque los países que contienen las más altas restricciones religiosas son una minoría, éstos contienen al 70% de la población mundial. Sólo el 15 % de la población vive en una situación de libertad religiosa, y el 16 % restante se encuentra en territorios con libertades «moderadas». 6.800 millones de personas viven en países que tienen severas restricciones respecto a la religión.
El Foro Pew es un organismo internacional de investigación que «busca promover una comprensión más profunda de los problemas en la interrelación de la religión y los asuntos públicos», según informan en su página web. Fue constituido en el año 2001, y está integrado por expertos internacionales en religión y sociedad. El estudio, titulado «Restricciones globales sobre religión» (http://pewforum.org/docs/?DocID=491) es resultado del trabajo de tres años de investigación y análisis en todo el mundo, acudiendo a dieciséis fuentes de información, incluidos los informes del Departamento de Estado de EE.UU. y grupos de derechos humanos, así como las constituciones nacionales.
Entre los países con altas restricciones a la práctica religiosa, el estudio diferencia entre los que limitan la libertad desde los aparatos de poder: las leyes, el gobierno o la policía; y aquellos en los que la presión se ejerce por acciones individuales, o por grupos sociales organizados ajenos al poder político o legislativo.
Los países en los que se dan ambas circunstancias son los más restrictivos para el ejercicio libre de la fe. Esto sucede en Arabia Saudí, Pakistán e Irán, donde las leyes se ajustan a la ´sharia´ islámica y además hay una fuerte presión social hacia cualquier atisbo de libertad religiosa. No ocurre lo mismo en China o Vietnam, donde los gobiernos establecen fuertes restricciones para la práctica religiosa, pero no existe una presión social hacia aquellos que se saltan la norma. Justo lo contrario vive la población de Nigeria o Bangladesh: las leyes y los gobiernos permiten cierta libertad religiosa, pero existen grupos sociales que reaccionan con hostilidad y violencia ante otras religiones.
El mapa-mundi religioso dibuja un Noreste africano con escasa libertad religiosa, mientras que el continente americano, con la excepción de Méjico, es la zona con mayor libertad.
HOSTILIDAD SOCIAL
Muchas veces, los informes acerca del ejercicio de las libertades en el mundo se centran en presentar los avances o retrocesos legislativos y judiciales de cada país en esta materia. Sin embargo, el informe Pew agrega una variable aún más interesante, la «hostilidades sociales». No son pocos los países del mundo que cuentan con gobiernos débiles, que en poco o nada representan las tendencias de la población.
El estudio completó esta categoría por medio de 13 preguntas que intentan detectar la violencia sectaria, los conflictos religiosos y hasta los crímenes cometidos hacia grupos religiosos concretos.
Sobre los conflictos entre religiones, el informe concluye que la tensión es manifiesta en el 87% de los países. Esta tensión se produce «sin violencia física» en el 23 % de los casos. El 42 % de los países registran violencia física en algunos casos, y hasta un 22 % lo detectan en numerosas ocasiones. Las conversiones también son perseguidas en el 29 % de los países del mundo. Casos como el asesinato de dos convertidos al cristianismo en Turquía dan fe de esta triste realidad.
Encabeza el ránking de hostilidad social Iraq, donde la presencia militar occidental no ha mermado las tensiones entre las facciones islámicas suníes y chiíes. Afganistán, Sudán, Pakistán, India, Bangladesh, Somalia, Sri Lanka y Arabia Saudí aparecen en los diez países más extremos. También Israel, que ocupa el séptimo puesto, donde los ultraortodoxos manifiestan su particular guerra contra todos aquellos que no pertenezcan a su religión. España aparece entre los países con poca hostilidad social, por encima de otros países europeos como Francia o Alemania, pero lejos de los más tolerantes: San Marino, Taiwan, Surinam o Corea del Sur, entre otros.
Entre los 25 países del mundo más poblados, India, Pakistán, Indonesia y Bangladesh presentan un nivel de hostilidad social definido como «muy alto». No son pocas las veces que encontramos sucesos de extrema violencia ante grupos religiosos minoritarios en estos países. En India y Pakistán los ataques a cristianos se producen a manos de grupos sociales que no siempre cuentan con el beneplácito de las autoridades del país, aunque sí con su inoperancia.
En este ránking de la vergüenza, países como Egipto, Méjico, Rusia o Irán aparece con un nivel «alto». Entre los moderados aparecen la mayoría de los grandes países europeos y Estados Unidos. Japón y Brasil son los países muy poblados donde hay menos agresiones por causas religiosas. Corea del Norte, ante la imposibilidad de practicar un estudio entre la población, no ha podido incluirse en este aspecto.
GOBIERNOS RESTRICTIVOS
Hasta un 57% de la población mundial vive bajo gobiernos que restringen la libertad religiosa. Sólo son 2 países de cada 10, pero abarcan un margen de población grande. El informe no se queda sólo en las cifras, que a veces resultan engañosas, ya que hay países que proclaman la libertad religiosa, pero luego la coartan. Por ejemplo, la constitución de Afganistán permite la «libre elección religiosa» de sus ciudadanos. Pero la misma ley regula que «ninguna ley puede estar en contra de la sagrada religión del Islam», lo que llevó a que Abdul Rahman fuese sentenciado a muerte en 2006 ante un tribunal por convertirse del Islam a otra religión. Tuvo que abandonar el país, solicitando asilo en Italia.
Este tipo de «trampas legales» se pueden encontrar en las Constituciones de países en los que la ley islámica se aplica por encima de las leyes que pueda emitir el Gobierno. El informe agrega que en muchos países se exige el registro de la religión ante las autoridades: un registro que en 3 de cada 5 casos acaba provocando más problemas que beneficios para los practicantes. Sucedió, por ejemplo, en Singapur, donde la ley obliga a registrar todo grupo religioso. Los Testigos de Jehová fueron eliminados del registro en 1972, prohibiéndose desde entonces la práctica bajo penas de cárcel.
Casi el 41% de los países restringen las actividades de los misioneros extranjeros, y un 6 % prohíben totalmente su actividad. En cuanto a las prácticas religiosas, hasta 38 países prohíben las prácticas religiosas entre su población, con excepción de la religión oficial. Otro aspecto sobresaliente es que hasta 80 países, un 40 %, limitan la difusión de literatura religiosa.
El ránking de países con más restricciones a la libertad religiosa lo encabeza Arabia Saudí. También es el país más rico en petróleo, el máximo exportador mundial del llamado oro negro y aliado estratégico de los países occidentales en Oriente Medio. A continuación aparecen Irán, Uzbekistán, China y Egipto.
En el extremo contrario aparecen los países con menos restricciones. España se encuentra por encima de Italia, Francia o Gran Bretaña; aunque aún lejos de los países con mayor libertad, como Japón, Nueva Zelanda u Holanda.
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