`Cristo nos hace justos´, dijo el Papa. `Ser justo quiere simplemente decir estar con Cristo y en Cristo. Esto basta. No hacen falta otras observancias´. Milkau aprueba este enunciado del pontífice, aplaudiendo también la interpretación que hizo de uno de los puntos centrales de la doctrina de Martí Lutero (1483-1546): la doctrina de la `justificación por la fe´.
Lutero, interpretando la carta a los Romanos, se convenció de que el cristiano se salvaría `sólo por la fe´ y no por las `obras´ que realiza. Benedicto XVI explicó que `la expresión `sola fe´ de Lutero es verdadera, si no se opone a la fe y a la caridad, al amor´.
Según el decano luterano, `para los protestantes no hay problema a la hora de afirmar que el ágape es realización en la comunión con Cristo´. Ahora bien, siguiendo sus propias fuentes teológicas, Milkau propone con una visión protestante ampliar `esta reflexión también al problema de la iglesia. Las palabras del Papa podrían también significar que para estar en Cristo no hace falta pertenecer a la misma iglesia, pues el ágape es el elemento esencial de la comunión con Cristo´.
Y sigue diciendo: `la justificación por la fe y no por las obras ha sido acogida y aceptada ya como base del credo cristiano. El Papa, sin embargo, ha expresado un “si”, y no podía ser de otro modo. Este `si´ lo ve en el peligro del libertinaje que niega Pablo y, con él, también Lutero. La fe tiene que tener una consecuencia, que, según los luteranos, se expresa en el compromiso por la libertad del prójimo, compromiso a veces difícil y lleno de sufrimiento´.
`Desde nuestro punto de vista -dice Milkau-, no es por tanto suficiente definir por decreto lo que es bueno y condenar lo que no lo es. Por el contrario, hay que incentivar la capacidad de juicio para ser cada vez más autónomos y responsables, pero al mismo tiempo conscientes de ser falibles también en el amor. “Sola fide” no significa no fiarse de los propios poderes, sino esperar todo de Dios´.
LAS DECLARACIONES DEL PAPA
Benedicto XVI habló de la `Doctrina de la Justificación´, uno de los temas más controvertidos de la reforma protestante, y dijo que su compatriota Lutero no se equivocaba cuando decía que `nos salva sólo la fe´, pero matizó que siempre que esa fe `no se oponga a la caridad y al amor´.
Ante unas 20.000 personas que asistieron en la plaza de San Pedro a la audiencia pública, el Papa dedicó la catequesis a cómo el ser humano se convierte en justo a los ojos de Dios, tema central en las cartas de San Pablo y uno de los asuntos que durante más de cuatro siglos han separado a protestantes y católicos.
El Pontífice resaltó que el Apóstol Pablo -cuyos escritos inspiraron profundamente a Lutero- afirmaba en sus cartas a los cristianos de Roma que `el hombre es justificado por la fe con independencia de las obras de la ley´.
Lutero interpretó `justificados por la sola fe´, manifestó el Papa, que añadió que `la palabra ´sola fide´ (sólo la fe) de Lutero es verdadera si no se opone a la caridad, al amor´. Ser justo, aseguró el Papa, significa `sencillamente estar con Cristo, por lo que los otros preceptos ya no son necesarios´.
LA GRAN CUESTIÓN PENDIENTE
Ya el 31 de octubre de 1999, luteranos y católicos firmaron en Augusta (Alemania) una declaración sobre la Doctrina de la Justificación, considerada un importante paso en el camino ecuménico.
Sin embargo, y siendo un paso sin duda positivo este reciente acercamiento en palabras de Benedicto XVI a un aspecto básico de la teología de Lutero, queda pendiente –entre otras- una importante cuestión: ¿quién administra esta gracia de Dios que viene por la fe en Jesús?
Porque según la teología católica, esa gracia es administrada a través de “la” Iglesia (católica) desde el bautismo, pasando por los sacramentos (confesión, comunión), hasta llegar a la extrema unción y la intercesión por los difuntos. Es decir, se admite que existe una línea telefónica que la gracia de Dios da al hombre por la fe en Jesús, pero la centralita la lleva la jerarquía católica, que es la que interpreta, dicta, decide y hace de intermediaria permanente en la relación del hombre con Dios.
El protestantismo entiende sin embargo que el cristianismo bíblico sólo admite a Jesús como intermediario “porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (2ª carta a Timoteo 2:5).
Además, a esta cuestión de la "Sola fe", habría que hablar de la "sola gracia" y "sola Escritura". Pero, de momento, en estas cuestiones Benedicto XVI no ha entrado, así que quedan en el archivo de "pendientes".
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