Un ´reality´ para convertirse -en formas- al estilo común de vida cristiana

El reverendo George Hargreaves desea instaurar la moral cristiana en Reino Unido y lo hará empezando por la televisión. Para ello ha organizado, junto a su equipo de predicadores, este ´reality´ que en teoría tendrá como piedra angular la Biblia.

En el programa, que se emitirá en tres partes, participarán voluntarios de Leeds, al oeste de Yorkshire, que dejarán su vida diaria para convertirse en practicantes del cristianismo –tal y como entiende el guión del programa- durante tres semanas.

Ninguno de los participantes es cristiano. Son un ciclista taoísta y ateo, un joven que fue educado en el cristianismo hasta abandonarlo a los 12 años y que ahora tiene una novia que está embarazada de 10 semanas, un representantes de bailarines que es adicto a los zapatos de diseño, y unos padres de clase media que no tienen tiempo para dedicar a sus hijos. También concursarán en ´Make me a Christian´ un hombre que a sus 20 años, desengañado de su novia, es un mujeriego de salidas nocturnas frecuentes y una lesbiana que además tiene amantes masculinos de manera esporádica. Hay más, pero éstos son algunos de los participantes. Los asesores espirituales que orientarán a los participantes del programa, pertenecen a distintas ramas del cristianismo.

La primera parada del ´reality´ será una catedral de más de 1.000 años de antigüedad, donde los participantes celebrarán una eucaristía. Después, regresarán a la ciudad de Leeds, donde un reverendo regalará a cada voluntario una Biblia y les pedirá que la lean cada día. Además, los asesores visitarán a los participantes en sus hogares, estudiarán su estilo de vida y les darán las pautas que deben seguir para llevar una vida ejemplar como creyentes.

Hace unos meses, Channel 4 también organizó el ´reality´ ´Make me a Muslim´, en el que seis concursantes vivieron durante tres semanas como musulmanes bajo la el precepto del Corán.

Quizás una clara pega al programa es que confunde la fe real con la simple forma de vivir… el caso es que el espectáculo no decaiga.