Un documental de 60 minutos cuenta la historia de un lugar refugio para niños con diversidad funcional y otras personas vulnerables en Mozambique.

Sekeleka (que significa “levántate” en lengua shangana) es el lugar del proyecto impulsado por Sara Marcos Velert, una misionera en el país en el sureste de África, y de ahí toma su nombre el film dirigido por Eli Padilla.

La directora conoció el trabajo transformador sobre el terreno desde la fe cristiana. Con sólo una cámara y 3 semanas de estancia, se ha postproducido luego en España el documental, que se estrena en los cines Lys de Valencia en sesión única el jueves 29 de mayo (horario y entradas aquí).

“Valencia va a ser donde estrenemos la película-documental pero uno de nuestros objetivos es que pueda proyectarse en otras ciudades de España”, contó Eli Padilla a Protestante Digital, porque quieren que pueda “llegar a muchas personas”. 

Pregunta. Eli Padilla, ¿cómo surgió la idea del documental?

Respuesta. El año anterior había realizado mi viaje iniciático a África con Tino Soriano. Estuvimos recorriendo Benín, Togo y Ghana (la llamada Costa de los Esclavos) durante tres semanas, fotografiando aquellas culturas y aprendiendo mucho a todos los niveles. 

Volví de aquella experiencia sintiendo que quería que mis fotografías fueran útiles de algún modo, algo más que unas fotografías bonitas, que estuvieran enfocadas a visibilizar temas con los que realmente estuviera implicada, historias que me importaran.

Enseguida surgió la idea de hacer ese primer proyecto fotográfico en Sekeleka. Hablé con Sara Marcos Velert y me invitó a viajar a Mozambique. Meses antes de tomar el primer vuelo una mentoría con Ana Palacios me ayudó a prepararlo todo.

Ver el trailer:

P. ¿Qué ha sido lo más interesante y retante del proyecto?

R. Sin duda lo más retante fue proponerse hacer vídeo y fotografía llevando una sola cámara fotográfica, y hacerlo además en sólo tres semanas.

En un principio iba a hacer solamente fotografías (de hecho esperamos poder hacer una exposición fotográfica a su tiempo) pero no acababa de estar conforme con hacer 15.000km y no traerme alguna imagen de los niños en movimiento.

Busqué hacer un curso rápido de videografía con un profesional del sector (no había mucho tiempo) y ya a mitad de las clases le pedí que fuera la persona que editara el material que consiguiera traer de allí e hiciera la postproducción. Poco a poco, la idea de contar una historia con una película estaba tomando forma. José Andrés (el editor) ha terminado siendo una pieza clave del proyecto. Sin él, el resultado no hubiera sido igual. 

P. ¿Qué papel han jugado las iglesias y misiones en ello?

R. Desde el primer momento los miembros de mi iglesia local, en la calle Quart de València, me apoyaron de muchas formas. Desde el minuto uno mostraron su interés por conocer más de Sekeleka, por ver las imágenes que iba a traer. Debido a que Sara está allí, en Valencia sentimos una especial vinculación con ese proyecto. 

P. ¿Qué te gustaría que el espectador aprenda al ver ‘Sekeleka: Ciudad refugio’? 

R. Me encantaría conseguir que algo pudiera removerse dentro de cada uno, que provocara algún tipo de reacción emocional. Estoy deseando saber qué cuentan al salir de la Sala.

En realidad, no es para nada una película sensiblera ni que busca la emoción fácil. Pero necesitamos emocionarnos, que los temas nos importen, que haya algún tipo de reacción emotiva que pueda llevarnos a la acción. 

Más sobre Eli Padilla

De madre valenciana y padre andaluz nació en Suiza, en el seno de una familia cristiana, hija de la emigración de los años 60. Estudió piano en el Conservatorio de València aunque luego preparó unas oposiciones para ocupar un puesto de administrativa en la administración pública. “La fotografía era en mí un virus que había estado latente desde pequeña”, cuenta, “un día se reactivó y me ha traído hasta aquí”.

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