‘Las megaiglesias más bonitas están en Europa, pero vacías’

Alex Sampedro es uno de los artistas musicales evangélicos más conocidos en nuestro país y cada vez más en Latinoamérica. Ha estado participando intensamente tanto en la organización del Campamento Urbano 15j como en el resto de eventos, que concluyeron este sábado en Madrid con un gran concierto.

En esta entrevista reflexiona sobre la situación de la iglesia evangélica en España, sus retos, sus desafíos, y la necesidad de construir su esencia propia.

Pregunta. Antes que nada, lo del 15J de los jóvenes ha sido una locura….

Respuesta. Sí, una bendita locura. Más de 1.000 jóvenes nos hemos juntado durante toda la semana, desde el lunes por la tarde, y en resumen, hemos estado por la mañana recibiendo formación, capacitación, biblia, palabra de Dios, la persona de Jesús, y de ahí, salir fuera por las tardes, en las bocas de metro, para hacer, desde iniciativas sociales, a compartir el mensaje de esperanza que tenemos.

Hicimos también un símbolo en la Puerta del Sol, algo que para nosotros fue muy especial, un momento, no sé si decir sagrado, pero muy especial para todos los que estábamos allí, no solamente los que formamos parte de la iniciativa, sino incluso otras personas que había en Sol, que se quedaron totalmente en silencio mientras estábamos orando allí.

Aparte de eso, hay varias iniciativas sociales: vino la Cruz Roja para que donáramos sangre una mañana. Venían 4 horas, y a las 2 horas nos dijeron que ya no daban a basto para más, que no fuera más gente, porque se habían quedado alucinados de cómo los chavales tenían ganas de donar sangre.

Yo creo que es momento de que se haga público, que estamos aquí, que somos un colectivo que quiere bendecir a las ciudades, queremos presentar a Jesús, y creemos que es un mensaje demasiado importante como para quedártelo tú solo.

Creo que la esencia de ser una iglesia de verdad, fuera de religiosidades, tiene que ver con esto, con salir a la calle y decirle a las personas que Dios no está enfadado con nosotros, que a Dios le importamos.

Y ahí estamos. También con un flashmob en la Puerta del Sol, para visibilizar el problema de la trata de personas.

P. ¿Crees que el campamento puede ser un punto de inflexión para equipar a esos jóvenes que dentro de unos días vuelven a sus iglesias, que puede ser un factor importante para la obra evangélica en España?

R. Yo espero que sí. A mi no me gusta decir que esto es lo que hará la gran diferencia, porque está un poco manido, pero siendo realistas yo creo que sí, que ha sido un número importante, una masa crítica de jóvenes creyentes que se han juntado.

Sin duda para ellos ha sido significativo, muy significativo, sé que a lo largo de la semana ha habido muchos testimonios de chavales que jamás pensaban que podían hacer las cosas que están haciendo.

Y ya, a toro pasado, os digo que, aunque el objetivo aparente era simplemente salir a las calles, también desde la organización uno sueña con eso: el hacer discípulos de estos chavales, discípulos de Jesús, y yo creo que una de las maneras más increíbles de ser discípulos, es ponerles a funcionar.

Yo creo que los jóvenes ya están preparados para servir, y tengo una frase que es un poco cliché pero no deja de ser verdad, y es que no hay que ser como Jesús para servir. A veces estamos esperando a que la gente sea perfecta para ponerse a servir, pero es al revés: hay que servir para ser como Jesús.

Como estés, siempre hay algo que puedes hacer por los demás, y yo espero que estos jóvenes que ahora van a sus iglesias locales, pues si ha habido una semilla misionera en el  sentido más amplio de al palabra, y hay un sentido de reforma, y de no conformarse a este mundo , ni siquiera al mundo evangélico a veces, puedan traer esa frescura de volver a la palabra de Dios, para traerla a nuestro hoy, a nuestro aquí, y hacerla relevante, ojalá que sea así, para eso trabajamos.

P. Se habla mucho de que los jóvenes se apartan de la iglesia, no participan, no se comprometen, y sin embargo aquí hemos tenido más de 1.000 jóvenes.

R. Una de las cosas que les dijimos a los jóvenes es: mirad, sabemos que muchos jóvenes se van de la iglesia, pero vamos a proponernos algo, vamos a dejar de irnos  de la iglesia,  ya es hora, no de que te vayas de la iglesia, sino de que la iglesia vaya, sé tu la iglesia que va, haz que tu iglesia vaya, sé tú un agente de cambio.

Cuando hay cosas que no están bien, puedes tomar 2 rutas: quejarte y terminar siendo parte del problema, marcharte y echarte a un lado, o intentar ser un catalizador de lo que Dios quiere hacer con la iglesia, y si Dios te ha puesto ahí quizás es por algo.

Yo pienso que cuando a los chavales se les motiva bien, están a la orden, y a mi me ha sorprendido la iniciativa de ellos, no la nuestra, de cómo estaban distribuyendo los materiales, acercándose a la gente de manera natural, se han puesto a orar por la gente en las calles, con una frescura que a veces los que somos un poco más mayores hemos perdido,  en realidad te inspiran más ellos que lo que tú les puedas decir.

P. ¿Cómo ves el formato del Congreso, y la idea de reflexionar en torno a la Reforma, nos puede ayudar?

R. Me parece importante tanto el contenido como las formas. Me parece una forma diferente, que no es solamente el sermón a escuchar, sino que la propuesta es: ven, y construyamos juntos, con estas mesas de trabajo. Es una cuestión más constructivista, escuchar al pueblo también, pensar juntos.

Obviamente los temas están semi-dirigidos, pero incluso las conferencias se han preparado de manera colectiva, así que me parece una propuesta diferente y necesaria.

De vez en cuando hay que parar, y darnos cuenta como iglesia cuál ha sido el rumbo general que hemos tomado, y decidir si hay que reforzar lo que hacemos bien, eliminar lo que hacemos mal, analizar los peligros que pueden venir, y ver también las oportunidades que ahora se nos están presentando y no teníamos hace 10 años.

Echo en falta en la iglesia esos momentos de reflexión, damos por hecho muchas cosas, estamos en modo automático, contestamos preguntas que la gente no se hace, tenemos un discurso que la gente no entiende, solucionamos problemas que la gente no tiene, y creo que es importante un alto en el camino, sacar el mapa, sacar la brújula, preguntarle al guía, y tomar decisiones para ir hacia delante.

Me parece que deberíamos marcar en esta semana el rumbo de la iglesia en los próximos 10 años en España, ver hacia dónde vamos, cada uno en su casa, pero juntos. Me parece fundamental lo que estamos haciendo.

P. Ahora por tu trabajo estás conociendo muchos países, muchos sitios. Se habla mucho del avivamiento en Latinoamérica, pero que allí no hay raíces profundas, y de que aquí no hay vitalidad en la iglesia, pero que resistimos frente al secularismo, ¿tú qué análisis harías de la situación actual en España?

R. Yo he escuchado muchas cosas, por ejemplo, al otro lado del Atlántico se dice: es que en España estamos 20 años atrás de cómo está el evangelio en Latinoamérica.

Yo no sé si nosotros queremos llegar a la situación en la que está ahora Latinoamérica,  donde a veces se está dando un gran mar con muy poca profundidad, y a veces hemos pasado de cristianismo, a ese viejo concepto europeo de cristiandad.

Por ejemplo, hay un país donde supuestamente el 43% de la población son creyentes. Con el 43% de creyentes, si cada uno le predica a uno,  en un año la gran comisión se ha acabado. Y luego eso no se ve en datos, porque el avivamiento no solo es templos, iglesias, o locales llenos de gente, sino transformación social.

Entonces yo creo que el camino que tenemos que tomar nosotros como país, iglesias, comunidades, es distinto, porque yo pienso que en Latinoamérica está empezando a entrar el secularismo, el posmodernismo, y la iglesia va a tener que estar muy preparada para lo que les viene encima en los próximos 20 años.

Yo siempre digo que las mega iglesias más bonitas están en Europa, pero están vacías, así que, no sé quién va detrás o delante, o si son momentos históricos distintos.

Hablando en concreto de nosotros, no creo que Dios nos llame solamente a resistir, sino que tenemos que buscar ser iglesia de manera relevante aquí, y que quizás estamos intentando imitar modelos de iglesia que son muy exitosos en otros lugares, y gloria a Dios por eso, pero que no nos aseguran que en la mentalidad española, o europea, vayan a encajar.

Creo que es una oportunidad de oro, porque somos un pueblo muy comprometido, con una fe comprometida, pensada, repensada, y me parece que a los españoles nos falta un pelín de acción, de praxis, de creernos que hay que tirar para adelante porque es nuestro llamado, y salir de las 4 paredes, porque  Dios es real, Él sigue trabajando en los corazones.

Siempre digo que, si pudo en Jerusalén, que es más difícil allí, en Oriente Medio, hace 2.000 años, que aquí hoy; tenemos una oportunidad de oro en Europa, donde están representados todas las nacionalidades, el Señor nos ha traído a las naciones para compartir el mensaje de Jesús.

Ahora, no pretendamos hacerlo como lo hacen allende los mares, tenemos que hacerlo a la española, o, si a alguien le molesta, yo digo que tenemos que ser una iglesia ibérica, con nuestro lenguaje.

Los creyentes ya nos hemos acostumbrado al lenguaje cristiano, pero hay que tener un lenguaje comprensible a mis amigos, pueden estar de acuerdo o no, pero al menos darles la oportunidad de que lo entiendan.

No podemos dar por hecho que predicar el evangelio como yo lo entiendo significa que ya lo he predicado para el oyente, porque quien decide si el mensaje ha llegado es el receptor, no el que lo envía.

Ahora, que él lo acepte o no, eso es decisión de él, pero mi trabajo es hacerlo lo más comprensible posible, a través de las formas de la iglesia, de las palabras que usamos, de nuestro acercamiento, y sobre todo de nuestra actitud.

Tú puedes tener el mejor discurso del mundo, pero si vienes desde la actitud “oh gran sabio de la montaña, estoy arriba moralmente respecto a ti”, no te van a escuchar, porque cuando tú vas con la verdad, pero con orgullo, no te escucha ni Peter, decimos en Valencia.

Jesús dijo: “aprended de mi, que soy manso y humilde”, el Hijo de Dios, y nosotros a veces  queremos ir por encima de las personas. Tenemos mucho que aprender, y necesitamos una actitud correcta, porque muchas veces la gente escucha más la actitud que nuestras palabras. Sin vender el mensaje, pero con una actitud correcta.