El debate sobre la presencia de lugares de culto en el entorno universitario ha vuelto a estar de actualidad este mes, después de que
el decano de la Facultad de Geografía e Historia solicitara al rector el traslado de la capilla católica a un espacio más reducido del que dispone actualmente, al que quería darle un uso académico.
Esta tarde se reunirán académicos y eclesiásticos para debatir sobre la pertinencia de mantener las ocho capillas que actualmente existen en las facultades de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), fruto del convenio que la institución educativa y el Arzobispado ratificaron en 1993.
La capilla católica de la Facultad de Geografía de la Complutense está en la planta baja del edificio. Hay una pila bautismal a la entrada y 10 bancos rojos alineados. Todos los días se celebra una misa. A pocos metros, un aula más pequeña, de unos 50 metros cuadrados, sirve para albergar clases sueltas de Historia de América o Numismática.
El decano de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense, Luis Enrique Otero, quiere cambiar una por otra aduciendo motivos de espacio. El Arzobispado de Madrid lo rechaza y alerta de que supondría un “grave e irreparable perjuicio a los cristianos de esa facultad” y del riesgo de “incidentes y ataques nada deseables”.
Los lugares para el culto católico de la Universidad Complutense, quedaron protegidos en un acuerdo firmado hace 20 años entre el Arzobispado y el entonces rector Gustavo Villapalos. Actualmente hay ocho capillas católicas en dicha Universidad, siendo la única confesión religiosa que goza de ese privilegio.
UN ASUNTO A AFRONTAR
El rector de la Universidad, José Carrillo, que llegó al cargo en 2011 aupado por la izquierda universitaria y que hizo de la postura crítica hacia la permanencia de los oratorios una de sus banderas, se dispone a afrontar este tema en un momento difícil, agravado por cuestiones económicas y de gestión.
La situación con las capillas no es nueva. En 2011 un grupo de alumnas de la universidad manifestaron su oposición a la presencia de la religión en este espacio académico, realizando una “escena” de topless y besándose dentro de la capilla, interrumpiendo una ceremonia. Cuatro personas fueron detenidas por los hechos y acusadas de un delito contra la libertad de conciencia y el sentimiento religioso. A día de hoy, el caso se encuentra en fase de instrucción a la espera de que la jueza decida si las jóvenes han de ir a juicio.
OPOSICIÓN CATÓLICA
La petición del decano de Geografía ha sido criticada con vehemencia por grupos católicos, como la plataforma maslibres.org. L
a organización ha presentado una petición al decano para que “respete el derecho fundamental a la libertad religiosa” y “deje de acosar a los católicos con decisiones intolerantes, cumpla el acuerdo con el Arzobispado de Madrid y desista del cierre de los oratorios que han servido a la comunidad de la Universidad Complutense a lo largo de su historia”. La solicitud llevaba más de 32.000 firmas.
Esta plataforma además espera que la próxima reunión entre los representantes del Arzobispado de Madrid y los de la UCM “no quede en un mero intercambio de pareceres, sino que se salvaguarde el derecho a la libertad religiosa, de conciencia y de culto de los estudiantes y de todo el personal de la Universidad Complutense de Madrid”.
LOS EVANGÉLICOS, IGNORADOS
Por su parte, la
Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (Ferede) expresaba a través de su canal de comunicación Actualidad Evangélica su frustración porque “las confesiones minoritarias, para variar, no estamos invitadas a esa reunión, aunque tendríamos algo que decir al respecto”, explica un editorial de Actualidad Evangélica.
“Los estudiantes evangélicos en la Universidad Complutense –que los hay-, igual que en otras universidades del Estado, no tienen un espacio físico en donde reunirse para recogerse espiritualmente (…) ¿Por qué no puede haber un espacio dedicado al uso religioso en una Universidad pública?”, lamentan.
Además desde su perspectiva el problema radica principalmente en que sólo hay espacio “para estudiantes católicos”, lo que consideran una “una anomalía democrática de, cuando menos, dudosa legalidad”. Es por ello que
abogan por la presencia de “un oratorio multiconfesional que puedan compartir las distintas confesiones religiosas en igualdad de condiciones”, evitando la situación “de discriminación” que se presenta en este caso.
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