Sucedió el 1 de diciembre de 1955, en Montgomery (Alabama) una pequeña ciudad del sur de Estados Unidos
. Rosa Parks se negó a obedecer al chofer de un autobús público, el cual quería obligarla a ceder su asiento a una persona de raza blanca. Parks fue detenida por su conducta, pero encendió la mecha de un movimiento cívico liderado por el entonces desconocido pastor bautista Martin Luther King, que encabezó una marcha en protesta contra la segregación racial en los autobuses.
Fue la primera marcha de las muchas que lideró King a lo largo de su vida. Este lunes en Estados Unidos se le rinde homenaje al hombre que luchó por una mayor libertad e igualdad de todos los hombres.
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“Aún los movimientos más grandes se pueden generar en gestos personales, individuales, que pueden provocar un auténtico volcán”, afirma X. Manuel Suárez, presidente del comité de Participación en la Vida Pública de la Alianza Evangélica Española, en una entrevista realizada por Protestante Digital.
Suárez recuerda que “las libertades que se desarrollaron fueron impulsadas desde la sociedad civil y desde personas individuales.
Y se basaban en la dignidad de la persona, en conceptos genuinamente cristianos, como es el hecho de que todos somos iguales ante los ojos de Dios”.
KING, UN HOMBRE “DE UN SOLO TRAJE”
Al recordar la figura del pastor bautista afroamericano, Manuel Suárez destaca su integridad. Fue un “auténtico protestante” que no cumplía un papel como pastor y otro como activista. “Sólo tenía un traje: el de ser hijo de Dios. Él entendió que el traje que le valía para el domingo era el mismo que usaba el resto de la semana”.
Martin Luther King, de hecho, ha intentado ser politizado tanto por demócratas como republicanos. Pero él no entró en este juego, sino que construyó su cosmovisión política desde la Biblia.
Suárez recuerda el famoso discurso de 'Tengo un sueño...' “¿Qué era? - se pregunta X. Manuel Suárez - ¿Un sermón o un discurso político? En realidad era ambas cosas. Porque no separaba ente una cosa y otra, y de esto tenemos mucho que aprender hoy”.
LA FUERZA DE LA INICIATIVA CÍVICA
Para X. Manuel Suárez,
una de las claves del movimiento liderado por King está en que procedía “del ciudadano de a pie, de la sociedad civil”. Pero es importante establecer un parámetro para diferenciar entre un movimiento de libertades y cualquier movimiento populista.
Por ejemplo, no es lo mismo el levantamiento cívico en países árabes que “no defiende la libertad de conciencia”. “Lo importante no es sólo la forma, sino también el contenido: si no se respetan los derechos del individuo, puede ser un movimiento peligroso”, advierte Suárez.
Sin embargo, Suárez cree que en la sociedad actual es necesaria esta participación cívica, del “ciudadano de a pie” en la política. De ello, por supuesto, no nos excluimos los protestantes. “Tendremos que volver a pelear por la libertad de conciencia”, estima Suárez.
EVANGÉLICOS Y POLÍTICA
En cuanto a la participación de los evangélicos en la política, Suárez piensa que podemos aprender del ejemplo de King a “someter” nuestro pensamiento a la Biblia. “No puede ser que vayamos por la vida con una mentalidad a hablar en la iglesia y otra al hablar de política. Nuestro pensamiento político debe estar sometido a lo que la Palabra nos enseña, porque la Palabra nos da respuestas a cuestiones políticas”.
Para Suárez,
los evangélicos “tendemos a veces a fijar primero nuestra posición política y luego querer ajustar la perspectiva bíblica a esta tendencia. Creo que el camino que debemos hacer es el contrario: primero, entender la visión bíblica y luego desarrollar nuestro pensamiento político”.
Partiendo entonces de la Biblia, Suárez entiende que “desde nuestra mentalidad evangélica podamos construir democracia, derechos civiles, libertades, y aportarlos a la sociedad que vivimos y al medio político en el que estamos”.
ANTE LA SITUACIÓN ACTUAL
La sociedad española está en estos momentos atravesando una crisis de confianza hacia la política
. “La clase política española en general está fracasando”, afirma Suárez. “Su capacidad de liderazgo se está viendo mitigada en muchos sentidos.
Se necesita una renovación. Yo creo que tiene que venir desde una iniciativa cívica, aunque hay otras posibilidades”.
Sobre todo, Suárez entiende que “este país necesita una vuelta, necesita que los que están callados hablen”. Ahí es donde
“una minoría como la evangélica, si tiene claro sus objetivos y métodos de trabajo puede tener éxito. El movimiento de MLK lo inició una señora en un autobús, en una ciudad pequeña. Eso cambió el país”, y por extensión, el mundo. Por eso Suárez aboga porque los evangélicos perdamos el miedo a participar y seamos capaces de colaborar en la construcción de una sociedad más justa.
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