“Haití necesita mucho todavía para poder levantarse. Ésta es la triste realidad de un país inmerso en la pobreza”. Son palabras de Benito Martínez Bolívar, impresionado tras visitar Puerto Príncipe hace unos meses y comprobar el lamentable estado en el que vive la población haitiana.
Como coordinador del Departamento de Acción Social de FADE (
Federación de Asambleas de Dios de España) y responsable en España del Proyecto Caravanas de Esperanza, Benito Martínez visitó la capital el pasado mes de octubre. En su último informe,
Diaconía se hace eco de sus impresiones y agrega las noticias que provienen del Éjercito de Salvación, siendo éstas las ONG a través de las que se canaliza la ayuda desde España a la población haitiana.
Benito Martínez da
una descripción desoladora de las calles de Puerto Príncipe. “La vida en Haití parece detenida en el tiempo: los personas compran el agua por la calle a los aguadores, que con enormes recipientes sobre su cabeza ofrecen el vital líquido. Es común ver a la gente bañarse en la calle en aguas nauseabundas, y dormir a la intemperie en casas rudimentarias entre escombros y basura.
La ciudad de Puerto Príncipe es una gran escombrera, el olor a aguas podridas se hace en momentos insoportable, hay barrios completos con chabolismo, casas destruidas o semidestruidas”, relata Benito Martínez.
El cuadro se completa con la sensación de que
las cosas están aún peor que justo después del terremoto. “En el centro de Puerto Príncipe, donde está el Palacio Presidencial que fue gravemente dañado por el terremoto -y todavía continua sin restaurar-, justo enfrente hay un amplio parque lleno de chabolas donde no pudimos entrar por la inseguridad que hay -cuenta Benito, que acompañaba a la ONG Caravanas de Esperanza-. Allí
dicen que hay prostitución infantil, drogas y gente organizada para extorsionar. Impresiona mucho”.
A la escasez de alimentos
se ha unido el problema de enfermedades como el cólera o el Sida. “El 47% de los haitianos sufre de desnutrición crónica y de los que sobreviven, un 60% muere de VIH-SIDA, siendo ésta la tasa más alta en el Caribe, según la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, agrega el responsable social de FADE.
Además, no parece que la población tenga fuerzas para salir de una peligrosa espiral de delincuencia, pobreza y enfermedad.
“Las actividades están paralizadas, porque la gran mayoría de la gente no tiene empleo y un número importante de niños (aproximadamente un 80%) no va al colegio”, concluye Martínez.
LA OBRA DE LAS ONG
A pesar de las dificultades,
las ONG evangélicas presentes en Haití continúan siendo de gran ayuda. Caravanas de Esperanza está dando de manera gratuita agua potabilizada, y raciones de comida en orfanatos y escuelas dirigidas desde entidades evangélicas. Atienden en total a 45.000 niños.
Esta ONG está centrada en
cubrir las necesidades básicas de la población de Titanyen, a las afueras de la capital, especialmente todo lo relacionado con la Salud Alimentaria y trabajando por el desarrollo comunitario mediante la educación y la implicación de los ciudadanos en su propia subsistencia, aprendiendo a cómo potabilizar agua, o hacer pozos para abastecerse de manera adecuada.
En cuanto al
Ejército de Salvación, el complejo habilitado en Puerto Príncipe (Escuela, Clínica, Orfanato, Iglesia, Campo de Deportes, etc) está sirviendo de refugio a muchos damnificados aún a día de hoy (tras haber sido una de las entidades principales en desplegar el dispositivo de emergencia cuando ocurrió el terremoto, por estar ya trabajando activa y ampliamente en la zona).
Los esfuerzos se están centrando en la reconstrucción de la Escuela, lugar de atención y educación de tantos menores que necesitan continuar con su vida y labrarse un futuro. El propio Ministerio de Educación de Haití, tras varias reuniones con los responsables del Ejército de Salvación allí, les han propuesto que tomen esto como prioridad para que las familias puedan descansar al menos en la educación de sus hijos y poder tener unas instalaciones, que aunque provisionales, sirvan de apoyo a la comunidad.
Sin embargo, son muchas las ONG que han abandonado total o parcialmente el trabajo en la zona, por lo que las promesas de reconstrucción hechas hace dos años no se están cumpliendo.
LA CAMPAÑA DE LA PESE
La
Plataforma Evangélica para Situaciones de Emergencia (PESE) reunió a muchas entidades evangélicas para recaudar fondos de ayuda para Haití.
Como en toda campaña levantada por la PESE, siempre un 10% de lo recaudado se destina a la distribución de material bíblico. En esta ocasión se canalizó a través de la Sociedad Bíblica de Haití, quienes
pudieron traducir las Escrituras al creole y distribuir más de 8.000 ejemplares durante los meses de diciembre y enero.
El total donado por la PESE fue de 266.954,91€ de los cuales 104.376,48€ fueron transferidos al Ejército de Salvación para desarrollar labores de emergencia y reconstrucción, 133.369,40€ fue transferido a Caravanas de Esperanza para su proyecto de salud alimentaria y desarrollo comunitario, y la Sociedad Bíblica recibió 29209,03€ para la distribución de material bíblico. También se derivaron 14.619,52€ al fondo de emergencia de la PESE para futuras intervenciones.
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