La Audiencia Provincial de Huelva ha condenado a Santiago del Valle a 22 años de prisión por el asesinato de la niña Mari Luz Cortés y por abusos sexuales, mientras que su hermana Rosa ha sido condenada a 9 años por ser cómplice del asesinato.
Según reza en la sentencia, el tribunal, compuesto por tres magistrados, ha decretado la prohibición de los condenados de residir en Huelva así como de aproximarse y comunicarse con los familiares de la víctima, sus padres, hermanos, tíos y abuelos por cualquier medio o procedimiento, durante 32 años para Santiago del Valle y de 19 años para Rosa del Valle.
Asimismo y como condenan a los acusados a penas superiores a cinco años de prisión, han acordado expresamente y dada la gravedad de los hechos y de los delitos que, en su caso, la clasificación en tercer grado penitenciario no pueda producirse antes del cumplimiento de la mitad de la condena total impuesta.
Los condenados indemnizarán en concepto de daños y perjuicios a Juan José Cortés Fernández e Irene Suárez Fernández en la cantidad de 122.000 euros y a cada uno de los dos hermanos de la víctima en la cantidad de 22.000 euros. Igualmente y en concepto de daño moral añadido, indemnizarán a sus padres y hermanos en 19.000 euros por los días que transcurrieron entre la muerte de la menor y el descubrimiento del cadáver, no obstante Santiago ha sido declarado insolvente y Rosa parcialmente insolvente.
Por otro lado, la sentencia acuerda la deducción de testimonio contra la mujer de Santiago del Valle, Isabel García, por la posible comisión de un presunto delito de falso testimonio durante su declaración testifical en el juicio el pasado 16 de febrero.
SANTIAGO, UN PEDÓFILO RESPONSABLE
En cuanto a Santiago del Valle, reza en la sentencia que padece una parafilia del tipo pedofilia con impulsos sexuales intensos y recurrentes, con fantasías o comportamientos sexuales con niñas prepúberes,
no sufriendo alteración de sus capacidades intelectivas, cognitivas ni volitivas y es capaz de comprender la ilicitud de sus acciones y de actuar conforme a dicha comprensión. Por su parte, Rosa del Valle no presenta alteración mental ni alteración psicopatológica que disminuya o merme sus facultades intelectivas y volitivas.
Respecto a las pruebas, el tribunal ha considerado que una vez que Mari Luz vuelve de comprar chucherías, Santiago llama su atención y ésta entra en el portal, una conclusión que se deriva de la segunda declaración del procesado efectuada el día 27 de marzo de 2008 en Huelva, cuando reconoció que "desde su ventana vio a Mari Luz regresar del kiosco y le tiró un muñeco, un osito blanco al suelo, y que la niña lo recogió comenzando a subir los escalones y él desde la puerta de su casa que está enfrente la llamó con la mano para que subiera".
LOS HECHOS
Mari Luz cogió el osito y se adentró en el portal, subiendo la menor el único tramo de escalera que conduce a dicha vivienda, momento en el que el procesado con la finalidad de "satisfacer su ánimo libidinoso",comenzó a realizar a la niña tocamientos, queriendo ella escapar.
Para evitar que huyera Del Valle la agarró fuertemente por la muñeca y por el tórax originándose un forcejeo, sufriendo la menor lesiones consistentes en contusión en cráneo a nivel de región parietal postero-inferior izquierda con afectación de piel y hueso; contusión en hemitorax izquierdo en plano torácico inferior en parte más lateral y plano torácico medio en porción más medial así como contusión en muñeca, rodilla y codo derecho; lesiones estas que no sangraron pero fueron de entidad suficiente como para dejar a la menor inconsciente.
El acusado, ante esta situación, decidió deshacerse del cuerpo con vida de la menor para lo cual entró en la vivienda y cogiendo uno de los carritos de la compra que habitualmente utilizaba de color marrón introdujo en ese estado de inconsciencia a Mari Luz, tapándola con un chaquetón de color negro para evitar que se le viera la parte que sobresalía que era la cabeza.
Una vez introducida la menor en ese estado de inconsciencia en el carrito, el acusado se dirigió a la habitación de su hermana Rosa, la cual se encontraba durmiendo, despertándola, contándole lo que minutos antes había sucedido y pidiéndole que le ayudara a trasladara la menor en el vehículo que era utilizado habitualmente por la procesada.
A estos efectos bajaron hasta el vehículo que estaba estacionado en la Plaza de la Rosa introduciendo Santiago el carrito en el maletero del vehículo, dirigiéndose ambos hasta la zona de las Marismas próxima el Estero del Rincón lugar al que llegaron por el camino de acceso a la llamada tubería de la confederación, en donde Santiago sacó el carrito del maletero y arrojó a la menor al agua cuando aún estaba viva, produciéndose la muerte de la menor por asfixia por sumersión.
BOTAS MANCHADAS DE BARRO
Rosa se marchó del lugar en el vehículo y Santiago se fue andando a su domicilio donde llegó con las botas manchadas de barro y sin el carrito que había utilizado para transportar a la menor del que se había deshecho en el camino de vuelta.
Una vez en su domicilio, le dijo a su esposa que fueran a dar una vuelta, regresando posteriormente al domicilio donde Rosa les comunicó que los familiares de la menor habían estado en la casa buscándola.Santiago procedió a lavar las botas que llevaba cuando arrojó a la menor para evitar que en ellas se encontraran restos orgánicos.
El cuerpo sin vida de la menor apareció sobre las 17,30 horas del día 7 de marzo de 2008, siendo avistado por dos operarios de la empresa Cepsa flotando boca abajo en la desembocadura de los ríos Tinto y Odiel.
J.J. CORTÉS: CERRAR UN CAPÍTULO DE DOLOR
Juan José Cortés, el padre de Mari Luz, ha asegurado que la sentencia contra Santiago y Rosa del Valle, ha dejado a la familia "bloqueada y en cierta manera frustrada".
Cortés ha lamentado no poder hacer ninguna valoración de la sentencia, si bien ha precisado en relación a la misma que "lamentablemente la justicia que tenemos impone condenas cortas y es benévola con los criminales". Ha expresado su deseo de que "esto cambie de una vez por todas" y ha agradecido a todos los que desde el principio le han estado apoyando.
Cortés ha manifestado en varias ocasiones que la familia no recurriría la sentencia de la Audiencia Provincial "sea cual fuera" e impusiera a los acusados la pena que impusiera ya que la intención de la familia era cerrar este "doloroso" capítulo de su vida.
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