“Abrirse a la sociedad y a sus representantes políticos” para aportar en positivo. Esa una de las claves para Manuel Suárez. Todo empieza por demostrar que “no nos acercamos a los políticos sólo para pedir un pedazo de la tarta”. Ante la corrupción de muchos ámbitos políticos, los cristianos protestantes deben “mantener la integridad y la coherencia que guardamos durante la dictadura, cuando pagamos un elevado precio por ello”, argumenta Suárez.
De los protestantes destaca “la amplia labor social que desarrollamos con los marginados” de la sociedad, pero opina que “no debemos limitarnos a esta acción restringidamente”. Es importante ofrecer a los partidos y a la sociedad “alternativas en todas las áreas de la acción política”. Cree Suárez que es contra-productivo centrarse sólo en algunas áreas del debate político, como el aborto o el matrimonio homosexual.
Suárez destaca la labor de la Alianza Evangélica Española, en este aspecto, pero añade que “hay otros niveles en los que se organiza la sociedad, desde los ayuntamientos a las organizaciones culturales, en los que debemos entrar para colaborar y presentar nuestras alternativas”. Concluye que “los evangélicos debemos ser motores de articulación de la sociedad civil, porque en la política de este país sobra partitocracia y faltan iniciativas populares de la sociedad civil”.
“UN ABANICO DE PUENTES”
“Deben producirse iniciativas de encuentro y diálogo más allá de los acuerdos y las negociaciones legales (sin negar su importancia)”, opina Pedro Tarquis. Esto obliga a dar pasos adelante “desde las personas y los colectivos evangélicos pero también desde los partidos”. Destaca Tarquis que los evangélicos “no somos una entidad jerárquica” y que esto lo deben entender los partidos políticos. Las organizaciones políticas deben esforzarse en “acercarse de verdad a los ciudadanos de fe evangélica”. Así será posible “conocerse, entenderse e influirse de manera natural desde ambas partes, logrando una mejor convivencia, entendimiento e impulso a los cambios necesarios para una sociedad mejor”.
“Es necesario que haya un abanico de puentes: con las distintas denominaciones, personas, grupos y entidades representativos”. Y ponerse en marcha con iniciativas que aporten a la sociedad.
“Como proyectos, los que mejor conozco y en los que participo son esta propia revista (Protestantedigital.com), que es ya hoy en día una referencia asentada para la sociedad española del protestantismo” y “el grupo de participación en la vida pública de la Alianza Evangélica Española, con contactos con los principales partidos políticos, e interesantes áreas de trabajo como ‘Stop the traffik’ (contra el tráfico de personas)”.
Tarquis cree que sería ideal que todos los evangélicos en España estén activos socialmente y busquen “potenciar o crear otros proyectos similares”.
MÁS ALLÁ DE LA POLÍTICA
César Vidal, por último, “no abriga la menor duda” de que como cristianos se puede cambiar la sociedad para bien. Considera que el kit de la cuestión es dejar de repetir lo que se oye en radios y televisiones y, en su lugar, “predicar a la gente que nos rodea el Evangelio contenido en las Escrituras”.
La política no tiene el mismo poder que las Buenas Noticias, opina. “Jamás ha existido un instrumento de cambio social mayor que ése y hay que tenerlo más presente que nunca en un proceso de descomposición política como el que atravesamos”.
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