Frente a un espacio público cada vez con más diversidad religiosa, la Generalitat ha apostado por un modelo catalán de laicidad. Lo dijo el pasado martes el vicepresidente del Govern, Josep Lluís Carod- Rovira, en una conferencia en el Palau de la Generalitat para presentar el nuevo mapa religioso. Este modelo difiere tanto de la política de laicidad beligerante de Francia como de la política de Inglaterra, que tiene una Iglesia oficial y al mismo tiempo favorece la permisividad de otras confesiones.
En su conferencia ´Un modelo catalán de laicidad´, Carod-Rovira constató un aumento de la "diversidad religiosa". Argumentó que el Govern entiende la "laicidad" como la separación entre las confesiones religiosas y el poder político, aunque pese a ello éste reconoce de forma institucional el hecho religioso y valora la tarea de las entidades religiosas.
"La laicidad catalana no es contraria a ninguna religión, y todas pueden sentirse cómodas", resaltó Carod, y agregó que "sólo los fanatismos y los fundamentalismos se deben sentir en contra".
PER SER CATALÀ, NO CAL SER CATÒLIC
También abogó por un "máximo respeto a todas las opciones, siempre dentro del marco de las leyes democráticas comunes".
"Per ser català, no cal ser catòlic", dijo Carod, contradiciendo la célebre máxima de Torras i Bages ("Catalunya serà catòlica o no serà"), aunque luego añadió: "ni ateo, ni protestante, ni musulmán, ni judío". El modelo se basa en el respeto a todas las creencias, aunque reivindicó una "actuación contra los fundamentalismos y los integrismos". De cara al futuro pidió "un pacto nacional de laicidad" que incluya un consenso sobre los símbolos religiosos.
"El Govern no se identifica con ninguna confesión", dijo Carod-Rovira. Esta separación entre política y religión "ha de llegar hasta las últimas consecuencias", es decir nada de privilegios ni de excepciones, nada de inmiscuirse en la organización de las tradiciones religiosas, nada de "intentar incidir en el nombramiento de cargos eclesiásticos". Una frase que cabe interpretar como el adiós a presiones políticas como la de tener "bisbes catalans".
UN MAPA EN EVOLUCIÓN
El mapa de las religiones surge del trabajo del grupo Investigacions en Sociologia de la Religió (ISOR) de la Universitat Autònoma de Barcelona, que lidera el sociólogo Joan Estruch. Sin embargo, en lo que se refiere a los centros de culto de la Iglesia católica son directamente las diócesis las que facilitan los datos. Esta radiografía no incide en la evolución del catolicismo en Catalunya, ya que no se incluyó en el primer mapa. En el segundo se contabilizaron las parroquias (en total 2.534 centros de culto habitual) y, en el tercero, la Iglesia católica ha optado por contar todos los centros de culto (6.729 templos, aunque algunos sólo se utilizan unas pocas veces al año).
Resulta claro que el catolicismo sigue siendo la religión dominante y que es la única confesión presente en todos los municipios catalanes, pero todo indica que cada vez son más las parroquias que restringen el culto a días determinados, especialmente en los pueblos pequeños, donde hay sacerdotes que tienen que hacerse cargo de hasta tres o cuatro núcleos.
El crecimiento más notable es el de las iglesias evangélicas que han pasado de 341 en 2004 y 453 en 2007 a 600 en 2010. Cada año se crea una media de 50 nuevos templos, en parte debido a la llegada de inmigrantes de América Latina y de algunos países del África subsahariana. El cristianismo evangélico se ha convertido en los últimos años en la segunda religión más presente en Catalunya por número de oratorios, después de la católica.
También el islam mantiene un crecimiento constante, en paralelo al que han tenido los inmigrantes procedentes de países con predominio musulmán, aunque también hay conversos entre los españoles. Desde hace 15 años se crean una media anual de 15 nuevos centros y se ha llegado ya a la cifra de 195 oratorios, contando además centros suníes, sufíes y chiíes. Esa cifra supone un aumento del 40% respecto a siete años atrás, aunque el crecimiento se ha moderado y se trata de oratorios muy pequeños, sin que pueda hablarse de mezquitas.
Las comunidades budistas han dado un salto importante en los últimos tres años al pasar de 42 a 55 centros. También han crecido los hinduistas, que llegan ya a los 34 centros. Otras religiones minoritarias crecen pero menos: la Iglesia adventista del séptimo día tiene ya 20 centros y la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días tiene 14 centros. En cambio, el judaísmo o el taoísmo se mantienen estancados con sólo 4 y 6 centros.
Muy ligado a la llegada de ciudadanos de países del Este, sobre todo de Rumanía, está el crecimiento de la Iglesia ortodoxa, que pasa en siete años de 8 a 30 comunidades, si bien la mayor parte están acogidas en templos católicos gracias a las excelentes relaciones entre ambas iglesias.
Por último destaca la ligera reducción del número de Salones del Reino, los centros donde se reúnen los Testigos de Jehová, por cuestiones de reorganización interna, ya que continúan siendo la minoría religiosa con más implantación.
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