«Dios ha bendecido mucho a nuestro pueblo en España, y tenemos una carga por los millones de gitanos que hay en el mundo (entre 25 y 40 millones, oscilan los cálculos), que no conocen a Jesucristo», señalaba el presidente de la Iglesia, Diego Jiménez, en el acto de apertura.
A través de las distintas intervenciones que tuvieron lugar durante el acto inaugural, los responsables de la Junta Directiva Nacional y de las distintas zonas de la geografía española representadas, expresaban la necesidad de ampliar la visión y salir a las naciones, a evangelizar a los gitanos de todo el mundo. Invitación que reforzaban con su testimonio, los líderes que habían visitado recientemente a las comunidades gitanas de distintos países, especialmente de Europa y Latinoamérica.
El carácter internacional del evento estuvo determinado, no sólo por la temática abordada, sino por la presencia de delegaciones de gitanos evangélicos llegados de Francia, de Bulgaria y de Rumanía, quienes saludaron a los presentes en los idiomas de sus países de procedencia. El representante de Portugal envió su saludo y sus excusas por no haber podido asistir a último momento, por un problema de salud de un familiar.
LLEVANDO ADELANTE LA OBRA
La alabanza, los testimonios y las oraciones fervientes de los participantes fueron aclimatando la atmósfera espiritual y fraterna que se respiraba en el recinto hasta alcanzar su clímax en dos momentos concretos. El primero, con una escenificación muy emotiva que ilustraba la importancia de llevar «la carga de la obra» todos juntos, «unánimes, en un mismo espíritu», como rezaba el texto lema del Congreso.
Con emoción, los pastores, obreros y diáconos fueron tomando su lugar en la plataforma, cogiendo entre todos unas largas cuerdas unidas a un carro, para simbolizar su responsabilidad en «tirar del carro» que lleva adelante a la obra en España.
El otro momento especialmente emotivo fue durante la entrega de una placa conmemorativa al hijo del pastor Jaime Díaz Cortés, uno de los «siete pioneros» de la evangelización del pueblo gitano en España, en reconocimiento a su trabajo, sacrificio y ejemplo. Un hombre querido y admirado por sus extraordinarias cualidades humanas quien, «a pesar de no saber leer ni escribir», fue un instrumento escogido por Dios para dar a conocer, a los gitanos de España, las «buenas noticias» del evangelio de Cristo, que él había conocido mientras trabajaba en la vendimia francesa.
«Cortés conoció el hambre y la pobreza», recordaba uno de los pastores que le conoció íntimamente, «pero era un hombre humilde, lleno de amor y de fe, que llevaba la presencia de Dios a donde estaba».
CRECIMIENTO CONSTANTE
La Iglesia Evangélica Filadelfia, con más de cien mil miembros y más de setecientos lugares de culto repartidos por toda la geografía de España, es una de las familias evangélicas con mayor visibilidad social, y cuentan con el reconocimiento de las autoridades de Gobierno, especialmente por la extraordinaria labor que ésta viene realizando por la integración social y el desarrollo del pueblo gitano en nuestro país. La Iglesia Evangélica Filadelfia es miembro de FEREDE, por tal motivo, esta Federación fue invitada a participar en el acto inaugural dirigiendo un saludo institucional a todos los presentes.
La historia de los gitanos españoles está lejos de ser una historia cerrada, y algunos de los capítulos más esperanzadores tienen como protagonista destacada a la Iglesia Evangélica Fildadelfia, cuya labor espiritual y social está contribuyendo a cambiar el destino de marginación, subdesarrollo y extinción al que naciones, reyes y dictadores han querido condenarle a lo largo de la historia.
Siempre resultará difícil cuantificar los muchos beneficios de la lectura de la Biblia y de la adopción de los valores evangélicos en la salud, el desarrollo y la prosperidad de pueblos que han vivido de espaldas a la ilustración y a la modernidad, y han sido condenados históricamente al analfabetismo y a esclavitudes consecuentes de atavismos ancestrales.
El estudio sociológico exhaustivo en esta materia sigue siendo una asignatura pendiente de la historia de las misiones de ultramar, de la transformación social experimentada por etnias que tuvieron por primera vez un alfabeto para poder leer y escribir en su propia lengua, gracias a la pasión de los misioneros y el trabajo de las sociedades bíblicas.
También es la historia de los gitanos españoles, que tienen en el filólogo y misionero inglés George Borrow, quien tradujo el Evangelio Según San Lucas al caló (lengua que hablan los gitanos españoles exclusivamente, al haber perdido el romaní por causa de las prohibiciones de las cortes españolas), a uno de los protagonistas destacados en las páginas de su historia.
«Cristo en vosotros, la esperanza de gloria». Las palabras del apóstol Pablo resultan apropiadas para describir a la Iglesia Evangélica Filadelfia, un pueblo que ha encontrado en Cristo la esperanza y la fe para conquistar su futuro, sin perder su esencia, su identidad, ni sus raíces.
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