El reflejo más importante del fenómeno secularizador de la sociedad española durante la Navidad lo representan los jóvenes de 18 a 29 años. Casi la totalidad de ellos, un 99%, celebra las fiestas, pero un 85% no tiene previsto incluir en esas celebraciones ningún acto o conmemoración religiosa.
La fecha más celebrada es la Nochebuena (86,7%), seguida de fin de año (78,4%). Los jóvenes celebran por igual ambas noches (91%). Para un 58,2% de los encuestados, el lugar para celebrar la Nochebuena es su casa.
MENOS REGALOS QUE EN 2008
Las opiniones de los encuestados están influenciadas por el contexto económico que se ha vivido en España durante 2009. A pesar de que las celebraciones crecen, disminuyen los que harán regalos navideños. Un 13,9% no hará regalos en Navidad y un 15,5% no los recibirá. El resto se rinde al consumismo. Un 86% de los consultados acudirá a las compras para hacer regalos durante estos días.
La franja de edad que más influencia tiene entre los que no cuentan con regalar o ser regalados son los de 60 y más años. Un 26% de los preguntados de esa edad no hace regalos y un 25% de los de la misma franja tampoco los recibe. Tan solo el 68% de los de 60 o más años hace y recibe regalos en Navidad.
POCOS REGALOS DE TRABAJO
El momento preferido para entregar los presentes sigue siendo el 6 de enero: un 71,7%. En Navidad, abrirán los regalos un 36% de los encuestados. Sin embargo, respecto a los resultados del Publiscopio de las Navidades del pasado año, han crecido 1,5 puntos porcentuales los que escogen la tradición de Papá Noel. La de los Reyes Magos ha bajado del 73,6% al 71,7%. Fin de año sólo es la fecha de los regalos para un escaso 1,3% de los preguntados.
Los destinatarios mayoritarios de los regalos son los niños, según se desprende del dato que dice que el 49,4% de los receptores son los hijos. Los siguientes en los que los encuestados piensan a la hora de regalar son los padres: un 42,4%. Entre los jóvenes, hay un amplio porcentaje que hace regalos en Navidad a su novio/a: un 44%.
Los regalos en los lugares de trabajo siguen teniendo un peso residual. Tan sólo un 1,3% de los preguntados contesta que recibe regalos de otras personas que no sean familiares o amigos, como podrían ser compañeros y clientes.
MENOS CATÓLICOS, MÁS ATEOS
La religiosidad católica está descendiendo en España. Los datos de confesión religiosa del Publiscopio obtenidos de grandes muestras realizadas en la misma época del año y con la misma pregunta así lo prueban. Los cambios en la distribución de las declaraciones sobre confesión religiosa son lentos, y por ello no es fácil que se aprecien de un año a otro y las comparaciones suelen hacerse de una década a otra.
Pero en España parece estar produciéndose un cambio acelerado, porque entre 2007 y 2009 hay diferencias muy significativas en la religiosidad declarada por la población.
La proporción de los españoles que se declaran católicos (practicantes o no) ha bajado de 80,2% a finales de 2007 a 78,3% en la actualidad. Ha disminuido mucho la proporción de católicos practicantes de 30,0% a 26,2%, sólo compensada en parte por un aumento de los que se declaran no practicantes de 50,2 a 52,1%.
La Iglesia católica ha perdido fieles practicantes en España en todos los grupos de edad, pero especialmente entre los jóvenes. Los de 18 a 29 años que declaraban ser católicos practicantes en 2007 eran ya pocos, sólo un 15,2%; pero ahora la proporción ha caído a tan solo un 10,4%, perdiendo casi un tercio de sus efectivos.
En el contexto internacional, España está todavía bastante por encima de Francia en cuanto a proporción de católicos: en el sondeo de IFOP de julio de este año, se declaraban cristianos el 67% de los franceses (un 64% católicos y un 3% protestantes). Pero nuestra proporción de católicos es ya bastante más baja que la de Italia (86,5% de católicos, en la encuesta realizada por Censis en 2004) o la de cristianos en Estados Unidos (86,0%, agregando un 25,1% de católicos al 50,9% de otras confesiones cristianas, según la muy amplia muestra de ARIS en 2008).
CRECIMIENTO DE OTRAS CONFESIONES
Entre la población española los creyentes de otras religiones han crecido del 1,6% al 2%, aunque este porcentaje es con seguridad mayor (téngase en cuenta que en estas estadísticas no se incluyen los extranjeros residentes en España, entre los que hay un gran porcentaje de evangélicos). Es una proporción mucho menor que en Francia, donde al 3% de franceses que se declaran protestantes a los que hay que sumar un 4,5% que son musulmanes.
POR COMUNIDADES AUTÓNOMAS
Es más significativo el crecimiento de la proporción de quienes se declaran no creyentes o ateos, que ha subido en España en estos dos años de 16,5% a 18,9%. Entre los jóvenes, los ateos y no creyentes eran un 26,9% en 2007 y han pasado al 31,7% en la actualidad.
Hay que observar, sin embargo, que la población de ateos y no creyentes en España varía mucho por comunidades, entre el 27,4% de Catalunya y el 13,6% de Andalucía. Nuestra tasa nacional de ateos y no creyentes está por debajo del 28% de Francia, pero muy por encima del 9,2% de Italia y algo más alta que la de EEUU (15,0%, en 2008).
En realidad, si consideramos ateos a los que dicen que no creen en la existencia de dioses y no sólo a los que se declaran como tales, la proporción de ateos en España es mayor, porque un 25,5%, cuando se les pregunta sobre ello, dicen que no creen que exista Dios. En cuanto a la religiosidad española, en los resultados del Publiscopio se hace patente que no sólo está disminuyendo el número de católicos, sino que la población general es más escéptica respecto a las creencias fundamentales del cristianismo. Respecto al año pasado, ha bajado del 47,1 al 44,4 el porcentaje de los que creen que Jesús era dios o hijo de dios; del 40,7 al 37,2 los que creen que nació de una virgen, y del 42,6 al 40,1 los que creen que después de morir resucitó.
Es curioso comprobar que este retroceso de las creencias cristianas va unido a un avance de las supersticiones paganas. Cada vez hay más españoles que creen en la astrología (casi cinco puntos más), en la existencia de brujas y en otras personas con poderes maléficos (tres puntos más), o en la posibilidad de adivinar el futuro (punto y medio más). Parece que se cumple estadísticamente aquel famoso dicho de Chesterton que afirma que cuando la gente deja de creer en Dios es capaz de creer en cualquier cosa.
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