"Purificar la memoria, servir a la verdad, pedir perdón". Ese es el título del mensaje publicado ayer por los cuatro obispos vascos para anunciar que el próximo 11 de julio celebrarán una misa en Vitoria en recuerdo de los 14 sacerdotes vascos asesinados por Franco entre 1936 y 1937. Estos sacerdotes no fueron incluidos por la Conferencia Episcopal entre los 498 religiosos víctimas de la violencia anticlerical de la Guerra Civil cuya beatificación solicitó la Iglesia española el 28 de octubre de 2007 en Roma.
Los obispos de Bilbao, Ricardo Blázquez y Mario Iceta; San Sebastián, Juan MaríaUriarte; y Vitoria, Miguel Asurmendi, anunciaron ayer el reconocimiento a los religiosos que "habiendo sido ejecutados por los vencedores, han sido relegados al silencio". "Deseamos prestar servicio a la verdad [...]. No queremos reabrir heridas, sino ayudar a curarlas o a aliviarlas.[...] Queremos pedir perdón e invitar a perdonar", señalan en lo que han llamado "un ejercicio de purificación de memoria".
MÁRTIRES, SÍ O NO
Según los prelados, tras la beatificación en Roma en octubre de 2007 de 498 mártires de la persecución religiosa en España (todos ellos asesinados por el bando republicano), «se nos ha recordado que catorce sacerdotes (vascos) fueron ejecutados en los años 1936 y 1937 por quienes vencieron en aquella contienda». En aquella ocasión, algunas voces se alzaron contra la Iglesia al considerar que el Vaticano «sólo canonizaba a los mártires de un bando». La Iglesia recordó entonces que la consideración de «mártir» se le otorga exclusivamente a quien ha sido asesinado «por odio a la fe», y no por motivos políticos.
El historiador y sacerdote Vicente Cárcel Ortí, uno de los mayores expertos en la persecución religiosa en España, confirmó que «es indudable que los 14 sacerdotes vascos fueron ajusticiados por causas políticas y no religiosas», aunque ha restado importancia al asunto al considerar que «rezar por los difuntos siempre es bueno». Cárcel ha referido que el propio obispo de Bilbao, monseñor Blázquez, le consultó la conveniencia de celebrar o no este funeral, que tendrá lugar en Vitoria el próximo 11 de julio. El historiador le mostró su postura favorable «siempre que quede claro que es un funeral y que no se mezcle con política».
PIDIENDO EL OLVIDO
El cardenal Rouco impulsor de la beatificación de los 498 "mártires del siglo XX" reaccionó el pasado 24 de noviembre ante la investigación de los crímenes del franquismo desde la Audiencia Nacional pidiendo el olvido: "A veces es necesario olvidar [...] para purificar la memoria".
La declaración de los obispos vascos fue acogida con disgusto y sorpresa en el seno de la Conferencia Episcopal. El mensaje fue tomado como un golpe en la línea de flotación de la actual política eclesiástica de Rouco, que pretende impulsar nuevas macrobeatificaciones de mártires de la Guerra Civil. La próxima, probablemente coincidiendo con la visita de Benedicto XVI a Madrid, en 2011.
Fuentes episcopales consideran que se trata de la última "perla" que el obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, lanza contra Rouco antes de ser relevado en su puesto. La consideración a los curas vascos no fue siquiera planteada durante la tradicional recepción en la Nunciatura Apostólica del pasado lunes.
El anuncio del funeral por los 14 curas y su rehabilitación eclesial cogió a la cúpula eclesial fuera de España. El cardenal Rouco se encuentra en Siria, enviado por Benedicto XVI para clausurar el Año Paulino, mientras que Martínez Camino se encuentra en París, participando en unas jornadas de diálogo judeo-cristiano.
La Conferencia Episcopal convocó el "gabinete de crisis" del que salieron dos conclusiones. La primera, silencio informativo; la segunda, llamada a consultas al vicepresidente del Episcopado y obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez. En todo caso, consideran que, "el mal ya está hecho, y la misa en honor de los 14 se va a dar".
“LIMPIEZA A FONDO DE NACIONALISTAS”
La ocupación de Guipúzcoa por los golpistas conllevó una "limpieza a fondo de nacionalistas" que se llevó por delante a más de una docena de curas, tal y como recoge el historiador Julián Casanova en La Iglesia de Franco (Crítica).
El cardenal Isidro Gomá pidió a Franco que parara la sangría de los curas y el general, "desagradablemente sorprendido", le contestó textualmente: "Tenga Su Eminencia la seguridad de que esto queda cortado inmediatamente". Gomá no hizo nada por el millar restante de civiles paseados en el resto de Guipúzcoa.
Casanova opinó ayer que la declaración pionera de los obispos vascos debería empujar a la Iglesia a recordar también al resto de víctimas de Franco. "Es bueno que se conozca esta historia, para que se sepa que la Iglesia no movió un dedo para frenar el resto de fusilamientos", añadió.
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