La Fiscalía del País Vasco no ve delito en dos padres evangélicos que educan en casa

Desde hace año y medio, a Ketty Sánchez le ha costado conciliar el sueño más de una noche. Días atrás también, pero el motivo de su desvelo era mucho más reconfortante: le acababan de comunicar el archivo de las diligencias contra ella y su marido, Michael Branson, que fueron imputados por educar a sus cuatro hijos en casa. Los dos son profesores de academia y en enero del año pasado optaron por hacerse cargo personalmente de la educación de sus hijos, lo que derivó en una carta del Inspector de Educación que instaba a devolver a los menores al centro educativo. De lo contrario, serían denunciados. Pero ellos se mantuvieron firmes ante lo que consideran un derecho legítimo de cualquier padre, y así comenzaron las noches en vela.

El alivio ha llegado esta semana, tras recibir una carta certificada con cuatro páginas. Es el archivo de las diligencias abiertas por la Fiscalía, concluye que del resultado de las pruebas practicadas «los hechos descritos no son constitutivos de infracción penal alguna». También explica que el hecho de educar a los propios hijos en casa «no está regulado legalmente, si bien tampoco existe ninguna figura penal que sancione tal conducta. Por tanto, la no asistencia a un centro educativo oficial contraviene normas de carácter administrativo, pero no penal».

Para el ministerio fiscal, «no ha quedado acreditado de forma clara que los menores puedan resultar gravemente perjudicados en un futuro en su formación educativa» y señala que «más bien parece» que los padres, «por diversas razones, entre ellas algunas de tipo práctico, han decidido educar a sus hijos mediante un sistema de enseñanza no tradicional. Pero ello no implica automáticamente que estén dejando de cumplir los deberes inherentes a la patria potestad, sino que los están ejerciendo de una forma no reglada». La Fiscalía tampoco ve indicios de abandono doloso por parte del matrimonio; todo lo contrario, ya que concluye que parece que sus hijos «están suficientemente atendidos».

Esta resolución ha supuesto un motivo de alegría y de profundo alivio para los Branson-Kelly, que confiesan haber vivido «un año y medio estresante». Ketty, que ayer volvió a vivir el revuelo de ser el centro de la noticia, reconoce que se han quitado un peso de encima con el archivo acordado por el ministerio fiscal. «Estamos más tranquilos porque ya sabemos que no va a haber juicio. Nos acusaban, nada menos, que de desacato a la autoridad y abandono de familia».

La decisión supone «un gran paso en la vía penal, porque nos es favorable. Lo que no sabemos es qué pasará con la Administración, porque el fiscal plantea como hipótesis la posibilidad de que quizás podría exigir que se hiciera algún tipo de prueba o examen». El matrimonio irunés no se opondría. «No tendríamos ningún problema. De hecho, he intentando que nos dejaran apuntarnos en el Centro de Educación a Distancia para niños enfermos, con padres con profesiones itinerantes o hijos de diplomáticos, pero no nos lo permitieron porque no está contemplado que el motivo sea simplemente querer hacerlo».

Es parte de su batalla para que el homeschooling «sea reconocido», una lucha por la legalización en la que han recibido espaldarazos como la unanimidad de todos los grupos con representación en el Parlamento Vasco, que se mostraron dispuestos a buscar un encaje a la educación en casa. A pesar de la defensa de la educación en casa Ketty ha advertido que el proceso para educar a los hijos en casa no es un simple trámite sino que implica un vuelco sincero de los padres en la importante responsabilidad de formar a sus hijos y requiere una preparación.

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Pueden escuchar aquí una entrevista de Daniel Pujol a Ketty Sánchez, tras conocer la noticia de que la Fiscalía del menor del País Vasco ha archivado el caso de Ketty Sánchez y Michael Branson y lo ha resuelto a su favor (audio, 3 Mb)

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