"Pueden estar seguros de que él dijo realmente lo que es ahora el pensamiento del presidente de la Conferencia Episcopal", subrayó ayer Amigo en los pasillos del Senado. El cardenal arzobispo de Sevilla declaró además que el discurso de Blázquez hay que "leerlo íntegro" porque "sacar una frase del total puede producir malestar en unos y aplausos en otros".
El PSOE, por boca de su portavoz parlamentario, Diego López Garrido, ve “sincera, positiva e importante” la declaración de monseñor Blázquez. Porque con ella, la Iglesia Católica reconoce “en su honor y dignidad” a las víctimas de aquel período “trágico y dramático”. Y en la misma línea se pronunciaron el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, y la ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado.
Por su parte, el coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, considera “positivo el grado de autocrítica” de Blázquez, pero le sabe a poco. A su juicio, es “muy vago y ambiguo”.
En cambio, en las filas del PP, el pronunciamiento del presidente de la CEE no sentó excesivamente bien. De ahí que el portavoz del grupo popular en el Congreso, Eduardo Zaplana, le quite “importancia”, porque, a su juicio, esas declaraciones se enmarcan en el discurso “habitual y cotidiano de la jerarquía eclesiástica”. Y añade: “El discurso de perdón, de reconciliación y de amor al prójimo es una constante en la Iglesia. No sé dónde están los matices”.
A los obispos no les pilló por sorpresa el discurso de su presidente, dado que se les remite a todos ellos y lo conocen con suficiente antelación. En Añastro, sede de la Casa de la Iglesia, donde los obispos siguen reunidos, se subraya que, al igual que todos los discursos de inauguración, el de ayer fue “personal”.
Los obispos coinciden en señalar que se trata de un discurso “muy bello y bien trabado, de los mejores que se han pronunciado en esta aula”. Un discurso con el que Blázquez ha querido recoger las líneas fundamentales de sus tres años al frente del episcopado y las claves de futuro del siguiente trienio, si es reelegido.
En el aula de la Plenaria no se ha abordado el tema. Pero sí en los pasillos. Y, como suele suceder ante los grandes asuntos, hay división de opiniones. “En general, a la parte más abierta del episcopado, le ha gustado mucho, porque Blázquez ha fijado claramente su posición, ha dejado clara su manera de pensar y, además, ha dado un balón de oxígeno a la imagen de la Iglesia”, explican en Añastro.
Las mismas fuentes aseguran que “al sector más conservador no le ha gustado, porque sus miembros sostienen que la Iglesia fue víctima, como prueban los mártires, y que son las fuerzas sociales y políticas las que le tienen que pedirle perdón”.
Fuera de la Casa de la Iglesia, hablaron dos eclesiásticos de relieve. Por un lado, el que fuera mano derecha de Tarancón, el jesuita Martín Patino, se alineó con Blázquez, “porque es un deber cristiano reconocer las faltas que cometió la Iglesia en aquella guerra fratricida”.
OPINIÓN MUY POSITIVA
El presidente de la ONG Mensajeros de la Paz y Premio Príncipe de Asturias de Cooperación, el padre Angel García, consideró ayer una "valoración muy honesta" la hecha por Blázquez. "Deseo que su opinión sea la de todos los obispos de España", añadió. El teólogo Juan José Tamayo exigió ayer que la CEE pida perdón "explícitamente" por los actos que pudo cometer en la guerra, aunque reconoció que el discurso de Blázquez "es un paso adelante".
MULTIMEDIA
Pueden ver en
video la petición de perdón de Ricardo Blázquez por la postura o participación de la ICR en la guerra civil española (4 Mb).
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