La Alianza Evangélica opina sobre el «código de conversión» ecuménico

Con la participación de representantes de la Alianza Evangélica Mundial se
ha celebrado una consulta en Toulouse del 8 al 12 de agosto pasado, en la que el proceso de estudio conjunto Vaticano-Consejo Mundial de Iglesias sobre conversión religiosa avanza un paso más hacia el objetivo de desarrollar un código común de conducta sobre la conversión al cristianismo. Iniciado en mayo de 2006 en una reunión en la que se afirmó la libertad de religión como un derecho humano "no-negociable" válido para todos en todas partes y, al mismo tiempo, se insistió en la necesidad de curarse de la "obsesión de convertir a los demás", el proceso conjunto de estudio entra ahora en su segunda fase.

DE “APOYO” A “PARTICIPACIÓN”
Se ha producido una gran expectación estos días por la difusión en algunos medios del “apoyo” de la Alianza Evangélica Mundial con el Consejo Mundial de las Iglesias y el Vaticano en la elaboración de este “código de conducta”. Este “apoyo” ha sido matizado por la propia AEM como una mera participación para reflejar en el documento sus posturas e ideas, pero sin que de momento suponga compromiso alguno con el mismo.

Con motivo de esta situación, eMision ha entrevistado al Secretario General de la Alianza Evangélica Española, Jaume Llenas, que ha explicado que “la Alianza Evangélica Mundial no tiene voluntad de aproximación o acercamiento al ecumenismo, aunque mantenga en ocasiones, conversaciones y diálogo con organizaciones como el CMI, eso sí, reservándose de cualquier acto cúltico o de adoración que pueda ser de forma conjunta” –aclara Llenas.

Jaume Llenas reconoce que siempre es positivo el diálogo “no solamente el diálogo interreligioso, en el que no estamos excesivamente interesados, sino también en el diálogo social”. “Es muy necesario escuchar atentamente al otro, y luego juzgar su posición y nuestra propia posición porque también nosotros nos podemos equivocar a la luz de las Escrituras, y solamente las Escrituras son infalibles” –comenta Llenas.

LA ALIANZA EVANGÉLICA MUNDIAL
La Alianza Evangélica Mundial (WEA por sus siglas en inglés) se creó después de las alianzas nacionales como entidad para “proveer comunión, vínculos entre las iglesias evangélicas”. De los 700 millones de evangélicos que se calcula que hay, unos 420 millones se identifican con la Alianza Evangélica Mundial. La AEM tiene sus propias comisiones y organismos que funcionan autónomamente lo cual no quiere decir, que funcionen de forma “insensible a lo que las alianzas nacionales determinen”.

“Cuando nosotros, como alianza nacional, consideramos que hay una actuación con la que no nos identificamos plenamente, en primer lugar, seguimos siendo iglesias libres, puesto que no estamos regidos por una jerarquía. Por lo tanto, la representatividad de la AEM vendrá determinada siempre y cuando nosotros le reconozcamos una cierta autoridad espiritual” –explica Llenas. En segundo lugar, aclara que las alianzas nacionales tienen la posibilidad de corregir las actuaciones de la AEM a través de las alianzas continentales (en el caso de España, la Alianza Evangélica Europea – EEA).

EL CÓDIGO DE CONDUCTA
El Código de Conducta se origina con voluntad de evitar algunas actitudes y conductas que en ocasiones hayan podido salirse de la ética adecuada, como por ejemplo el uso manipulatorio de las estadísticas, el hecho de forzar conversiones, a tratar de ofrecerles beneficios materiales por el hecho de convertirse, etc.

Sin embargo, Llenas reconoce que un Código de conversión mal diseñado “podría dificultar la evangelización a personas que tengan una verdadera necesidad de Cristo”, porque busca una aproximación religiosa que identifique las personas con una determinada iglesia o confesión mientras que “nosotros nos deberíamos regir por otro código de conducta, el ver si las personas tienen a Cristo o no en su vida” –afirma Llenas. Porque “cualquier persona que no tenga a Cristo en su vida, vaya a la iglesia que vaya, pertenezca a la religión que pertenezca, tiene el derecho de escuchar, y nosotros el ineludible deber, de hablarle de Jesucristo”.

“Por tanto –concluye-, cualquier cosa que pueda impedir que esa persona pueda oír de Jesús no es solamente negativa, sino que nosotros mismos deberíamos hacer como los apóstoles y decir nos es preciso obedecer a Dios antes a que a los hombres”.

Jaume Llenas ha explicado que existe el peligro de que, si el código avanza en una vía incorrecta, se establezcan barreras a la evangelización. “Eso sería una aproximación religiosa a la fe pero no es la aproximación de Jesús, a Él no le importaba que la persona fuera un levita o un sacerdote, ni tampoco el estatus social de la persona, sino que miraba lo que había en el corazón de la persona” –arguye Llenas.

También ha hecho referencia a las nuevas leyes “anticonversión” en países como la India o Sri Lanka. Leyes que prohíben a las personas un derecho inalienable, la libertad de pensar de forma distinta.

MULTIMEDIA
Pueden escuchar aquí la entrevista completa de Daniel Oval a Jaume Llenas (audio, 4’4 Mb) sobre la participación de la Alianza Evangélica Mundial en la elaboración de un Código de conducta de la conversión al cristianismo.