La deuda de la Casa Real con los evangélicos españoles y el VII Congreso

El conocido líder evangélico, Juan Antonio Monroy, dedicó el último artículo en su columna habitual de Protestante Digital (cuyo Consejo de Redacción preside) a escribir una carta dirigida a la Casa Real, concretamente al príncipe Felipe. En ella se lamenta de que, una vez más, “la agenda ocupada” es un obstáculo para el Rey, y también para el Príncipe que de momento no salvado a la hora de asistir a un acto evangélico, en este caso el VII Congreso Evangélico que tendrá lugar en el Palacio de Congresos de Barcelona el próximo mes de diciembre.

Según los datos especificados en el artículo, desde el 20 de enero de 2006 hasta el 18 de diciembre del 2006, el Príncipe de España ha asistido a 67 actos oficiales dentro y fuera de España. Este año, hasta el pasado mes de mayo ha estado presente en otros 49 eventos, incluyendo el viaje a Glasgow para presenciar el final de la copa de fútbol de la UEFA.

En esas recepciones, dice Monroy, ha establecido contactos con multitud de personas de distintas tonalidades: Asociaciones de jóvenes socialistas, jóvenes ecologistas, jóvenes deportistas, futbolistas, tenistas, náuticos, baloncestistas, asociación de futuros jóvenes chinos, jóvenes empresarios, jóvenes norteamericanos pertenecientes al programa “Inside”, jóvenes abogados, etc. Incluso hubo tiempo para asistir al centenario de la Virgen de la Consolación. El 20 de noviembre de 2006 recibió en audiencia a una representación de jóvenes pertenecientes a las Nuevas Generaciones del Partido Popular. A todo esto Monroy se dirige al Heredero con una pregunta: “¿Nadie le ha informado, Alteza, de que en ese millón y medio de protestantes españoles hay una nueva generación de jóvenes con ilusiones, con sueños, con ganas de hacer cosas?”.

Monroy pone en evidencia que, tras los juramentos del ahora Rey de “todos los españoles”, no ha tenido en cuenta el gran número de evangélicos existen entre los 45 millones de estos españoles: “Cuando el 22 de noviembre de 1975 Juan Carlos I fue investido por las Cortes rey de España, dijo en el discurso inaugural que su intención y deseo era ser rey de todos los españoles”. El Príncipe Felipe “repitió algo parecido el 30 de enero de 1986, al asumir ante las Cortes Generales la plenitud de su papel institucional como sucesor a la corona (…) ¿Es consciente de que entre esa masa humana conviven millón y medio de cristianos evangélicos, llamémoslos protestantes? ¿Se ha acercado alguna vez a ellos?”, dice Monroy.

Monroy lamenta que el Príncipe haya asistido a multitud de actos de diferentes grupos y minorías pero siempre ha tenido la “agenda llena” cuando se ha tratado de la asistencia a algún acto protestante: “Hay mucha demanda sobre su tiempo, lo sabemos. Pero si tiene tiempo para cumplir sus compromisos de Estado debería hacer un hueco en su agenda para nosotros”.

HACIENDO MEMORIA
En su artículo, Monroy le hace memoria al Príncipe de la deuda de la Casa Real española con los protestantes, un buen motivo para que ahora pudieran cambiar las cosas: “La madre de su tatarabuelo, reina Isabel II, recibió del Papa Pío IX la “Rosa de Oro” por su celo en la extirpación de la “herejía protestante y sus adeptos”. Consistía en un ramo de flores perfectamente fabricado en oro puro. Para agradecer el detalle del Papa, Isabel II se negó a atender las peticiones de gobiernos extranjeros que pedían la excarcelación de líderes evangélicos presos en Granada. “Prefiero cortarme la mano derecha antes que firmar el indulto a favor de los protestantes”, dicen que dijo”.

”El reino de su tatarabuelo –sigue Monroy- coincidió en el tiempo con Menéndez y Pelayo. Alfonso XIII compartía con el eminente intelectual santanderino la idea de que para ser buen español había que ser católico”.

Monroy recuerda también en su escrito, que hace 10 años, la casa Real, aunque invitada, no quiso (o no pudo) asistir ni al acto de apertura ni al de clausura del 6º Congreso Evangélico que se celebró en Madrid. Teniendo algo de esperanza, el autor sigue insistiendo en la gran oportunidad que significa el VII Congreso Evangélico que tendrá lugar este año en Barcelona: “No será un acto escondido. Tendrá lugar en el Palacio de Congresos. La Casa Real ha sido invitada. Es imposible que el rey acuda, debido a sus problemas de agenda. Podría ocurrir que al residir en Barcelona la Infanta Cristina ostentara la representación del trono. Sería una digna representante. Es una gran mujer, con mucha aceptación popular, sencilla, cercana, afable”.

PABLO MARTÍNEZ VILA
Pablo Martínez, uno de los dos Vicepresidentes del VII Congreso, ha analizado en una entrevista en eMision los diferentes aspectos que rodean la actualidad y contenido del VII Congreso.

En ella, manifiesta este psiquiatra en activo y Presidente de la Alianza Evangélica Española que hasta el momento se continúa en “espera ilusionada” de la respuesta de la Casa Real, que fue receptiva en el encuentro que se realizó con protocolo antes del verano. Martínez Vila entiende que es importante el valor simbólico de la presencia de la Casa Reak, y que así tras 500 años de discriminación se produjese este hito histórico, que ya ha ocurrido con el resto de confesiones religiosas minoritarias que tienen acuerdos con el Estado (judíos y musulmanes). “Sería un respaldo social importante”, piensa Pablo Martínez.

Este Congreso, bajo el lema de “Proclamando Esperanza en Cristo”, expliva Martínez Vila que además de ser reflejo de la unidad, es importante como expresión de la fe en común. También sirve como foro para compartir recursos y poner en marcha proyectos comunes, junto a la relación fraternal, y el testimonio ante la sociedad.

Destaca Martínez-Vila que, por primera vez, una plenaria de un Congreso va a estar a cargo de un evangélico gitano, así como los 120 ponentes en los diferentes seminarios, talleres y plenarias, que reflejan la amplia participación y el deseo de ser inclusivos en el grupo de trabajo del Congreso.

El lema de “Proclamando Esperanza en Cristo”, dice Pablo Martínez, va a servir para desarrollar el Congreso. En primer lugar, como línea de pensamiento. Cara a la sociedad, por lo que el Evangelio aporta a la crisis social de vacío de “este mundo que se desangra” en que vivimos, y cara al Congreso porque marcará el contenido de las tres exposiciones bíblicas centrales de las mañanas, que estarán a cargo de Manuel Espejo (Cristo esperanza de la Iglesia), Pedro Sanjaime (El Evangelio fundamento de la esperanza), y el propio Pablo Martínez (proclamando al esperanza de Cristo al mundo). Cree Pablo Martínez que “además de los valores espirituales, los valores sociales del Evangelio son por si mismos terapeúticos para el ser humano”.

MULTIMEDIA
Pueden escuchar aquí la entrevista de Esperanza Suárez a Pablo Martínez Vila (audio, 5’9 Mb) sobre “El VII Congreso evangélico español a tres meses vista”.

Más información del VII Congreso http://www.viicongreso.org