El debate de la poligamia, forma de familia aceptada en el Corán («...casaos con la que os guste de las mujeres, dos, tres o cuatro. Pero si teméis no ser equitativos, entonces con una sola. Así evitaréis mejor obrar mal»), empieza a colarse al norte del Mediterráneo. Veamos algún ejemplo. Diferentes estudios dicen que en Francia hay entre 8.000 y 30.000 familias polígamas, refiere la página del islam español (web islam).
Incluso el ministro Gérard Larcher, añaden, cree que los matrimonios múltiples están entre las causas de la discriminación racial que encuentran muchas minorías en el mercado laboral, y, como consecuencia, de la violencia de los últimos meses. La semana pasada, recuerdan también, el debate llegó de Chechenia, donde el jefe de Gobierno Ramzán Kadírov avaló esa forma de vida para resolver la crisis demográfica provocada por la guerra.
Y en España, en pleno rifirrafe sobre la ley del matrimonio entre homosexuales, José Luis Requero, vocal del Consejo General del Poder Judicial, se preguntaba: «¿Queremos o no un mundo poligámico en España? Esas son las consecuencias. Cuando una sociedad va perdiendo las señas de identidad de las instituciones, al final se queda al pairo, se queda al albur de la conveniencia de la opinión pública española».
DISOLUCIÓN DE LA FAMILIA TRADICIONAL
Ferrán Iniesta, historiador y antropólogo, ha vivido largo tiempo en África, y ha conocido de cerca el día a día de la poligamia. «Algunas compañeras de profesión, que habían dedicado su juventud a progresar en su carrera, terminaron por casarse a una edad avanzada como segundas esposas -recuerda-, porque allí quedarse soltera está mal visto». En su despacho de la Universidad de Barcelona explica que en Occidente asistimos a una disolución de las estructuras estables de familia, «y eso no me parece bueno». ¿Está a favor de la poligamia?, le preguntamos. «No es eso -señala-, pero sí es verdad que es una forma estable de convivencia, y en ese sentido es mejor que la ausencia de reglas a la que nos encaminamos».
Iniesta cree que en Occidente no hay tiempo, espacio ni dinero para que avance de forma sustancial un concepto de familia amplia, aunque en la práctica «sí hay muchos casos encubiertos de relaciones múltiples, amantes, queridas, "el segundo despacho" que le dicen en Guinea». En su opinión, «a pesar del crecimiento de la comunidad musulmana, no veremos cifras voluminosas de familias poligámicas, pero sí casos crecientes, lo que puede animar a que se flexibilice la legislación».
¿Cuántas familias poligámicas hay ya en España? Hasta ahora, «es un número muy reducido», afirma Riay Tatary Bakry, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas. «En mi mezquita -situada en el barrio de Tetuán (Madrid)- conozco algunos ejemplos, la mayoría de hombres que no han conseguido traer a sus esposas de su país de origen y han tomado aquí una segunda mujer para no cometer ningún pecado». Y algo parecido opina Mansur Escudero, español, musulmán, secretario general de la Comisión Islámica, que considera que «no hay un clamor social que pida la regularización, aunque tampoco es lógico que en una sociedad plural y laica sólo se permita una forma de matrimonio». Si se legisla la unión entre homosexuales, se pregunta, «¿por qué no un tipo de familia que tiene siglos de historia?».
LA LEY Y LAS FORMAS DE UNIÓN
Aunque parezca una broma, no faltan los analistas que consideran probable una flexibilización de la ley de ese corte. Opina Eduardo Hertfelder de Aldecoa, presidente del Instituto de Política Familiar, que «el Gobierno actual desea la integración del mundo musulmán adaptando nuestra cultura a la suya, en lugar de a la inversa, como sería más lógico». Cree que la tendencia es que cualquier unión convivencial tenga los mismos derechos que el matrimonio, lo que encierra un evidente cariz electoralista. Más de un millón de musulmanes, más de un millón de posibles votos.
Y en esa misma dirección camina el escritor y ensayista Miquel Porta Perales: «Conociendo el progresismo multiculturalista que nos gobierna, no resultaría extraño que se autorizara la poligamia. Se ha legalizado el matrimonio homosexual, ¿por qué no dar otro paso? A buen seguro que encontrarían las justificaciones pertinentes: los "derechos" de la población islamista que vive en España, la "pluralidad" de formas de convivencia de nuestra sociedad, las "alternativas" a la familia tradicional, la "democracia" avanzada.»
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