Gane quien gane, Jesús reina

Estamos en España inmersos en plena recta final de las (segundas) elecciones generales.

Y toda la Unión Europea y gran parte del mundo miran hacia el Reino Unido, que vota el Brexit, cuyas repercusiones muestran el cada vez más delicado equilibrio y entramado del que depende la estabilidad de la economía mundial.

En todo tenemos la emoción y la sensación de cambio, de cierta inseguridad, y la responsabilidad individual de posicionarnos.

Pero queremos recordar que desde la perspectiva del Dios que se revela en la Biblia, es Él quien reina y quien decide en última instancia.

Dice el libro de Proverbios: El hombre es quien echa los dados, pero es Dios quien decide de qué forma caen.

A menudo incluimos en nuestra ideología a un Dios bonachón tipo Papá Noel, que nos trae dones y regalos si nos portamos bien. O como una máquina expendedora de “valores cristianos” que nos concede puntos según nuestra conducta aparente.

Incluso un Dios al que hay que tener en cuenta, no sea que vaya a enfadarse. Pero en definitiva, un Dios con quien negociamos, y al que tenemos a bien considerar en nuestras decisiones, pero éstas son nuestras y sólo nuestras.

Pero no es así.

Ya en la Historia de Israel Dios habla y manifiesta que por encima de todo poder y circunstancia está su voluntad.

Salmos 146:10 Reinará Dios para siempre; Tu Dios, oh Sion, de generación en generación. Aleluya.

Y tras la victoria de Jesús sobre la muerte, es Él, y sólo Él quien gobierna y reina sobre todo lo existente.

Hebreos 12:2 Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Aunque es ya una realidad en nuestro tiempo, la maldad juega a demostrar que no es así. Pero como en el guión de una película, está profetizado que  será en la eternidad donde esto será plenamente visible.

Apocalipsis 19:6 6 Y oí como la voz de una gran multitud, como el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decía: !Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!

Por ello, vivamos la emoción, la sensación de cambio, y la responsabilidad que sin duda son parte de nuestra vida como ciudadanos de nuestro tiempo.

Pero no la inseguridad, ni el miedo, porque si hay algo seguro es que estando con Él y en Él estamos en el bando de los vencedores, con o sin dificultades. Lo veamos ahora o tras el velo que descorrerá la muerte. Pero lo veremos por la eternidad.