Pero dicho esto (con nuestro más profundo respeto a quienes creemos equivocados, como seguro que ocurre a la inversa), si vemos necesario e interesante analizar lo acontecido alrededor de la visita papal.
Por un lado, creemos que toda persona, especialmente un líder mundial, merece que se le trate con educación, más aún por quienes proclaman una sociedad tolerante. Besarse parejas gays al paso del Papa nos parece convertir el espacio público en un espectáculo rosa de Gran Hermano global. Lo mismo ocurre en otras situaciones muy diversas: hace poco en el Día de las Fuerzas Armadas abuchearon e insultaron al Presidente español actual (Rodríguez Zapatero) por discrepar de su actuación. Al Papa lo eligen cabeza de su iglesia (que representa a varios millones en el mundo) a los que representa, y al Presidente del Gobierno español todos quienes tienen derecho a voto en nuestro país. La libertad de expresión, que no debe coartarse, no debe ser excusa para este tipo de actuaciones.
Para discrepar (y aquí lo estamos haciendo, lo hemos hecho y lo seguiremos practicando) hay vías legales, políticas y sociales que pueden utilizarse con toda la contundencia que se quiera, pero siempre dentro de los límites del respeto que cada persona e institución merecen.
Por otro lado, hay sectores del PP que son “más PaPistas que el PaPa”. Toda una contradicción que nosotros interpretamos como un uso político de su visita poco digno. Que voces autorizadas del PP condenen la ausencia de Zapatero a la misa papal (o anuncien que lo mejor que le puede ocurrir al catalán es que lo use el Papa) es toda una paradoja y afrenta gratuita. Si visitase un imán y Jefe de Estado árabe suelo español ¿acudiría algún representante del PP a una mezquita para descalzarse y arrodillarse mirando a la Meca, para acoger adecuadamente al imán y Jefe de Estado? Si hablase en castellano ¿es lo mejor que podría haberle ocurrido al idioma oficial español?
Precisamente quien puso sensatez fue el propio Benedicto XVI, algo que le honra, ya que opinó que Zapatero podía ir o no ir a misa sin que lo último supusiese feo alguno, ya que es un acto básicamente voluntario y para los católicos. Este sector del PP nacionalcatólico le hace un flaco favor a su partido en conjunto, cara a los españoles que puedan, desde otras confesiones o desde el agnosticismo, pensar a quién votar: ¿nos harán ir a todos a misa?
Y para no dejar ningún amigo en política
, pasamos a ver la reacción de una parte del PSOE ante las palabras del Papa sobre el laicismo antirreligioso. Tienen razón quienes creen que fueron más que exageradas al compararlas con tiempos del más duro anticlericalismo de la Historia de España. Sin embargo, viendo la legislación y actuación en materia de libertad religiosa y de conciencia y en cuestiones éticas, la realidad es que se legisla, no ya de espaldas, sino en contra de un gran sector de la sociedad, sin querer escuchar y buscar puntos de consenso o de acuerdos de mínimos; y ven cualquier cuestionamiento a su actuación como estar en contra del progresismo ¿No será que el PSOE tiene también –no ya uno- sino varios Papas infalibles?
Claro que dicho todo esto, la conclusión es que nos faltan políticos de talla en puestos de responsabilidad; y una Iglesia católica española que debe olvidarse de que “con Franco vivíamos mejor”, y buscar su lugar real en la sociedad actual.
Terminamos alegrándonos de que no haya habido representantes protestantes oficiales en las misas papales. Nuestros predecesores en la fe, torturados o asesinados por defender un cristianismo alejado y contrario al boato de símbolos y significado de la misa católica, hubiesen gemido de dolor en su tumba. Y con ellos, nosotros.
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