Resaltar que su visita ha tenido claramente menos tirón mediático y popular que la que realizó Juan Pablo II (aquella no fue oficial, ya que fue sólo como Jefe de Estado, y no como “Cabeza de la Iglesia”, aunque nadie duda que fuese una visita).
Pero vamos a algo que nos ha llamado poderosamente la atención. Benedicto XVI ha hecho esta visita como Cabeza de la Iglesia católica y como Jefe de Estado. Esto es lo que da el carácter de oficial a su tránsito por Inglaterra.
Para los protestantes la única cabeza de la Iglesia
universal (que es lo que significa la palabra
católica) es el propio Cristo; sin ningún mediador más entre Dios y los hombres. Luego este aspecto de pretender ser
cabeza de la Iglesia de Cristo
es–digámoslo de la manera más suave- ocupar un lugar que no le corresponde.
Lo de ser también Jefe de Estado es sin duda más legítimo, ya que gobierna el Estado Vaticano (que no Roma, una de las ciudades más bellas y llenas de historia del mundo).
Sin embargo esta legitimidad tiene dos aspectos que conviene matizar. El primero, que siendo Jesús también Rey (nada menos que “Rey de reyes y Señor de señores” le proclama el libro de Apocalipsis), tenía claro que su reino no era de este mundo. Por eso se escapa y se niega ante cualquier opción o propuesta de convertirle en rey.
Por lo tanto, Jesús sí era cabeza de la Iglesia (la única), y no quiso ser rey. Por eso pudo decir dad al César lo que es de César y a Dios lo que es de Dios. Son dos reinos paralelos, coexistentes, pero en diferentes niveles de existencia.
Ustedes dirán que la Iglesia anglicana tiene a la reina de Inglaterra como máxima autoridad. Y les contestamos que sí, y que es un claro error. Pero la razón de actuar así fue precisamente querer quitar el poder terrenal a quienes también gobiernan la iglesia. En definitiva, proteger del poder omnímodo de alguien que abarque un control de la vida espiritual y de la terrenal.
Y recordamos que la Iglesia anglicana surge y pervive muchos años como una Iglesia católica cismática (¡no protestante!), y que según avanzó en su seno el protestantismo fue separando monarquía e iglesia hasta dejar en casi anecdótico el papel del rey o reina de Inglaterra. Y allí donde surgen
de novo las iglesias protestantes rompen incluso este equilibrio Rey-Iglesia (o Estado-Iglesia) para crear Estados libres con Iglesias libres, de los que el mejor ejemplo es Estados Unidos.
Fíjense si está clara esta separación que un desconocido pastor evangélico de una pequeña iglesia de un remoto lugar de Estados Unidos ha tenido la posibilidad de actuar como bien (o mal) le parecía, a pesar de que prácticamente estaban en su contra todas las instituciones evangélicas junto a los poderes del Estado (Obama el primero). Tal fuerza se otorga a la libertad de creencia y de conciencia frente al poder eclesial y legal.
¿Se imaginan que esto ocurriese en el Estado Vaticano? ¿O en España, con Zapatero y Rouco Varela dialogando con un párroco de un pueblecito que les está creando un serio problema nacional e internacional?
Quizás nos lancen ustedes que la libertad trae problemas complejos -como ha sido el caso de Terry Jones-, y les damos en esto toda la razón. Pero sin duda es preferible tener que solucionar los problemas de la libertad, que los que trae el peligro de una autoridad incuestionable y omnímoda.
MULTIMEDIA
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Benedicto XI en Inglaterra, la primera visita papal oficial al país del que surgió el cisma de la Iglesia anglicana. Claros y oscuros en una visita histórica.
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Iglesia anglicana: toda la verdad. Entrevista de Daniel Oval a
César Vidal, conocido escritor e historiador. Tratan la realidad de la Iglesia anglicana, tanto histórica como en su relación con el catolicismo y la reciente visita del papa Benedicto XVI a Inglaterra.
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