El 21 de mayo e 1559 se produjo un triste acontecimiento para la historia de España. Ese día, en Valladolid, fueron ajusticiados 31 “herejes” españoles: treinta de ellos habían abrazado la Reforma protestante.
Valladolid fue, junto a Sevilla, uno de los principales focos de la Reforma española en el siglo XVI, la cual fue aniquilada por la Inquisición católica. De los trece que fueron ajusticiados con la hoguera, cinco eran mujeres.
Hace cinco años, se organizó en la ciudad de Valladolid un
acto de recuerdo de aquellos que sufrieron por causa de su justicia, en la que participaron los evangélicos de la ciudad. Un acto de recuerdo, pero también de conciliación con uno de los episodios más negros de la historia de la ciudad.
VALLADOLID, CENTRO DE LA CORTE REAL
El programa de TVE
Buenas Noticias TV dedicó un amplio reportaje al producirse la efeméride en el 2009. En el programa participa
Teófanes Egido López, historiador de la Universidad de Valladolid. Este experto comenta que esta ciudad en 1559 “fue un mundo abreviado.
Era la corte, no estable, donde más veces estuvo el emperador Carlos V, y por tanto donde llegaban influjos de toda Europa”.
Así fue como
entre las clases altas de la ciudad se difundieron las ideas que entonces se propagaban por el norte de Europa. “En la corte
había predicadores reales, que habían acompañado a Carlos a Alemania, conocían la Reforma y a Lutero y les suscitaba simpatías. Además estaban expuestos a todos los influjos erasmistas e incluso reformados”, por lo que algunos llegaban a una expresión particular de la fe “sin reconocerse como propiamente luteranos”, explica el historiador.
LAS ARTES DE LA INQUISICIÓN
La incipiente Reforma en España fue aplastada por la Inquisición católica.
Gabino Fernández, historiador y director del Centro de Estudios de la Reforma, explica en qué consistía el auto de fe. “Con los autos de fe con procesos a distintas personalidades durante años, el tribunal de la Inquisición hacía público el resultado, la sentencia. Dentro de lo que los historiadores llaman la
“pedagogia del miedo”, se utilizaban los autos para aterrorizar a quienes pudieran haber faltado a la ortodoxia de la Iglesia Catolica”, dice Gabino Fernández.
Después de un largo proceso inquisitorial, en el que
los acusados eran sometidos a torturas en férreos interrogatorios, se les hacía desfilar por el pueblo. “Era una procesión que partía desde donde estaban presos, se cruzaba toda la ciudad por los lugares más concurridos, con dos actos. Uno era en la
Plaza Mayor, donde las sentencias eran leídas de forma pública. Aquellos que resultaban
condenados a la hoguera, eran entregados a las autoridades civiles, quien junto a eclesiásticos, salían fuera de los muros de la ciudad, en el caso de Valladolid, hasta el Campo Grande, donde se ejecutaban estas sentencias”, explica el historiador Gabino Fernández.
Valladolid no fue el único lugar donde se produjeron estos crueles ajusticiamientos. “Hubo autos de fe también en Sevilla en esta época - dice Teófanes Egido-. Ambas eran grandes ciudades del reino. En Sevilla eran más intelectuales, habían tenido una formación doctrinal más profunda. Aquí eran personas de prestigio social: predicadores reales, con un gran rango, gente noble, con cargos en la administración”.
Entre ellos se encontraba Agustín Cazalla, que había sido predicador real y fue ajusticiado por abrazar la fe reformada.
RECUPERANDO LA HISTORIA
Estos episodios de la historia, silenciada durante muchos años, han sido recuperados gracias al trabajo de historiadores, con publicaciones y trabajos de gran valor. Desde hace tres años,
la Universidad Complutense de Madrid organiza un Congreso Internacional sobre la Reforma Protestante, congregando a historiadores e intelectuales de todo el mundo interesados en el estudio de lo que sucedía en España durante esta época.
También ha llegado al gran público gracias a la literatura. Entre las figuras que se inspiraron en los autos de fe, se encuentra el escritor
Miguel Delibes, el cual plasmó con su reconocida maestría en la obra
“El hereje” lo que vivió Valladolid entonces.
Recientemente, se presentó en Valladolid una
exposición en torno a la obra literaria, recuperando ese contexto histórico que nutrió la novela de Delibes. U
na historia que los protestantes españoles también recuerdan especialmente en este día, honrando la memoria de los que perdieron su vida por su fe, y valorando una vez más la libertad religiosa de la que disponen en la actualidad.
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