En su primer libro, Marcos Gago, periodista de La Voz. ahondaba en la biografía de Enrique y Adelaida Turrall, pastores evangélicos en Marín de 1907 a 1955. Lleva 22 años investigando los orígenes de esta confesión en la comarca pontevedresa y los primeros años los reproduce en El polizón esperado, que acaba de publicar.
-¿Quién es el polizón esperado?
-Durante buena parte del siglo XIX, la Biblia en idioma común y sin notas explicativas era un libro mal visto, porque se consideraba subversivo contra el orden establecido. Por el contrario, el principio protestante es el libre examen, es decir, facilitar el acceso de la Biblia a la gente para que cada cual extraiga sus conclusiones. Muchas biblias llegaban a Galicia de contrabando, en barcos de pesca, y las que escapaban a la requisa, se escondían. Esos libros crearon inquietudes y para 1882 había varias personas que estaban esperando que alguien se lo explicase, de ahí lo de esperado en el título.
-Los inicios de la confesión fueron muy perseguidos. ¿Cómo fue su evolución?
-En la década de 1880, en España no había libertad religiosa, sino tolerancia a las religiones diferentes a la estatal, que era la católico romana. El clero llevó muy mal la pérdida de su monopolio espiritual en la comarca. De Pontevedra lograron echarnos, de Vilaboa encausaron a un párroco que se hizo protestante y en Marín hicieron todo lo que pudieron, pero aquí la iglesia evangélica echó raíces. Tras décadas de discriminación, la Constitución de 1978 nos dio la plena libertad y derechos.
-Es la primera obra que analiza los inicios de la fe en la comarca, entre 1882 y 1894. ¿Cómo abordó la investigación y qué datos nuevos aporta?
-Son cuatrocientas páginas con abundante información, que he intentado contrastar lo máximo posible. Usé los registros de las iglesias evangélicas de Marín y Seixo, de otras en Inglaterra y Alemania, los archivos católicos parroquiales, el diocesano de Santiago, la prensa de la época, los archivos municipales, padrones... La información es casi toda nueva. Salvo unos pocos nombres y episodios muy conocidos apenas había publicado algo sobre el tema.
-¿Seguirá profundizando sobre el tema?
-Este libro es solo una parte pequeña de la documentación que tengo sobre los protestantes gallegos, con cosas muy curiosas como la época de vendedor de Biblias de Curros Enríquez en Madrid, por citar un caso llamativo. También tengo una gran cantidad de fotos, la mayoría inéditas, de gente y lugares. Hay cosas que me llegaron desde sitios tan lejanos como Australia, islas Féroe o Uruguay.
-¿Sobre los protestantes en Galicia?
-Sí, uno no se imagina hasta dónde llegó el impacto, a nivel mundial, de una comunidad no muy numerosa pero sí muy cohesionada. La primera iglesia evangélica de habla española en Venezuela la fundó un chaval de Carril emigrado a Sudamérica en la década de 1880. La pérdida del trabajo era una forma habitual de presión sobre los disidentes religiosos en Galicia en el siglo XIX y parte del XX. Si aquí la emigración ya era endémica, entre los protestantes fue enorme. Eso dispersó mucho a los evangélicos y allí por donde fueron fundaron iglesias y escuelas en varios países. Pero entre esta documentación no solo se extraen datos sobre la experiencia espiritual de la gente, también se ve su vida diaria y la transformación de la sociedad.
-¿Cuántos fieles forman hoy en día esta congregación en la comarca pontevedresa?
-La iglesia evangélica que se reúne en la calle Touriño Gamallo, en Marín, es, 130 años después, la más numerosa del norte de España. En el espectro protestante actual hay también grupos nuevos como los pentecostales. En Marín, la suma de todos los evangélicos creo que superaría con creces el millar.
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