En el momento en el que responde a nuestras preguntas, Míriam está en la semana 38 de su embarazo. “Me faltan 15 días”, explica. Escribe desde casa de sus padres en Menorca, la isla en la que ha crecido. Tiene 18 años y muy pronto va a ser madre. Ha explicado su historia en un vídeo que ha recorrido las redes sociales en las últimas semanas.
“Es una niña, y se llamará Zoe”, escribe. El nombre, en griego, significa “vida”, una palabra que ha ido creciendo en significado en los últimos meses. “El concepto de vida siempre ha tenido un gran valor para mí, por influencia de mi fe, supongo, y por mi carácter, considero único cada momento y cada detalle. Sin embargo, no creo que me planteara ciertas cosas hasta ese día”, dice. “Con el embarazo he entendido eso que dice la Biblia de que Dios ya había puesto su mirada sobre ti desde que estabas en el vientre de tu madre y que desde ese momento, todos tus días ya estaban diseñados”.
A Zoe “la sentía dentro de mí, dependiente de mí… y provocaba que ya la quisiera”. Desde que se confirmó su embarazo, algunas cosas cambiaron en su forma de ver la vida. “Pasé a entender lo valiosa y lo fácil de perder que es, y lo pronto que empieza a, simplemente, ser”.
MÁS ALLÁ DE LOS SIMPLISMOS
Míriam no quiere que la decisión de tener a su bebé se relacione con causas políticas. Lo que le interesa realmente es que su experiencia pueda tener un impacto personal en otras chicas en su misma situación.
“No ha sido a partir de vivir todo esto que he confirmado mi posición al lado de la vida de un ser que aún no ha nacido. Sin embargo, ahora puedo entender mucho más a una chica que aborta. Podría parecer más normal que a partir de ahora tuviera más razones para criticar esa acción. Pero no es así. Ahora sólo las entiendo más, y me dan ganas de poder compartir con ellas para que se sientan tan apoyadas como yo me he sentido en estos meses”.
UNA DECISIÓN CON SUS CONSECUENCIAS
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¿Cómo se llega a la decisión de asumir el coste de un embarazo, sabiendo entre otras cosas que el bebé no tendrá un padre cerca? “Desde luego mi decisión está muy condicionada por mi fe”, explica Míriam. “Aún así, sé que no tomé la decisión a modo de ley religiosa o por miedo a Dios. Mi pareja, por ejemplo, creía que estaba siendo manipulada por mis padres y que mi religión no me dejaba ser coherente, que era esclava de mi fe. Pero no es así, tomé la decisión porque sentía que era la forma correcta de actuar delante de Dios, sí, pero muy consciente y usando la razón”.
“Lo hice también por mí, porque sabía que no podría haber vivido con esa carga, y por mi hija, porque ya sentía que tenía vida y se merecía vivirla como cualquier otro.
No fue un sacrificio de buena cristiana, sino una forma de actuar de acuerdo a unos principios y a mi carácter, influidos, por supuesto, por Dios”.
“FALLÉ A DIOS”
Pese a la claridad de su decisión, la vida durante los últimos meses no ha sido fácil. Empezó, explica Míriam, por darse cuenta que había tomado decisiones que iban contra la voluntad de Dios. “Fallé a mi Padre”, dice claramente en un momento del vídeo en el que explica su historia.
“Sentí que había fallado a Dios por tomar mis propias decisiones y eso se suma al malestar de no haber asimilado aún la situación, por eso el primer paso debe ser el arrepentimiento y la restauración, sino se hace imposible seguir adelante”.
También su propia vida, tal como se la imaginaba, sufría un cambio de rumbo. “El primer fin de semana fue muy duro. Todos mis planes cambiaron y lo veía todo muy negro. Pensé que dejaría de estudiar, que no podría cumplir ninguno de mis sueños y hasta me vi sin poder seguir adelante con mi ministerio, por vergüenza”.
Pero las personas alrededor le ayudaron a ver las cosas con un nuevo enfoque. “Mis padres me dejaron claro que ellos me apoyarían para que siguiera estudiando, en la iglesia me dijeron que debía continuar en la alabanza, pensé en otras formas de servir a Dios (como por ejemplo, ayudando a otras chicas, de ahí el video) y empecé a imaginar mi nueva vida, distinta a como la había planeado, cierto, pero no peor por eso, supondría muchos momentos difíciles y una gran responsabilidad”.
Se cambió de centro para acabar segundo de bachillerato a distancia. “Desde la semana pasada ya tengo el título, en Septiembre haré la selectividad y dejaré un año de pausa para dedicarme a la niña”. A partir de ahí, ya se verá, pero la idea es empezar una carrera. En todo caso, ante el futuro, dice: “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”.
LO QUE TRAJO EL CAMBIO
Míriam está convencida de que Dios le ha perdonado. “Un perdón que se siente y que permite seguir adelante. Yo, después de pasar los momentos de arrepentimiento y de vergüenza, sentí a Dios a mi lado, sentí que me estaba acompañando y que, dentro del error, estaba en el camino correcto. Pasé por un momento de ponerme delante de Dios y decirle, lo siento, hasta ahora he actuado sola, perdóname, no puedo, te necesito, sé tú el que actúe ahora. Le entregué mis sueños y mis miedos y él se los quedó para darme paz. Esa paz se hizo presente en mi vida y dio un giro a todo lo que estaba sucediendo”.
LOS PADRES Y LOS AMIGOS
Este proceso de comprender la gracia de Dios como Padre, también ha ido acompañado por el darse cuenta más aún de la importancia de sus padres y su papel. “Han sido mi gran apoyo. Sé que sin ellos no podría ser quien soy”. La cercanía y la confianza han sido indispensables “para llevar juntos mi embarazo”. Como lo que ha podido ver en el Dios de la Biblia, también en sus padres ve que “me han demostrado que su amor no tiene fin, que aún cuando falle no me abandonarán, me querrán todavía más”.
Le da un ánimo especial saber que hay “un montón de gente” que ya espera la llegada de Zoe. Especialmente su grupo de amigos de Menorca. “Enseguida se ilusionaron, me decían: ‘yo seré la tita no se qué!’, ‘lo llevaremos a hacer tal cosa’... Me han dado mucha confianza, ya que temía que tuviera falta de amor”.
Una de sus amigas, Loida García, que estudia Cine y Televisión en Barcelona, quiso dar a conocer su historia.
El resultado ha sido un vídeo que gira alrededor de su experiencia,colgado en el
blog "Awake my art". Ha recibido cerca de 3.000 visitas en un mes y medio.
“Después del vídeo fueron aún más las palabras que recibí de ese tipo. Mi hermana me escribió una carta muy especial, diciendo cosas así (en menorquín): ‘Rebosant de vida, despertes dia rere dia i empenys lluny de tu, cap a l'abism, tot allò que pugui frenar-te... Avances, no t'enganxes absurdament al passat. Encara m'al·lucines. Qui millor que tu per donar vida? Una mare de cor pur per un cor pur d'un nadó’”.
Además, diferentes personas se le han acercado a explicarle sus propias historias. Y ha experimentado también la confianza que otras personas tienen en Dios. “Al principio del embarazo, cuando se enteró, un joven de la iglesia me habló un día diciéndome que tenía una palabra para mí. Ese texto me ha acompañado durante todos estos meses, ha sido un verdadero refuerzo para mí. Se trata de Isaías 54: 4-10, también el versículo 13 y 14. Cada cierto tiempo necesito leer estas palabras. Siento como si Dios me las estuviera diciendo a mi directamente, y me levantan”.
¿Y QUÉ VENDRÁ DESPUÉS?
Míriam tiene la convicción que Dios la va a usar. En primer lugar, en su relación con Zoe, cuando por fin nazca. “Desde que ella existe, le pido a Dios que no sólo la cuide sino que haga de ella una gran hija suya. Que nunca se aleje de Él y que siempre entienda que Él estuvo con nosotras desde el principio y nos cuidó. Simplemente le hablaré del Dios que yo he experimentado en mi vida y la animaré a buscarle. ¡Espero hacerlo bien!”.
Ahora ya casi ha terminado la primera parte de su experiencia como madre. “Todos estos meses he hecho un proceso de aceptación y de restauración, y la realidad es que las ideas que más me preocupaban han ido cambiando a medida que se ha ido acercando el día del parto”.
“A día de hoy, mi hija ya está lista para nacer, en lo que más pienso es en el parto y en su llegada. Es algo a lo que nunca he tenido miedo, pero la realidad es que se trata de un momento muy importante y delicado del cual no puedes prever casi nada…y asusta el hecho de que pueda ocurrir cualquier problema”. También tiene su mente centrada “en los primeros días o semanas que ella esté aquí, mi adaptación a ella y su adaptación a mí y al mundo”.
UN MENSAJE PARA QUIENES VIVEN UNA SITUACIÓN SIMILAR
En medio de su experiencia, Míriam anima a otras chicas en su situación a que se planteen la oportunidad que significa mirar hacia adelante. Ante un embarazo, “las animaría porque me duele pensar en todas las vidas que se están perdiendo sin ni siquiera ver la luz, en los planes que no se cumplirán para algunas increíbles personas que ni siquiera nacerán. Las animo porque creo que ellas serán las primeras en sentirse felices de su decisión”.
Reconoce que “es cierto que yo aún no he vivido mi decisión del todo, por eso no puedo hablar mucho todavía, pero aún así, pienso que nuestra sociedad ha retrasado anti-naturalmente la maternidad y que se ha establecido un sistema que hace muy difícil ser madre joven por no poder formar familia sin una independencia económica”.
Cree que ser madre a su edad puede ser “duro”, pero “la experiencia no tiene precio”. “Yo todavía no tengo a mi bebé en mis brazos y ya siento haber vivido la mayor experiencia de mi vida: ver cómo crece tu vientre, sentirla dentro, acariciarla aún sin verla, ha sido una pasada”.
MÁS INFORMACIÓN
El vídeo “Vida”, en el que Míriam explica su experiencia, puede verse aquí.
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