El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Abordamos con claridad aspectos básicos y complejos de este problema mundial, cuya magnitud y gravedad comparan a la II Guerra Mundial.
Siempre ha habido refugiados: personas que están obligadas a abandonar sus países de origen por el conflicto, la represión o alguna otra causa, y que deben encontrar un nuevo hogar y una nueva vida en un país extranjero.
Pero hay algo diferente en lo que está sucediendo ahora. El mundo está experimentando una crisis mayor y más grave de las que haya visto en décadas, y que sólo está empezando a despertar a lo que significa.
No nos equivoquemos: La crisis de los refugiados actual es global. La cobertura se ha centrado en gran medida en los refugiados que llegan a Europa, y en especial sobre los refugiados sirios. Pero, de hecho, los refugiados huyen de países que van desde Honduras y Nigeria a Myanmar, y está llegando no sólo a los llamados países ricos, incluyendo EE.UU. y Australia, sino a otros como Turquía y el Líbano. Es un problema mundial, cuya magnitud y gravedad es comparable a la Segunda Guerra Mundial.
En lo más básico, la crisis de los refugiados está impulsada por un solo hecho: Hay 19 millones de personas en el mundo que se encuentran actualmente en situación de refugiados -una cantidad terriblemente alta- y todos ellos tienen que encontrar un lugar en el que poder vivir en condiciones de seguridad.
Pero cuando hablamos de la crisis mundial de los refugiados, no estamos hablando sólo de números. Realmente estamos hablando de la forma en que las naciones generan y no logran acoger a esos refugiados.
Esto ocurre generalmente en cuatro etapas distintas, cada cual terrible y diferente en cada caso. Estas personas vulnerables, si alguna vez logran llegar a la seguridad en un lugar concreto, es probable que hayan pasado por los cuatro.
1.- La primera etapa de la crisis de los refugiados es la persecución que obliga a los refugiados a huir de sus hogares. Algunos huyen de la guerra, otros de la persecución política o de alguna forma de violencia (mafia, cárteles, etc.) pero todos los refugiados, por definición, experimentan esto en alguna de sus formas.
Hoy la guerra civil en Siria es especialmente grave. Pero no es la única causa de la crisis mundial de los refugiados, que está siendo impulsada por una serie de crisis nacionales que tienen lugar en todo el mundo, muchos de ellas totalmente desconectadas entre sí. Hay guerras en Somalia, Afganistán y Libia, y a un nivel menor pero considerable existe una gran violencia en lugares de América Central, Nigeria y Pakistán, persecución en Eritrea, Myanmar y Bangladesh, y así sucesivamente iríamos ampliando la lista y el mapa.
2.- El segundo paso es lo que ocurre con los refugiados una vez que se ven obligados a abandonar sus hogares: A menudo, aunque no siempre, terminan en campamentos. La vida en los campamentos es muy a menudo difícil, hostil y peligrosa, con pocas perspectivas de trabajo o educación.
Esta parte supone una crisis para los refugiados, así como para los países que los albergan; por ejemplo, los países de acogida como Líbano y Turquía están luchando para manejar sus campamentos de refugiados y absorber los miles o incluso millones de personas que viven en ellos.
Estos campamentos son un fracaso mundial: La ONU está muy lejos de los $8400 millones que dice que tiene que proporcionar para cubrir los servicios mínimos sólo para los refugiados sirios. Y también son fracasos nacionales: Se mantiene a los refugiados aislados sin integrarse en las comunidades locales y la creación de vidas estables, productivas. En su peor perspectiva los campamentos pueden mantener a las familias atrapadas en un limbo durante generaciones.
3.- El tercer paso es lo que ocurre cuando las familias de refugiados, tal vez después de ver que los campamentos les ofrecen pocas esperanzas o protección, buscan la seguridad y estabilidad más lejos, a menudo en los países desarrollados, especialmente en Europa.
El viaje es a menudo terriblemente peligroso: Muchas familias se ahogan cruzando el Mediterráneo en pateras, por ejemplo, reflejado en el icono del cuerpo de un niño sirio varado en una playa de Turquía la semana pasada. Las familias asumen el riesgo, y pueden pagar miles de dólares por cada persona para el viaje, pero están convencidos de que es su única opción.
4.- El cuarto paso es el que muchos países occidentales están experimentando ahora: ¿qué sucede cuando se presenta un gran número de refugiados? A menudo, se enfrentan a sistemas que están social y económicamente maltrechos -los escuálidos campamentos hacinados en Grecia, por ejemplo- o que son abiertamente hostiles a los refugiados en un esfuerzo para mantenerlos fuera del sistema.
Esto está cambiando un poco, pero la mayoría de los países europeos todavía frenan con firmeza el acceso a los refugiados, negándose a aceptar un número remotamente suficiente de ellos para su reasentamiento, lo que significa que las familias que llegan a Europa terminan en campamentos insanos, durmiendo en estaciones de tren, o viviendo con el temor de la deportación.
La solución a este último paso de la crisis supone mucho más que una financiación adecuada: Es entrar en temas políticos muy sensibles en Europa, sobre migración e identidad nacional, y el futuro de la Unión Europea.
Lo que sigue es una explicación sencilla de conceptos básicos de la crisis de refugiados: los hechos clave que se necesitan saber para entender lo que está pasando, cómo la crisis llegó a ser tan grave, y qué se puede hacer para arreglarlo.
1) ¿POR QUÉ HAY TANTOS REFUGIADOS EN ESTE MOMENTO?
No hay una sola razón. No hay vínculo real, por ejemplo, entre la guerra en Afganistán y la persecución de la minoría rohingya en Myanmar, o entre la violencia en Nigeria y la violencia en Honduras y El Salvador.
Pero hay una cosa que dio un impulso a la actual crisis, y que ha contribuido a que sea especialmente grave: la primavera árabe. Se inició en 2011 como una serie de movimientos pacíficos, a favor de la democracia en todo el Oriente Medio, pero llevó a terribles guerras en Libia y Siria. Esas guerras ahora están alimentando continuamente la hoguera de la crisis de los refugiados.
No es difícil entender por qué los sirios huyen. El régimen de Bashar al-Assad ha atacado a civiles sin piedad, incluso con armas químicas y cañonazos; Daesh (ISIS) ha sometido a los sirios para asesinarles, torturarles, crucificarles, llevarles a la esclavitud sexual, y otras atrocidades espantosas. Otros grupos como Jabhat al-Nusra han torturado y matado a civiles también. La guerra civil ha acabado con la vida de unas 250.000 personas desplazadas, la mitad de esta población, y ha empujado a uno de cada cinco sirios (4 millones de personas) a huir del país.
El papel de Libia en la crisis de los refugiados es diferente: La guerra allí es terrible, pero en menor magnitud, sin desplazar a tantas personas. Lo que ha hecho, sin embargo, es abrir una ruta que estaba previamente cerrada entre África y Europa.
Durante años, la UE mantenía a los refugiados alejados de la vista y de la conciencia social gracias a pagos al gobierno del dictador libio Muamar Gadafi que interceptaba y hacía regresar a las personas migrantes que se dirigían a Europa. Gadafi era algo así como el "gorila" de Europa, ayudando a impedir que refugiados y otros migrantes de toda África atravesasen la puerta libia. Sus métodos eran terribles: Libia encarcelaba migrantes en campos donde la violación y la tortura fueron generalizadas. Sin embargo, Europa vivía tranquila con alguien que les solucionaba el problema.
Cuando el levantamiento nacional –unido a los ataques aéreos occidentales- derrocaron a Gadafi en 2011, Libia se hundió en el caos. La ruta a través de Libia -y, desde allí, a través del Mediterráneo- se abrió de repente, aunque seguía siendo peligroso. Como resultado, el número de personas que intentaban realizar el peligroso viaje a Europa subió considerablemente.
2) ¿POR QUÉ HAY UNA GUERRA EN SIRIA, Y POR QUÉ ES TAN TERRIBLE?
Siria es un país relativamente nuevo: sus fronteras fueron construidas por las potencias europeas en la década de 1920, mezclando a varios grupos étnicos y religiosos. Desde finales de 1970, una familia de uno de los grupos más pequeños -los Assad, que son chiíes alauitas- ha gobernado el país en una dictadura brutal. Bashar al-Assad ha estado en el poder desde 2000.
Este régimen parecía estable, pero cuando las protestas de la Primavera Árabe se iniciaron en 2011, resultó no serlo tanto. Los sirios estaban claramente hartos de la corrupción en el país, la brutalidad y la injusticia. Las protestas comenzaron esa primavera. Muchos de los manifestantes eran del grupo demográfico más grande del país, las siempre desfavorecidos árabes sunitas.
El 18 de marzo las fuerzas del régimen sirio abrieron fuego contra manifestantes pacíficos en la ciudad meridional de Deraa, matando a tres de ellos. Las protestas crecieron, al igual que las medidas represivas cada vez más violentas. Las tropas de Assad dispararon a los manifestantes en masa, secuestrando y torturando a los activistas, e incluso asesinando niños.
Ante esta situación, sirios tomaron las armas para defenderse. Desertores del régimen de Assad se unieron a ellos. A principios de 2012, las protestas se habían convertido en una guerra civil. Las fuerzas gubernamentales bombardearon indiscriminadamente a la población civil.
Assad se dirigió deliberadamente contra la mayoría musulmana sunita de Siria, civiles y rebeldes por igual. Su objetivo era polarizar el conflicto en una línea religiosa, convertiendo lo que comenzó como un levantamiento social amplio contra un dictador en una guerra sectaria, con varias minorías religiosas de su lado. Él sabía que esto también atraería a los extremistas islámicos en el lado rebelde, pero pensaba que el mundo le apoyaría por el miedo al fundamentalismo islámico si Assad perdía.
Esto hizo que un grupo extremista sunita conocido como Al-Qaeda en Irak, creciese con fuerza y entrase en la lucha contra Assad en Siria, extendiéndose más tarde al norte de Irak bajo el nuevo nombre de ISIS (Daesh).
Para 2014, Siria estaba fragmentada entre el gobierno de Assad, grupos rebeldes, ISIS-Adesh, y las fuerzas kurdas (Los kurdos, una minoría étnica, han buscado por mucho tiempo la independencia.).
Los civiles siempre sufren en la guerra, pero en el caso de Siria ha sido terrible. Assad les masacra sin piedad, incluso con bombas de cañón y armas químicas. Daesh-ISIS y otros grupos, cuando se apoderan de las ciudades, usan prácticas brutales y violentas de todos conocidas. La lucha ha hecho desparecer barrios y pueblos enteros.
La mayoría de 4 millones de refugiados de Siria han terminado en campamentos superpoblados y con financiación insuficiente en los países vecinos. Pero con pocas esperanzas de regresar a casa, muchos están buscando una nueva vida en Europa, aunque el viaje es caro, incierto, y a menudo fatal. Que arriesguen tanto habla de los horrores de los que están huyendo, y sus esperanzas, aunque débiles, de encontrar un futuro para sus hijos.
3) ¿POR QUÉ ES EL VIAJE TAN PELIGROSO?
Hay dos culpables: las redes de explotación criminales que abundan ante la necesidad de los refugiados y el negocio de sus altas tarifas, y que ofrecen una nula seguridad; y los gobiernos occidentales que han tolerado estos peligros, a veces como parte de un esfuerzo deliberado para desalentar a los refugiados de intentar el viaje.
El otoño pasado, por ejemplo, el Reino Unido recortó los fondos para las operaciones de búsqueda y rescate Mare Nostrum que salvaron un estimado de 150.000 personas en un año, diciendo que los rescates alienta a más personas a hacer la travesía. El gobierno italiano puso fin a la operación en noviembre. Desde entonces, ha sido sustituido por el programa Frontex mucho más limitado de la UE, que sólo patrullas dentro de 30 millas de la frontera y no tiene una misión de búsqueda y rescate.
El resultado, como era previsible, ha sido letal: Se estima que 2.500 personas ya han muerto en lo que va de verano. Esto no es un accidente. Es el resultado de la política europea destinada a impedir la entrada a los refugiados. Pero, de nuevo, esto no es sólo un fenómeno europeo - el patrón se ve muy similar en otros países ricos, también.
Australia, por ejemplo, ha recurrido a las grandes distancias para evitar a los llamados "balseros" de llegar a sus costas, incluyendo el encarcelamiento en centros de detención inhumanos en remotas islas del Pacífico, y el envío de personas a Camboya.
En América del Norte, los EE.UU. han intensificado los esfuerzos de aplicación después de la crisis migratoria con niños del año pasado, incluyendo el envío de ayuda a los países centroamericanos a cambio de que éstos impidiesen a los niños de hacer el viaje a los Estados Unidos. Al igual que en Europa y en otros países, la idea es principalmente impedir a los refugiados que aparezcan.
4) ¿POR QUÉ TANTA BARRERA DE PAÍSES OCCIDENTALES A LOS REFUGIADOS?
Hay cuestiones particulares de los EE.UU., Europa y Australia, pero también hay un sentimiento anti-inmigración generalizado en los países desarrollados, donde los refugiados están llegando.
Europa, como otros muchos lugares, tiene una política anti-inmigración bastante fuerte. Tales políticas, en Europa o en otros lugares, a menudo se describen como apoyadas en el racismo o la xenofobia, pero otros piensan que es algo un poco diferente: un miedo, raramente articulado, de los cambios demográficos y la identidad nacional.
Acoger un gran número de refugiados supone aceptar que traigan cambios en la identidad o la cultura de la nación. Y aunque el cambio es -en potencia- económica y culturalmente enriquecedor, produce miedo. Ese cambio puede ser difícil de aceptar.
Esas reacciones son potenciadas en parte por la islamofobia unida al lógico miedo al terrorismo yihadista, sin duda una realidad que enciende las alertas de la seguridad, pero sin poder negarse que se utilizan también para justificar un temor e inseguridad de la gente del país que acoge de "perder" lo que hizo que su comunidad fuera su hogar.
Y este sentimiento anti-inmigrante tiende a aumentar cuando las personas viven económicamente inseguras, como ocurre en muchos países occidentales actualmente. Esta inseguridad puede traer un sentido de competencia laboral, a pesar de que, de hecho, la migración suele ser económicamente beneficiosa. Existe, pues, una enorme demanda política dentro de los países occidentales para mantener alejados a los inmigrantes y refugiados.
5) ¿HAY DIFERENCIA ENTRE REFUGIADO Y MIGRANTE?
No todo el que cruza el Mediterráneo o aparece en una frontera europea o americana es un refugiado; muchos son inmigrantes que vienen por otras razones. Eso lleva a la distinción teórica entre los refugiados y los migrantes.
Los refugiados son personas que han sido obligadas a abandonar su país de origen contra su voluntad. La palabra "migrante" puede significar que alguien viaja a un país extranjero de manera voluntaria, o puede ser utilizado como un término paraguas más amplio que incluye a los refugiados, así como migrantes voluntarios.
La distinción es importante ya que los refugiados pueden solicitar asilo y están protegidos por la legislación internacional y nacional, mientras que los inmigrantes económicos no pueden. Los refugiados pueden solicitar asilo en otro país sin necesidad de obtener un visado o reasentamiento primero. Los migrantes económicos, por el contrario, suelen ser obligados a tener un visado u otra forma de autorización de trabajo con el fin de inmigrar legalmente.
También hay una distinción simbólica significativa entre las palabras, que a menudo se convierte en idioma político. Llamar a un grupo de personas "refugiados" puede ser una forma de describirlos como que legítimamente merece refugio y atención, mientras que calificarlo de "migrantes" puede ser una manera de acusarlos de llegar por razones económicas, y tal vez incluso querer engañar en sus solicitudes de asilo. Es por esto que los políticos anti-inmigración insisten a menudo en que un grupo de refugiados en realidad son inmigrantes que han llegado para aprovecharse de los programas de ayuda occidentales.
Pero esta distinción, a pesar de su relevancia jurídica, en realidad es bastante borrosa, y también puede implicar, erróneamente, que los inmigrantes no refugiados deben ser rechazados, que sólo los refugiados merecen tener derechos.
Jørgen Carling, un especialista del Instituto de Investigación por la Paz de Oslo, lo explica así:
Distinguir entre estos dos tipos de personas es un argumento que se socava aún más por las trayectorias agotadoras de muchos migrantes actuales. Un nigeriano que llega a Italia podría haber dejado Nigeria por razones distintas a la persecución, pero terminó huyendo de un peligro extremo en Libia. A la inversa, un sirio podría haber cruzado a Jordania y haber encontrado allí seguridad ante la guerra, pero verse empujado por las pésimas perspectivas de vida en un campamento para continuar su viaje a Europa. Independientemente de la situación jurídica que cada uno obtenga en Europa, son los migrantes que han tomado decisiones difíciles, que merecen nuestra compasión, y cuyos derechos deben ser asegurados.
Por ello, la distinción entre migrantes y refugiados -y el juicio de valor implícito de si "merecen" o no buscar una vida mejor en el extranjero- se cae a pedazos.
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