Sin duda ha conmocionado a la opinión mundial en el entorno evangélico, y a todo Estados Unidos el suicidio de Matthew Warren, que se ha producido en el seno de una enfermedad mental, y que según nos informa el periodista Wolfgang Streich se trataba de la conocida como trastorno bipolar, que produce cuadros de euforia alternando con otros de profunda depresión.
Wolfgang Streich, periodista paraguayo de fe evangélica, conoce personalmente a la familia Warren y además él mismo ha sido diagnosticado de esta enfermedad de trastorno bipolar. Nos informa en un correo electrónico que le consta que era el padecimiento del que estaba diagnosticado Matthew Warren.
El trastorno bipolar, también conocido como trastorno afectivo bipolar (TAB) y antiguamente como psicosis maníaco-depresiva (PMD), es el diagnóstico psiquiátrico que describe un trastorno del estado de ánimo caracterizado por la presencia de uno o más episodios con niveles anormalmente elevados de energía, cognición y del estado de ánimo.
Clínicamente se refleja en estados de euforia o manía (y en casos más leves hipomanía) junto con episodios alternantes de depresión severa, de tal manera que el afectado suele oscilar entre la alegría y la tristeza de una manera mucho más marcada que las personas “sanas” que no padecen esta patología.
EL "TRASTORNO BIPOLAR"
Las personas que padecen trastorno bipolar
tienen tres veces más probabilidad de cometer suicidio que aquellos que padecen depresiones mayores. Aunque muchas de las personas que sufren del trastorno realmente nunca lo hacen, el promedio anual de suicidio en hombres y mujeres diagnosticadas con la enfermedad es de 10 a 20 veces mayor que en la población general.
El elemento básico para el tratamiento del trastorno bipolar es la toma de conciencia del problema, su conocimiento por parte del afectado y sus allegados mediante una psicoeducación adecuada que les permita hacer frente a las crisis sin temores infundados y con las herramientas más válidas; así como prevenir las recaídas. La terapia farmacológica personalizada, especialmente durante las fases de desequilibrio, es otra de las claves.
Los patrones de cambios del estado de ánimo suelen ser cíclicos, y en algunos de estos trastornos pueden existir (como parece que le ocurría al hijo de Warren) ‘ciclos rápidos' porque el estado de ánimo puede cambiar varias veces en un período muy breve de tiempo.
Algunas personas sufren del trastorno bipolar durante años antes de que alguien lo sepa. Esto se debe a que los síntomas bipolares pueden parecerse a varios problemas diferentes. Los familiares y amigos pueden no darse cuenta de que los síntomas de una persona son parte de un problema mayor. Un médico puede creer que la persona tiene una enfermedad distinta como, por ejemplo, esquizofrenia o depresión.
También puede ocurrir a la inversa, ya que esta enfermedad se está poniendo de “moda”; y es achacar cambios de humor o trastornos de la conducta a la enfermedad bipolar sin que realmente exista. Siempre es importante consultar a un buen especialista de confianza antes de asumir que existe o no un trastorno bipolar.
CAUSAS ORGÁNICAS
Por lo general esta enfermedad tiene una base orgánica, y está en relación con un desequilibrio electroquímico en los neurotransmisores cerebrales. A pesar de ser considerado un trastorno crónico y con una alta morbilidad y mortalidad, una atención integral que aborde todos los aspectos implicados: biológicos, psicológicos y sociales, puede a menudo (no siempre) conseguir la remisión total o casi total de las crisis, de ahí la gran importancia de que el diagnóstico de la persona afectada sea correcto.
Sin embargo, no hay una causa única para el trastorno bipolar, y actualmente el consenso científico es que
existen muchos factores que actúan en conjunto y se suman para producir la enfermedad. Debido a que el trastorno bipolar
tiende a prevalecer en las familias (más de dos tercios de las personas que padecen trastorno bipolar han tenido al menos un pariente cercano con el trastorno o con depresión mayor unipolar) los investigadores
han tratado de buscar un gen específico que se transfiera por generaciones y el cual pueda incrementar las posibilidades de una persona de desarrollar la enfermedad. Con ello, la búsqueda mediante investigación de genes sugiere que el trastorno bipolar,
como otras enfermedades mentales, no ocurre debido a un sólo gen.
CUADRO CLÍNICO
El trastorno bipolar comúnmente presenta experiencias extremas de euforia o manía, aunque a veces estos episodios «altos» no llegan hasta el extremo de la manía. Si sólo ocurre esto último es mucho más difícil de diagnosticar, ya que los episodios pueden simplemente parecer como períodos de una alta productividad del individuo. También nos encontramos con subtipos de «ciclos acelerados» donde se producen los cambios de humos (euforia o depresión) de manera muy rápida.
Las señales y los síntomas del período depresivo en el trastorno bipolar incluyen (pero en ningún sentido se limitan sólo a ellos): sentimientos constantes de tristeza, ansiedad, culpa, ira y soledad y/o desesperanza, desórdenes de sueño, apetito, fatiga, pérdida de interés por actividades de las que la persona antes disfrutaba, problemas de concentración, odio hacia uno mismo, apatía o indiferencia, despersonalización, perdida de interés en la actividad sexual, timidez o ansiedad social, irritabilidad, dolor crónico (con o sin causa conocida), falta de motivación, dificultad para tomar decisiones y confusión general enfermiza e incluso ideas suicidas.
Las personas que padecen trastorno bipolar tienen una posibilidad tres veces mayor de poder llegar a cometer suicidio que la de aquellos que padecen depresiones graves (12% a 30%).Aunque muchas de las personas que sufren del trastorno realmente nunca logran cometer el suicidio, el promedio anual de suicidio en hombres y mujeres diagnosticados con la enfermedad (0.4%) es de 10 hasta 20 veces mayor que en la población general.
TRATAMIENTO
Las modernas psicoterapias basadas en la evidencia diseñadas específicamente para el trastorno bipolar, usadas en combinación con los tratamientos farmacológicos estándar aumentan el tiempo en que el individuo está bien significativamente más que con el uso exclusivo de medicación.
Actualmente
no existe cura para el trastorno bipolar, pero puede ser controlado en la mayoría de los casos. El objetivo del tratamiento consiste en un control eficaz del curso de la enfermedad a largo plazo, lo cual puede suponer el tratamiento de los síntomas. Para lograrlo se emplean técnicas farmacológicas y psicológicas.
En cuanto al aspecto social, se debe buscar la plena integración en el entorno. Para ello es condición prioritaria la 'normalización' de éste y los demás trastornos mentales. La erradicación del estigma, de los estereotipos, prejuicios y rechazos con que se carga a las personas que padecen problemas mentales, es el mejor instrumento para que la propia persona afectada reduzca sus niveles de estrés social, que en muchas ocasiones son los que le provocan los cambios de humor extremos.
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