Todo un contraste, vivos que esperaban morir y muertos que esperan vivir.
Muchos creían o temían la posibilidad del fin del mundo este pasado 21 de diciembre de 2012. Los judíos, por contra, llevan tres milenios aguardando la venida del Mesías y en esto tiene especial relevancia el cementerio que se levanta en la colina del Monte de los Olivos.
Durante los últimos 3.000 años, las familias judías han estado enterrando a sus muertos en el cementerio Monte de los Olivos. Es uno de los lugares más sagrados en donde ser enterrado para las personas de fe judía.
Muchos judíos creen que cuando el Mesías venga a la tierra y pase sobre un pollino blanco, los muertos se levantarán de sus tumbas y caminan hacia el santo templo en la Ciudad Vieja de Jerusalén. Desde el Monte de los Olivos al cementerio hay una distancia de sólo unos pocos cientos de metros.
“Todo el mundo en ese cementerio está enterrado con sus pies hacia el Monte del Templo para que al resucitar ni siquiera tengan que dar la vuelta. Nadie va a confundirse en el camino”, dijo Ira Rappaport, de 67 años, quien se mudó de Nueva York a Israel hace 41 años y cuyos padres están enterrados en el cementerio.
“Algunos judíos también creen en una interpretación mística de las escrituras según la cual los muertos se darán la vuelta en la misma tumba para deshacerse de sus pecados”, explica Rappaport. “Pero debido a que la tierra en el Monte de los Olivos es tan pura, ni siquiera tienes que preocuparte de ello”.
EN DIEZ AÑOS NO QUEDARÁ ESPACIO
Las autoridades han descubierto más de 150.000 tumbas en el monte -el cementerio ha sido utilizado durante más de 3.000 años por lo que seguramente haya muchas aún por descubrir- pero los administradores dicen que las nuevas parcelas son cada vez más escasas.
En tan sólo 10 años, no habrá espacio para nuevas tumbas, dijo Janania Shachor, gerente de la Sociedad de Enterramientos de Jerusalén, la mayor organización funeraria de la ciudad.
El Monte de los Olivos es uno de los lugares sagrados que más visitas recibe. En otro tiempo el cementerio apenas era visitado por algunos. Ahora
los turistas pasean a lo largo de los estrechos espacios entre tumbas, leyendo las desgastadas lápidas escritas en hebreo. Es impresionante la ausencia de flores, que se consideran efímeras y vanas, y la presencia abundantísima de piedras en las superficies de las lápidas, que recuerdan lo eterno e inmutable de Dios y del hombre.
LUGAR HISTÓRICO
Algunos sostienen que el lugar data del tiempo de los reyes bíblicos y es el lugar de los sepulcros de profetas, como Zacarías, de rabinos del siglo XV. También se encuentran allí enterradas personalidades contemporáneas, como el ex primer ministro israelí Menachem Begin.
Antes de que Israel obtuviese Jerusalén Este durante la Guerra de los Seis Días en 1967, Jordania usaba las lápidas del Monte de los Olivos como señales de la calle, dijo el rabino Natan Ofir.
“Haber recuperado el cementerio es una sensación similar a la de un joven que después de muchos años viviendo lejos de casa puede volver junto al amor de su vida”, dijo Ofir.
Actualmente,
una parcela en el Monte de los Olivos tiene un coste que puede alcanzar los 22.500 dólares, con lo que se cubre desde una ceremonia junto a la tumba de unos 15 minutos al sudario y una parcela de 1,2 metros de profundidad y 60 centímetros de ancho.
Shachor, previniendo la posible clausura de los entierros en el Monte, ha abierto un nuevo cementerio en otra parte de Jerusalén, donde también se realizan enterramientos en tierra. “Tenemos que encontrar otros métodos de entierro o no tendremos ningún lugar del país para caminar con tantas tumbas”, agregó.
Si quieres comentar o