En
Twitter, Facebook y
Youtube estos últimos días es difícil evitar encontrarse un término: Kony2012. Y
esta vez no se hace referencia a una estrella del deporte o algún famoso artista, sino que es el nombre de una campaña iniciada por una organización californiana para pedir la detención de Joseph Kony.
Como dice
el vídeo que han usado para darse a conocer, Kony es un desconocido para la mayoría, aunque esté entre los más buscados por el Tribunal Penal Internacional, que espera condenarle por crímenes de guerra y contra la humanidad.
Joseph Kony es un señor de la guerra ugandés que durante 20 años cometió todo tipo de atrocidades en el país, formando un ejército de niños secuestrados con los que sembró el terror para mantenerse en el poder.
Este militar
es el líder del Ejército de Resistencia del Señor (Lord's Resistance Army, LRA), una organización paramilitar que atacó con brutalidad a la población del norte de Uganda. Reclutó aproximadamente a 20.000 niños desde el inicio de la rebelión en 1987, secuestró a más de 40.000 niños y desplazó alrededor de 1,8 millones de personas.El LRA ha estado en una guerra civil contra el gobierno de Uganda desde entonces. Si el LRA gana, Kony ha prometido que Uganda se convertirá en una teocracia, con leyes basadas en los Diez Mandamientos.
Sin embargo, los analistas consultados aseguran que el vídeo elude dos aspectos fundamentales:
Kony ya no está en Uganda, sino que se dice que podría estar escondido en Sudán o República Centroafricana, y los 30.000 niños que menciona el vídeo son los que el LRA ha secuestrado a lo largo de sus tres décadas de historia, no los que lo están en la actualidad.
En términos generales, consideran que
en ningún momento plantea un escenario realista sobre una estrategia a seguir para capturar a Kony, cuyo seguimiento popular es ahora mucho menor que hace una década, o para abordar lo que a juicio de los ugandeses es ahora el verdadero problema de la población juvenil en Uganda, los antiguos niños soldado que ahora subsisten en las calles rodeados de droga, prostitución y enfermedades letales.
CAMPAÑA PARA SU CAPTURA
El vídeo de unos 30 minutos de duración,
presenta de forma amena y conmovedora el trabajo de Invisible Children, una organización que trabaja desde San Diego (California) para motivar a las personas a implicarse en movimientos contra la esclavitud infantil. Jason Russell, director de la organización, dirige y narra esta pieza de vídeo desde un tono personal y cercano que, sin duda, ha convencido a muchos: ya ha superado las 100 millones de visualizaciones.
En Kony2012, la organización plantea que “es hora de actuar” y
pide una acción global de presión para que Joseph Kony sea por fin capturado. Para ello, propone que el 20 de abril de 2012 se produzca “un cambio en la conversación global” por medio de una implicación práctica de la comunidad global: pegando carteles, distribuyendo flyers y grabando vídeos que luego puedan subir y distribuir a través de webs, blogs y redes sociales. Todo el material necesario lo venden
desde su web kony2012.com, donde también se puede hacer una donación mensual para su organización.
Por último, piden a todas las personas que al menos compartan el vídeo en su entorno.
De un modo parecido a la forma de comunicación utilizada por Anonymous o Wikileaks, la organización ha conseguido lo que muchos sueñan: dar a conocer su mensaje de forma masiva.
UN RETRATO DEL PASADO
Los expertos consultados coinciden en la necesidad imperiosa de detener a Kony. Sin embargo, consideran que
el mensaje de Invisible Children está desactualizado. “Decir que esta campaña es una tergiversación supone un eufemismo”, explica el premiado periodista ugandés Angelo Izama a la revista 'Foreign Policy'. “Si bien llama la atención sobre el hecho de que Kony sigue fugado, el retrato de sus presuntos crímenes de guerra pertenece a una era pasada”, añadió Izama, que advierte en el mensaje del vídeo “una construcción racista: gente blanca que llega a África para salvar a niños desvalidos de las garras de un monstruo”.
“El norte de Uganda no es una zona de guerra”, indica el periodista Michael Wilkerson, quien aboga por centrarse en los problemas actuales del país, dominado desde hace un cuarto de siglo por el presidente Museveni.
“La corrupción es salvaje, los servicios sociales se encuentran al mínimo y los abusos contra los Derechos Humanos que comete el Gobierno son comunes y están bien documentados”, asegura.
UNA PRETENSIÓN PATERNALISTA
El objetivo de la campaña apunta a una incursión de las fuerzas militares de Estados Unidos en África para atrapar a Kony. El portavoz del Ejército ugandés, el coronel Felix Kulagiye, ha aplaudido la campaña, pero recordó que la última vez que había visto a Kony fue en 2007 en el estado sursudanés de Equatoria Occidental, donde acudió por última vez a unas conversaciones de paz. Desde entonces, Kony se ha negado a acudir al resto de convocatorias por miedo a ser detenido.
El Ejército ugandés lleva persiguiendo al LRA desde que el grupo fuera expulsado del país en 2006, pero los propios militares se han reconocido incapaces de obtener información reciente sobre el paradero de Kony. A tal efecto,
el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, autorizó en octubre el despliegue de un pequeño contingente de aproximadamente un centenar de efectivos en África central para encontrar a Kony, sin que hasta el momento se tenga constancia de resultados.
El Departamento de Estado de Estados Unidos está al tanto de la campaña y ha recordado precisamente la labor del contingente desplegado por Obama, pero ha rechazado completamente la posibilidad de intervenir de manera más directa para atrapar a Kony.
“No creo que nadie de la región esté a favor una incursión”, declaró este jueves la portavoz Victoria Nuland, que con todo apreció los esfuerzos de la campaña para “arrojar luz sobre las horribles atrocidades cometidas por el LRA”. Por su parte, el Gobierno de Uganda prometió hacer esfuerzos para poder capturar a Kony “vivo o muerto”.
Rosebell Kagumire, una de las mayores especialistas sobre Uganda lo resume de la siguiente forma: “La guerra es mucho más compleja que un hombre llamado Joseph Kony”.