La actual situación económica genera un estado general de ansiedad e incertidumbre, así como la sensación de impotencia del ciudadano de a pie. “Lejos queda la alegría con la que se gastaba en los primeros años del siglo”, dicen algunos.
Para ‘pasar el invierno’, la clave está en mantener la mente fría y las cuentas bajo control. Hay pautas sencillas que se pueden poner en práctica para recobrar la confianza y controlar la posible repercusión que el maremoto financiero pueda ocasionar en la economía personal.
"Lo primero que hace falta es un cambio de mentalidad", explica Alberto Matellán, director de Estrategia y Macroeconomía de Inverseguros. El especialista considera que
la esencia de la crisis reside en un exceso de deuda, acompañado de un desfase brutal de consumo "que habrá que reajustar". Y esto vale para todos: desde los gobiernos de países en problemas al responsable de hacer cuadrar las cuentas en el presupuesto familiar.
"La economía española va a tender a desendeudarse, lo que para los ciudadanos se traduce en ahorrar más y consumir menos", concurre también Gonzalo Gómez Bengoechea, investigador de Economía del IESE Business School.
PLAN DE GASTOS
Una medida simple y efectiva es aplicar al hogar una de las herramientas básicas de la empresa: el plan de gastos. Aunque parezca una obviedad, poner por escrito los gastos fijos de cada mes y asignar una 'partida' que limite los eventuales ayuda a hacerse una composición de lugar, establecer prioridades de por dónde recortar si llega el caso y, sobre todo, hacer hueco para el ahorro.
"Es la palabra mágica: ahorro", dice Matellán. Aunque el cinturón esté ya apretado, es momento de hacer un esfuerzo extra para ir alimentando un colchón, por pequeño que sea, con el que amortiguar posibles contingencias.
Hacer un presupuesto, además, permite detectar gastos evitables -como comisiones bancarias no justificadas, posible mejora de tarifas en servicios como luz, internet o teléfono- que uno sospecha pero sobre los que, por dejadez, no se había decidido a actuar.
MARCAR LA DIFERENCIA
La mayor sombra en la economía española es una tremenda ola de destrucción de empleo que deja ya cinco millones de parados y, desafortunadamente, los expedientes de empleo siguen a la orden del día. Aunque no hay una fórmula mágica para librarse de un ERE, nunca está de más buscar cómo diferenciarse en el trabajo. "Conviene fortalecer tu situación laboral: hacerse imprescindible en las empresas, esforzarse por aportar algo a la compañía que no está dando nadie más, desde la creación de valor al buen ambiente en el trabajo", explica Gómez Bengoechea.
Otra opción es aprovechar esta situación de incertidumbre laboral para formarse e intentar reciclarse, o completar la formación para que cuando vuelva el ciclo expansivo en la economía uno esté en los sectores más demandados. Eso sí, apunta Gómez Bengoechea, "hay que ser prácticos, ver qué se quiere hacer a medio plazo, a unos cinco años vista, y ponerse a ello".
Por último, "de toda crisis salen oportunidades", y a veces es el momento de arriesgar y animarse a emprender algo.
BAJO EL COLCHÓN
Pero pongámonos en el mejor de los casos: uno mantiene su trabajo, ha hecho bien las cuentas y ha conseguido ahorrar. El problema está en qué hacer con ese dinero hasta que sea necesario. "Está claro, no hay que fiarse de soluciones creativas. No es cuestión de desconfiar de todo el mundo, pero ningún tercero va a cuidar de tu dinero mejor que tú mismo", apunta Matellán, que insiste en que lo fundamental es "asegurarse de tomar decisiones racionales e informadas".
Aunque en medio del tsunami financiero en que vivimos dan ganas de guardarlo bajo el colchón, hay que recordar que los depósitos bancarios hasta 100.000 euros están garantizados por el Fondo de Garantía de Depósitos (FDG). Además, hay quienes piensan que incluso en las crisis hay oportunidades financieras.
OPORTUNIDADES DE INVERSIÓN
"Para quien tenga capacidad de ahorrar hay oportunidades de inversión muy interesantes", asegura Víctor Alvargonzález, fundador y director general de Profim, una empresa de asesoramiento financiero independiente. Para él, a partir de unos 50.000 euros, lo más recomendable son "los bonos de empresas españolas de primer nivel, incluso bancos, sólidas, solventes y diversificadas internacionalmente".
En su opinión, estas empresas se están viendo injustamente penalizadas "por el mero hecho de ser españolas" y ofrecen rentabilidades del 4% al 6%. "Ninguna de estas compañías de primer nivel va a dejar de pagar sus deudas", afirma Alvargonzález. "Antes que un depósito o pagaré en una entidad 'zombie' -que ha sido intervenida por el Estado-, recomendamos bonos de empresas SSD -sólidas, solventes y diversificadas-", repite.
Claro, que no todo el mundo tiene 50.000 euros para comprar un bono de 'empresas SSD'. En ese caso, se pueden buscar los mismos objetivos vía fondos de inversión o, y si le faltan al menos 10 años para la jubilación, en Profim sugieren aportar a un plan de pensiones mixto, con renta fija y variable, que permite "acceder a esos bonos y a un mercado bursátil de cuasi pánico, con precios muy atractivos en renta variable para un horizonte a largo plazo".
“Por último, señala Alvargonzález, otra alternativa más asequible, aunque precisa de una cuidada selección, son los fondos de retorno absoluto, que suelen ser de volatilidad baja y con objetivos muy claros de rentabilidad”.
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