La cadena pública británica BBC emitió el lunes por la noche el suicidio asistido de
Peter Smedley, un hotelero multimillonario de 71 años, que sufría una dolencia neuronal motora. El documental, llamado
Choosing to die (Eligiendo morir) recogió el momento del suicidio de Medley el pasado diciembre, en la clínica suiza Dignitas.
Además de las imágenes del hotelero tomando una dosis letal de barbitúricos para acabar con su vida, la cinta también recogió todos los pasos previos y las dudas y reflexiones del fallecido y sus familiares.
La dirección corrió a cargo del escritor
Terry Pratchett, que sufre el mal de Alzheimer y que se ha convertido en uno de los mayores activistas a favor de la eutanasia en Reino Unido, que acompañó a Smedley y a su esposa hasta los últimos momentos en la clínica suiza.
El reportaje comienza cuando Smedley abandona su domicilio en el Reino Unido y declara a Pratchett que su estado “se ha deteriorado hasta el punto de que necesito marcharme bastante pronto”. Una vez en la clínica, los espectadores británicos pudieron ver algunas de las reuniones del hotelero con los médicos y psicólogos, que le explicaron el proceso detalladamente. “Deberás beberte el vaso entero, si no, sólo te vas a dormir y no vas a morir”, le advierte un facultativo el día antes de su suicidio asistido.
“¿Estás seguro de que quieres beber este medicamento que te hará dormir y luego morir?”, le preguntan a Smedley en el que fue el día de su muerte. “Sí, estoy seguro”, contesta, en hasta dos ocasiones. Finalmente, el hotelero ingiere una dosis de Nembutal con la ayuda de chocolate, tras lo cual se le ve comenzar a respirar con mucha dificultad y llamar a su esposa, Christine, con la que estuvo casado 40 años, que le agarra de la mano. Acto seguido, se duerme y ronca profundamente, y acaba su vida.
Pratchett añade que “ha sido un acontecimiento feliz. Ha muerto tranquilo, más o menos, en los brazos de su mujer, discretamente”. No obstante, Pratchett acaba el documental confesando que tiene dudas acerca de si él podría hacer lo mismo llegada la hora de la verdad. “No estoy seguro de lo que yo hubiera hecho si estuviera en su lugar”, explicó el famoso escritor.
OPINIONES ENCONTRADAS
Al igual que ya ocurrió hace tres años, cuando el canal Sky Real Lives emitió la agonía del profesor Craig Ewert, aquejado de una enfermedad cerebral,
ha vuelto a desatarse la polémica sobre la eutanasia en Reino Unido. Allí el suicidio asistido puede suponer una pena máxima de 14 años de prisión.
La organización británica pro-suicidio asistido
Dignity in Dying declaró sobre el programa que es “profundamente emotivo y en ocasiones difícil de mirar”. “No busca esconder las realidades de la muerte asistida. Al exponer la perspectiva de una persona en el suicidio asistido, nos plantea a todos el desafío pensar sobre este importante tema y preguntarnos qué opciones podemos querer para nosotros y nuestros seres queridos al final de la vida”, dijo una portavoz.
“Censurar el debate no hará nada para ayudar a aquellas personas que sufren de manera intolerable”, afirmó la portavoz, que agregó que la realidad actual es que “la gente no solo viaja al extranjero para morir, sino que acaba con sus vidas en sus propias casas”. “Lo hacen a puerta cerrada o con la ayuda de médicos y de seres queridos que les ayudan de manera ilegal”, agregó.
Los activistas anti-eutanasia, como la organización
Care Not Killing Alliance, calificaron el programa de la BBC de “propaganda pro-suicidio asistido disfrazada de reportaje”. Alistair Thompson, portavoz de este grupo, acusó a la BBC de no ofrecer una visión equilibrada sobre este asunto, primando los programas en los que se defiende el suicidio asistido. Según Thompson, este ha sido el quinto programa en tres años en el que la emisora pública ofrece el punto de vista de un activista o un simpatizante de los partidarios de la eutanasia.
El portavoz de Care Not Killing Alliance afirmó que este tipo de programas de televisión tienen el riesgo de crear “un efecto contagio” entre las personas que están en situación vulnerable y que podrían verse animadas a cometer suicidio. “La evidencia es que cuanto más muestras esto, más suicidios habrá. La BBC tiene financiación pública y tiene la responsabilidad de ofrecer una programación equilibrada”, subrayó Thompson.
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