Ser «adicto» al trabajo es más común de lo que parece

¿Vives para trabajar o trabajas para vivir? Lo saludable sería lo segundo, pero más de uno y de dos caen en lo primero. Trabajar es un valor positivo en nuestra sociedad (dicen que dignifica), pero si empieza a sentir una necesidad irrefrenable de trabajar y piensa en ello incluso en sus días libres puede que se esté convirtiendo en un adicto al trabajo.

Pero ¿cómo puedes saber si te has convertido en un «yonqui» del trabajo? Los autores de esta investigación utilizaron como medida la Escala Alemana de Adicción al Trabajo (DUWAS por sus siglas en inglés), formada a su vez por dos subescalas: trabajar excesivamente y trabajar compulsivamente.

A través de 10 afirmaciones sobre las costumbres en el trabajo, y según la frecuencia con la que se repetían, los investigadores pudieron diagnosticar a los adictos. Las cosas que tenían que responder los trabajadores eran: «Cuando trabajo siento que estoy en una contrarreloj»; «Sigo trabajando incluso cuando mis compañeros ya han terminado»; «Es importante trabajar duro incluso cuando no me gusta lo que hago»; «Estoy ocupado constantemente»; «A menudo siento que hay algo dentro de mí que me empuja a trabajar duro»; «Dedico más tiempo al trabajo que a estar con mi familia o amigos o realizar actividades de ocio»; «Me siento obligado a trabajar duro incluso cuando no es agradable»; «Hago más de dos o tres cosas a la vez, como comer, escribir una nota y hablar por teléfono al mismo tiempo»; «Me siento culpable cuando no estoy trabajando»; y «Me cuesta relajarme cuando no estoy trabajando».

Una puntuación alta, es decir, una respuesta afirmativa a la mayoría de las cuestiones planteadas, servirán para reconocer el nivel de adicción del trabajador.