Las festividades han empezado en todo el país con una obra de teatro sobre la vida de Lincoln, representada en el mismo Ford’s Theater en el que fue asesinado a los 53 años, cuando un actor del teatro le disparó con una pistola Dillinger. En este primer acto ha estado presente Obama, estrenando junto a su mujer y un importante cantidad de invitados las nuevas instalaciones del antiguo teatro, que ha estado reformándose durante el último año y medio.
Para Barack Obama, como se sabe, no hay referente político más importante que Abraham Lincoln. Se ha repetido en todos lados el simbolismo que tuvo el inicio de su campaña electoral en la población de Springfield, donde también lo había hecho Lincoln, y el final de su andadura, en Washington, cuando juró su nuevo cargo de presidente sobre la misma Biblia que lo había hecho su predecesor lejano. Más puntos en común entre los presidentes son el estado que los dos representaron como congresistas, Illinois, y la profesión que han desarrollado, la abogacía.
Pero lo que más une al 44º presidente de los Estados Unidos y al 16º, son aspectos más ideológicos. En primer lugar, el concepto de trabajo unido en la sociedad, o si se quiere, en la nación. Lincoln defendía que pese a que la guerra civil había acabado con la vida de 500.000 personas, había sido el sacrificio por llegar a la unidad entre norte y sur. Todos los escolares estadounidenses se saben de memoria las palabras del entonces presidente, al acabar el conflicto: "Aquí decidimos que estos muertos no han muerto en vano, que esta nación bajo Dios tendrá un renacimiento de la libertad, y que el gobierno del pueblo, por el pueblo, para el pueblo, no desaparecerá de la tierra".
EL USO DE LA PALABRA PARA INSPIRAR
Precisamente el uso de la palabra como motor para cambiar la sociedad es otra característica que une a Obama y Lincoln. Ambos han inspirado a la sociedad a hacer importantes cambios mediante su oratoria, mediante ideas abstractas que pretenden inspirar a la actuación, con el objetivo de cambiar las cosas. Pese a que en un principio defendía la separación entre blancos y negros, Lincoln evolucionó en su opinión y supo convencer a sus conciudadanos de la importancia de acabar con la esclavitud. Esta nueva libertad para los afroamericanos la convertiría en regla general con la posterior constitucionalización, a través de la decimotercera enmienda a la Constitución. Un paso inicial fundamental, que al largo de estos 200 años ha ayudado a producir más huellas imborrables (como las de Luther King), para acabar cumpliendo algo que el propio Lincoln seguramente nunca se habría imaginado: que una afroamericano llegara a juras el cargo más alto, y sobre su propia Biblia.
Más aspectos en los que Obama coincide con Lincoln. Ambos han recibido el liderazgo de EEUU en medio de graves dificultades económicas. Ambos han llamado a la unidad y la reconciliación como receta. Obama ha estudiado escrupulosamente los discursos de Lincoln y de ello ha sacado lemas sencillos pero potentes como la insistencia de que no se puede hablar de un país de blancos o negros y republicanos o demócratas (Lincoln fue republicano, el actual presidente, demócrata). Obama también ha reiterado la defensa de la igualdad de oportunidades, y de forma más práctica, la intervención del Estado en la economía, otro aspecto muy presente en la actuación de Lincoln. Las obras públicas y la construcción de ferrocarriles, la ayuda a los bancos y la creación de un banco público, son compartidas también por los dos presidentes.
ALGUNOS ASPECTOS DESCONOCIDOS DE LINCOLN
Algunos aspectos más sobre Abraham Lincoln. El “Honesto Abe”, como se le llamaba, era un hombre de gran espiritualidad pero no abrazó una doctrina concreta. De hecho, no tuvo ficha en ninguna iglesia. Incluyó adversarios políticos en sus gobiernos en puestos claves -Departamento de Estado, Defensa e incluso el Tesoro-, buscando cierta transversalidad (que ahora Obama también busca imitar).
Su personalidad fue compleja y contradictoria. Se recuerda de él su sentido del humor profundo, la capacidad de encantar al público que le escuchaba y su habilidad para contar historias. Pero también una profunda melancolía, reflejada siempre en su cara. Inestable psicológicamente, estuvo a punto de suicidarse dos veces antes de cumplir los 33 años. Visionario, pero calculador a la vez, tuvo problemas familiares: detestaba a su padre, no acudió a su funeral y adoró a su madrastra. Su matrimonio fue todo menos plácido y su mujer enfermó psicológicamente.
Por ello, el columnista del New York Times, William Safire, advierte que pese a las celebraciones, "no hace falta que lo canonicemos como nuestro santo laico". Eso sí, Obama mantendrá su admiración por Lincoln: "Siento especial gratitud hacia una figura que en muchos aspectos ha hecho posible mi propia historia", dijo el martes de forma solemne. "Ha hecho posible la historia de Estados Unidos", agregó. A partir de ahora se verá si Obama también será recordado con el mismo respeto, cuando se cumpla el bicentenario de su nacimiento. Dependerá de las decisiones que tome en los próximos años.
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