No somos racistas, pero toleramos el racismo

Como en otros ámbitos, también en lo referente al racismo, nuestras ideas y nuestros actos muchas veces no se corresponden. Investigadores canadienses y estadounidenses han demostrado en un estudio que nuestro supuesto rechazo total al odio racial no se aplica a la hora de la verdad.

Los científicos comprobaron como estudiantes universitarios blancos que escuchaban a alguien realizar comentarios racistas en un estudio no confrontaban a la persona, y consideran que esto podría una de las causas que perpetúan el racismo en la sociedad.

ESTUDIO ENTRE ESTUDIANTES BLANCOS
"Las personas no piensan sobre sí mismas como si fuesen prejuiciosas, y prevén que se ofenderían mucho por un acto racista y que actuarían (en tal situación)", dice Kerry Kawakami, profesor de psicología de la Universidad York en Toronto, Canadá, cuyo estudio aparece en la revista Science. "Sin embargo, descubrimos que sus respuestas son mucho más débiles de lo que esperaban cuando en realidad presenciaban un comentario abiertamente racista", explica Kawakami en un comunicado.

Para el estudio, los investigadores han evaluado las reacciones de 120 estudiantes blancos en Canadá, que fueron expuestos a actos de racismo mientras esperaban que comenzara lo que creían que sería el verdadero experimento.

Un estudiante blanco que pretendía ser uno de los participantes en el estudio hizo un comentario racista sobre un participante negro que abandonó brevemente la sala. Los comentarios variaban entre injurias leves y otras extremadamente graves. Cuando el estudiante negro regresaba, a los participantes reales se les pedía que escogieran un compañero para el ejercicio siguiente. El 63% de los participantes escogía como compañero a la persona que había hecho el comentario racista.

DESEQUILIBRIO ENTRE LO QUE SE PIENSA Y SE HACE
"Todos estábamos sorprendidos por la discrepancia entre lo que la gente creía que haría y lo que en realidad hacían cuando eran puestos en esa situación", explica John Dovidio, investigador de la Universidad de Yale en Connecticut, que también trabajó en el estudio. "No rechazaban a la persona que hizo el obvio comentario racista, y de hecho mostraban una leve tendencia a querer trabajar con esa persona", afirmó.

También se ha comprobado, en el estudio, que quienes experimentaban el hecho (comentarios racistas sobre terceros) resultaban menos afectados por la situación que aquellos que lo leían o lo veían en video. Estos últimos tenían más tendencia a decir que no tenían interés en trabajar con la persona racista. "Parte de esto podría deberse a la situación. No tenemos mucha experiencia sobre cómo responder", considera Dovidio.

Irónicamente, añadió, muchos otros estudios han descubierto que la gente que es confrontada después de realizar comentarios racistas suele tener menos valor para repetir su comportamiento, a partir de ese momento. "Al no hacer nada, en realidad estás contribuyendo" a que el racismo siga perpetuándose, aún cuando la gran mayoría de la sociedad lo rechaza.