Cada vez más se están girando algunos papeles entre padres e hijos, explica Rodríguez. La autora ha descubierto la incertidumbre que produce en algunos adolescentes tener que pronunciar frases como éstas: "no vuelvas tarde esta noche, mamá", "vigila, no bebas demasiado en la fiesta, papá", "no me expliques tus ligues, por favor".
Muchas veces los roles familiares se invierten. Es el padre (o la madre) quien sale de fiesta hasta la madrugada, quien no llama para decir que vendrá tarde. Son también los que se apropian muchas veces de la ropa del hijo, usa su maquillaje, su perfume y escucha su música. El que le chantajea. El que pide consejo al joven adolescente para frecuentar un local nocturno, escoger un restaurante o viajar a una ciudad de moda. Copia su forma de hablar, usa el chat o roba los libros de su estantería. En algunos casos el intento de rejuvenecer el estilo de algunos padres no sólo consiste en copiar a sus hijos, sino que llega incluso al punto de abrir una clara competición entre generaciones, que provoca una clara desafección en los hijos.
Añade Javier Elzo, catedrático de sociología en la universidad de Deusto, que los adolescentes se identifican mucho en función de iconos como el móvil o la ropa. Pero también aquí lamentan "que los mayores se hayan copiado esos símbolos que son nuestros". Los adolescentes del siglo XXI buscan un lugar que les ha sido arrebatado por adultos que quieren ser más jóvenes que ellos. ‘Huérfanos’ de adultos y de referencias, no encuentran su propio espacio, cada vez más invadido por gentes que viven casi como ellos pero les doblan la edad.
PADRES QUE BUSCAN SEGUNDAS OPORTUNIDADES
A menudo el perfil de estos adultos suele ser el de padres que se han separado y buscan su segunda, o tercera oportunidad. Reinician una vida nocturna que hacía años que habían abandonado. "Mi hija de diecisiete años, cuando vuelvo de fiesta, me pregunta demasiado. Se preocupa si no llamo antes, si no llevo preservativos en el bolso, si me pongo demasiado escotada", explica Andrea Vilà, 48 años, administrativa. "Yo sólo quiero una segunda oportunidad, encontrar alguien en mi vida, no creo que eso sea tan grave. He estado siempre pendiente de su educación. Ahora me toca a mí y creo que estoy en mi derecho".
Andrea se siente fiscalizada por su propia hija. Y su hija siente desconcierto. "La chica se siente primero confundida, después no sabe cuál es su lugar y, finalmente, hace cosas para llamar la atención - explica Rodríguez-lo cual, tarde o temprano, afecta a la construcción de su identidad". La adolescente pierde el concepto de "yo soy esto" y se define por lo que no es: ‘yo no soy como ella’."Esta oposición y rivalidad no está carente de rabia”, expone la psicóloga.
Jordi Royo, psicólogo clínico, cree que en las sociedades desarrolladas se está empezando a dar un preocupante síntoma. Se trata del ‘adojoven’, un “joven que sigue siendo adolescente y no se ha esforzado en dejar de serlo”. Pero al mismo tiempo advierte que el problema puede se precisamente que "a veces, ¡los propios padres son todavía adolescentes!".
Y ante esta competencia por ver quién tiene una identidad más joven, aparece la huida. Los hijos se van de casa “muy pronto y se van primero las mujeres", explica el sociólogo Andreu López, para que, irónicamente, los “padres se independicen de los hijos”.
VALORES QUE SEAN FRESCOS
Elzo, explica más tendencias juveniles en una reciente e interesante radiografía de la juventud española. Basado en un estudio en función de 272 escolares de entre 16 y 18 años, “La voz de los adolescentes” nos dibuja un perfil de joven que apuesta por valores como el pacifismo, la tolerancia o la ecología, pero que a la vez se despreocupa por la responsabilidad y el compromiso.
La excusa para esta contradicción es que consideran "algunos temas" propios de otra generación. Destaca el caso de la religión. Los adolescentes viven, según los expertos, centrados en lo próximo y cercano. Temen retroceder y proyectar demasiado lejos en el tiempo. Por eso hay muy poco interés en la historia, y el futuro les produce más temor en lo personal que en lo profesional. Lo que realmente les produce pánico es “La soledad, el aburrimiento y el silencio”.
Pero no sólo, como hemos visto, se da una invasión de lo adulto en la esfera adolescente. El movimiento también es al revés. "Los jóvenes españoles han contextualizado el consumo del alcohol como un hábito adulto", explica Elzo. Algo que, como el fumar, se inicia por imitación al mayor.
Si quieres comentar o